Tras su visita a uno de los lugares considerados como el epicentro del narcotráfico en el país, la comunidad de “La Aguililla” en el estado de Michoacán; el nuncio apostólico Franco Coppola comentó que llegó a la conclusión que tanto el Estado como la sociedad y la Iglesia, deben estar unidos en el combate a la violencia.
[…] No es una cosa que el Gobierno pueda resolver solo enviando el Ejército, la Guardia Nacional y la policía porque es una llaga social. Es necesario que toda la sociedad pueda poner su contribución para resolver un problema que viene de mucho tiempo atrás”.
Luego que un arzobispo de Apatzingán contara al nuncio italiano la situación vivida en la zona de Tierra Caliente en Michoacán, y después de enviarle una serie de fotos, Coppola decidió visitar el lugar y ofrecer una pequeña misa para los habitantes de “La Aguililla”.
Así, el pasado 23 de abril, el nuncio se reunió con cerca de mil personas del poblado bloqueado por narcotraficantes y ofreció una misa en lo que él relata como un escenario de guerra.
[…] Se veían vehículos quemados, el impacto de balas, tiroteos y granadas. Se caminaba en un escenario de guerra”.
El nuncio Franco Coppola dijo además que no tuvo miedo de la situación pues desde hace mucho tiempo que ha confiado su vida al “cuidado de Dios”, por lo que tuvo fe que se encontraría bien durante su visita.
Por otro lado, el representante del Papa comentó que en administraciones pasadas una visita de esta naturaleza habría sido impensable pues se trataba de negar el problema de violencia por cuestiones de imagen para México en el exterior.
Mientras tanto, la actual administración de gobierno admite el problema de violencia e incluso ha solicitado ayuda del Vaticano para instaurar la paz en el país.
JP
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