Las remesas que pueden desaparecer
Uno de cada cinco mexicanos en Estados Unidos trabaja en construcción, pero ese sector se reporta a la baja y adicionalmente los migrantes mexicanos enfrentarán costosas tasas de interés de sus propios créditos; ¿qué se espera? malas noticias: que los envíos disminuyan
Las remesas que envían las familias desde Estados Unidos han sido, para el gobierno mexicano, un alivio en la crisis económica. En 2021 representaron más de un billón de pesos para la economía. Pero podrían caer.
Los estímulos económicos que el gobierno de Estados Unidos otorgó a las familias y empresas contribuyentes en 2020 y 2021, como parte de la reactivación económica que se buscaba tras la crisis sanitaria, y que conjugado con bajas tasas de interés animó el consumo y ello a su vez trajo un boom en el mercado laboral de esa nación, que ahora está en peligro.
Para tener una idea de lo que representa, de cada cinco dólares que se envía en remesas a nuestro país, uno proviene del sector de la construcción estadounidense.
›Tan espectacular fue el crecimiento económico de Estados Unidos que en 2021 se tuvo un Producto Interno Bruto (PIB) de 6.9%, superando las expectativas de los economistas e instituciones financieras, lo que se tradujo en más empleo para los ciudadanos de ese país, pero también para los migrantes mexicanos, que ante la negativa de los estadounidenses nativos
de tomar las ofertas laborales fue una oportunidad de oro para sumar otro ingreso a sus finanzas, y eso se reflejó en las remesas que llegaban a México.
En el empleo de la construcción es donde se concentra el mayor número de mexicanos, ya que uno de cada cinco, documentado e indocumentado, está en este sector, revela un estudio de BBVA Research.
Se calcula que en Estados Unidos hay cerca de 12 millones de ciudadanos nacidos en México que migraron. Pero en total, nacidos y no nacidos en ese país se calcula son 39 millones de mexicanos. Y sólo en el sector de la construcción más de ocho millones de ellos.
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La aceleración en el consumo por los estímulos, aunado a las disrupciones en las cadenas de producción y suministro global trajeron un grave problema a esa economía y al resto del mundo, la inflación que pronto se convirtió en una persistente y alta que aún no se ha controlado.
Este problema ha obligado a las autoridades monetarias de Estados Unidos a incrementar la tasa de interés a una velocidad no observada, y a retirar los estímulos económicos gradualmente, una forma de inhibir el consumo y desinflar los precios.
Está medida ha traído consigo repercusiones principalmente en el mercado de crédito, que ya muestra cautela y una retracción en su crecimiento. Un descenso que ha confirmado la Asociación de Agentes Hipotecarios de Estados Unidos, en cuanto las peticiones de crédito inmobiliario.
Este fenómeno afecta a esa cadena de valor en la que se incluye a la construcción. Los números son reveladores: El Índice del Mercado Hipotecario se encuentra en un mínimo desde 1997, es decir, en uno de 25 años atrás.
Una menor demanda de vivienda lleva al sector de la construcción a retraerse y hay un riesgo alto de perdida de empleos, donde cerca del 21% de los migrantes mexicanos están ocupados y de donde provienen proporcionalmente el mayor número de remesas hacia México.
Finanzas en riesgo
Las señales de una recesión han comenzado a encenderse donde una caída en el consumo a crédito ya se observa y la construcción registra números negativos.
Aunque podría haber un salvavidas en el plan de infraestructura de la administración del presidente Joe Biden, que pretende ampliar redes, carreteras e incluso crear infraestructura para los automóviles eléctricos en un lapso de 10 años, con un presupuesto de 1.2 billones de dólares.
Pero eso será a largo plazo, en este momento el riesgo es real de que se avecina una pérdida de empleos en la construcción, y de profundizarse la recesión económica no sólo será en ese país y ese sector, sino que arrastrará a México debido a la gran integración económica que existe actualmente.
La economía estadounidense ha perdido ímpetu y está desacelerando abruptamente, el impacto aún no se percibe en México, porque las remesas siguen creciendo; sin embargo, el riesgo de que pronto pierdan ese dinamismo, es alto.
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