Nahum Torres | @nahjum
Si a alguien se le debe la idea de que en Colombia se habla el mejor español de América es, sin duda, a Rufino José Cuervo (Bogotá, Colombia, 1844 - París, Francia, 1911). Su incansable labor en promover el buen uso del castellano, pero sobre todo, sus estudios históricos, gramaticales y etimológicos consiguen en Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano (1872-1899) una de las mayores obras sobre esta lengua que, en España “representa una evolución autóctona del latín” y una imposición en el continente americano, donde se ha aclimatado en cada país hispanoparlante.
El castellano en América es un compendio de aquel volumen, un extracto, en el que Cuervo nos guía por las divergencias que separan el habla popular, familiar y literaria desde una posición de divulgador -ameno, cortés, sereno-, siempre puntual y sobre todo, con conocimiento de causa, lo que da cuenta de la vigencia de esta obra publicada originalmente en 1935.
Con sus investigaciones, Cuervo buscaba la homogenización del castellano -ateniéndose fiel al centro de unidad, es decir, a Castilla- desde una visión integradora, donde “la patria no cabe en las formas caprichosas de la nacionalidad” (...) “de suerte que por un sentimiento instintivo somos en cierto modo compatricios de cuantos hablan nuestra misma lengua”. Para el filólogo bogotano, buscar la unidad de la lengua vigoriza las simpatías y las relaciones de nuestros pueblos “hasta hacerlos uno solo.” (Vaya utopía).
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