Para una empresa, tener a su fuerza laboral trabajando de forma remota de tiempo completo puede representar dificultades. Trabajar desde casa hace que los trabajadores se aíslen, participen en menos conversaciones en tiempo real y pasen menos tiempo en reuniones de trabajo, lo que podría tener implicaciones para adquirir y compartir nueva información y por tanto para la productividad y la innovación en el futuro.
Este es el principal resultado de un nuevo estudio hecho con más de 61 mil empleados de la empresa de informática Microsoft y publicado hoy en la revista Nature Human Behavior.
“Históricamente, medir los efectos causales del trabajo remoto ha sido difícil, porque solo a ciertos tipos de trabajadores se les permitía trabajar fuera de la oficina. Eso cambió durante la pandemia, cuando casi todos los que podían trabajar desde casa debían hacerlo”, dice David Holtz, uno de los coautores de la investigación, profesor en el Instituto de Ciencia de Datos de Berkeley y quien estaba haciendo el doctorado en la MIT Sloan (Iniciativa del Instituto Tecnológico de Massachussets) sobre Economía Digital.
Los investigadores hicieron un análisis de los correos electrónicos, los mensajes instantáneos, las llamadas, las reuniones y las horas de trabajo y datos como la antigüedad de la mayoría de los empleados de Microsoft en Estados Unidos (todos despojados de su contenido e información de identificación).
Entre sus principales hallazgos está que las redes de colaboración de los trabajadores se volvieron menos interconectadas, las personas se comunicaban con menos frecuencia entre sí, tanto en grupos formales como informales. Los trabajadores dedicaron alrededor de 25% menos tiempo a colaborar con colegas de diferentes grupos; en contraste, se comunicaron con más frecuencia con las personas en su red interna.
Por otra parte, el trabajo remoto hizo que los trabajadores pasen más tiempo utilizando formas asincrónicas de comunicación, como plataformas de mensajes y correo electrónico, y menos tiempo manteniendo conversaciones sincrónicas en persona, por teléfono o por videoconferencia.
Por investigaciones anteriores realizadas también en el MIT por Alex Pentland se sabe que las conversaciones informales entre empleados (a la hora de la comida o del café) son las más relevantes y productivas para la generación de innovaciones.