Hace ocho años, el viernes 10 de octubre de 2014, el parlamentario ruso Leonid Eduardovich Slutsky lanzó una acusación ante la Duma, Rusia, dijo entonces, tenía “pruebas irrefutables” de que algunos países occidentales estaban enviando armas a Ucrania y brindando asesoría militar.
La agencia rusa RIA Novosti daba cuenta de la información, que luego se reproduciría en distintos medios de ese país. Era así como el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Duma Estatal, una vez más amplificaba el discurso desde el Kremlin contra Occidente y subrayaba la frágil paz en territorio ucraniano, y los riesgos para su país en materia de seguridad.
“Desde el inicio de la desestabilización de la situación en Ucrania, Estados Unidos y las instituciones de la Unión Europea están constantemente prestando apoyo político, financiero y moral a Kiev, y ahora lo están aumentando”, citaba entonces la agencia de voz de Slutsky.
Y es que ese ha sido el papel del parlamentario de 53 años —de los cuales 23 ha sido miembro de la Duma Estatal—, y que ha centrado su agenda en los territorios que se han independizado de Rusia.
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Ahora forma parte de la delegación rusa en las negociaciones ante la crisis en Ucrania, y se trata de un personaje clave, de acuerdo a distintas publicaciones, porque además de tener la confianza del presidente Vladimir Putin, y le ha probado su lealtad, conoce la región, los informes internos sobre los intereses rusos y tiene amplios contactos políticos y económicos en la zona.
Pero también Slutsky podría ser uno de los personajes a los que se refirió el martes, en su discurso sobre el estado de la Unión, el presidente Joe Biden, al señalar que los oligarcas que están siendo investigados por el Departamento de Justicia de Estados Unidos y contra quienes advirtió que “van por ellos”.
Desde 2014 forma parte de la lista de personajes de interés del Departamento del Tesoro por “su papel en la invasión rusa de Crimea en 2014”. Pero hay algo más: aunque el funcionario ruso ha intentado mantener a lo largo de los años un perfil personal discreto, su hija de 11 años, a quien envió a estudiar a una escuela muy costosa en Suiza (que su salario y el de su esposa no podrían pagar), sin querer lo exhibió en septiembre de 2021 en actos de corrupción en su redes sociales, especialmente TikTok. Desde entonces se le relacionó en las redes de corrupción de contratos con el gobierno ruso.
La joven fue ubicada por periodistas que investigan los casos de corrupción en Rusia citados por OCCRP,y evidenciaron que en distintos videos con el título “Rich” o “Me encanta ser rica”, presumía fajos de dólares o billetes de 5 mil rublos, distintos artículos adquiridos en Louis Vuitton, vacaciones en un exclusivo centro de Turquía o un auto Bentley Mulsanne de su mamá.
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