Aunque ya quedó evidenciado que el director de la empresa paraestatal Exportadora de Sal (ESSA), Nonato Antonio Avilés Rocha, no sólo otorgó contrato a dos de sus primos y le vende sal a su sobrino político, Ramón Martínez Leyva —a quien incluso quiere concesionarle la compañía—, desde la Presidencia de la República no se ha dado alguna instrucción para llamarlo a cuentas, mucho menos para revisar lo que está haciendo, y tal parece que el director de ESSA está tan tranquilo que su sobrino, el joven Ramón, sigue ofreciendo entre empresarios la venta de sal a menor precio, pues como él la consigue barata puede hacer atractivos descuentos. Dicen los que saben que con sus ofertas ha recorrido varios estados del norte del país, en donde da entre 20 a 22.50 la tonelada, dependiendo la calidad. Si este caso no se atiende, será el primero que el presidente Andrés Manuel López Obrador tolere dentro de su gobierno, violando una de sus más importantes reglas: no beneficiar a parientes. En una semana el Presidente planea viajar a Baja California Sur, quizá aproveche para conversar con don Nonato.