La elección para presidente del Senado dejó con mal sabor de boca a la oposición, que esperaba que Ricardo Monreal diera el paso para adelante y que él se quedara con la Presidencia.
Monreal operó para que resultara su candidato, Alejandro Armenta, con lo cual ganó la partida al presidente Andrés Manuel López Obrador y al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien era el responsable de que Higinio Martínez, el candidato de Palacio, fuera electo.
Monreal decepcionó a la oposición, pero dicen los que saben, su razón para no dar ese paso adelante fue no abrir, no una batalla, sino la guerra contra don Andrés.
No se dejó, pero no profundizó el reto, porque, agregan los que saben, necesita ganar tiempo, el más posible, antes de que sea imposible que siga más en Morena.