Las finanzas públicas están en riesgo. El menor crecimiento económico reportado, una alta inflación y los probables incrementos en la tasa de interés que pueda ejercer el Banco de México, amenaza con generar un problema para que la administración de Andrés Manuel López Obrador pueda cubrir todos los gastos e inversiones planeadas para este 2022.
El análisis de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público sobre el crecimiento para 2022 anotó que el Producto Interno Bruto alcanzaría un 4.1%; sin embargo, la prolongación de la pandemia y la llegada de nuevas variantes de la Covid-19, así como un débil mercado interno ponen en jaque la estimación.
Recientemente, una encuesta de Banco de México a especialistas en economía del sector privado mostró que el crecimiento económico esperado para este año podría ser de 2.2%, la mitad de lo que planeó el gobierno en el Presupuesto de Egresos de la Federación, que ahora es parte de la Ley de Ingresos 2022. Además, a este recorte en la estimación de crecimiento para este año se le debe sumar que Hacienda esperaba que en 2021 el PIB fuera de 6.3%; no obstante, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reveló que el avance sólo alcanzó 5%, lo que significó un aumento nominal de casi un billón 252 mil millones de pesos respecto a lo que se tenía en 2020 en la economía mexicana.
Esto quiere decir que el gobierno tendrá menor margen de maniobra para disponer de más dinero sin endeudarse más de lo permitido por la propia ley, ya que el gasto programado que esperan las autoridades es de siete billones 88.2 mil millones de pesos para este 2022, lo que representa el equivalente al 27.2% del Producto Interno Bruto de nuestro país.
Mientras que lo ejercido en 2021 ascendió a seis billones 738.8 mil millones de pesos, lo que equivale el 25.8% del valor del PIB nominal a precios corrientes. El aumento en el gasto se calcula respecto al muy probable crecimiento económico del país en un año, además de indicadores como la inflación no deterioren a las finanzas y al gasto público.
Se ganó más, pero se gastó mucho más
La Secretaría de Hacienda informó la semana pasada que los ingresos presupuestarios rompieron récord y que fueron mayor a lo estimado en un principio. Sin embargo, también se debe resaltar que el gasto creció en mayor proporción que los beneficios, que en términos llanos significa que entró más dinero por el crecimiento, pero también se desembolsó más por factores que atacaron la economía, como la debilidad del mercado y la alta inflación que se calculó muy por debajo de lo observado en 2021.
De acuerdo con el reporte de Finanzas Públicas y Deuda Pública, se tuvo un 5.6% real más de ingresos, que fue el equivalente a 421 mil 963.7 millones de pesos, pero al mismo tiempo el gasto aumentó en 6.4% real, similar a 481 mil 713.8 millones de pesos, lo que quiere decir que el dinero fue más pero rindió menos, porque se ejecutó lo aprobado por el Congreso.
›Durante 2021 se previeron ingresos por cinco billones 538.9 mil millones de pesos, pero se logró que aumentarán a cinco billones 960.9 mil millones de pesos, que se puede decir fue un golpe de suerte por los altos ingresos que se obtuvieron en el tema petrolero, ya que de estos ingresos se desprendieron casi 220 mil millones extras a lo proyectado, pero de 550.6 mil millones respecto a lo captado un año atrás, sin lo cual, las finanzas públicas de haber mantenido el ritmo en el gasto habrían arrojado un mayor déficit al que se observa ahora.
Para ser más claros, un crecimiento menor representa para las finanzas públicas presión en los ingresos con un gasto programado ya puesto en marcha y que está comprometido, como son los proyectos de inversión, las pensiones, los sueldos y salarios del propio gobierno, programas sociales, entre otros que garantizan la operatividad de la administración.
José Luis Clavellina Miller, director de investigación del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) comentó sobre las expectativas del PIB, “el crecimiento fue menor a lo que se anticipaba en 2021, y que este año también se va a crecer menos de lo que se esperaba, según algunas encuesta que se conocieron”.
“Si asumiéramos que pueda ocurrir que el crecimiento va a ser de 2.3% este año, eso implicaría una recaudación menor en 0.21% del PIB, alrededor de 62 mil millones de pesos, utilizando los mismos números que trae Hacienda en el Paquete Económico”, explicó Clavellina Miller a ejecentral. Refirió que eso únicamente por el lado del crecimiento que está siendo ajustado a la baja por los economistas de las instituciones financieras. Los expertos han manifestado que el entorno económico empeorará para el país, de hecho, el propio Banco de México reveló en su Programa Monetario 2022, que la economía mexicana seguirá afrontando un entorno incierto.
También prevé que la actividad económica retomé una senda de recuperación basada en la demanda externa como por la interna; sin embargo, el instituto monetario considera que se continuará con un entorno complejo ante la incertidumbre global por la evolución de la pandemia y la aparición de nuevas variantes del virus, además de qué suponen que los cuellos de botella continuarán afectando la cadena de suministros.
›De una forma más explícita, Clavellina consideró, “la tasa de fondeo interbancario esperada por la encuesta de Banxico para el cierre de este año sería de 6.84%, y de mantenerse esa estimación, el costo de la deuda aumentaría en alrededor de 45 mil millones de pesos que es el 0.16% del PIB”. Pero destacó que por el momento el gobierno tiene tasas de interés negativas. Mientras la inflación fue de 7.36% el año pasado, explicó, los réditos fueron más bajos y esa diferencia le puede favorecer a la administración por el momento.
En cuanto al impacto en la deuda pública que pueda conllevar los aumentos en la tasa de interés del Banco de México, el ejecutivo del CIEP señaló, “ocurre algo parecido (al recorte del crecimiento), por ejemplo, dicen que por cada 100 puntos base de aumento en la tasa de interés habría un aumento del gasto no programable por el pago de intereses de la deuda de 0.09% del PIB”.
En términos llanos, un menor crecimiento y mayores tasas de interés traen consigo costos que podrían ampliar el déficit presupuestario del Gobierno Federal. Para el año que acaba de terminar, el déficit del balance del sector público alcanzó los 757 mil 789.6 millones de pesos, el mayor en los registros de la Secretaría de Hacienda al menos de este milenio.
Este déficit histórico en el balance del sector público, de acuerdo con el director del CIEP, no es malo, siempre y cuando se ejerza el gasto y se obtengan los recursos de acuerdo con la planeación que elabora la Secretaría de Hacienda.
“Si el gobierno no hubiera gastado más (en 2021), a lo mejor tendríamos una menor deuda, pero también un menor crecimiento, por lo que se hubieran atendido menos programas sociales”, detalló Clavellina. “No sólo es recaudar y ahorrar, sino gastar de una forma eficiente”.
La incertidumbre
Para este año, la Secretaría de Hacienda pretende que los ingresos tributarios alcancen casi cuatro billones de pesos, una meta alta ante las bajas expectativas económicas de México y a nivel global que han sido recortadas por varios organismos internacionales, recientemente.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que el PIB de este año sea de 2.7%, mayor a lo que los economistas en México han calculado, no obstante es una tasa menor a la estimada en octubre pasado de cuatro por ciento. Ante las previsiones, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró el miércoles que el crecimiento para este año será de 5%, contrariando a las instituciones financieras.
Aunque los objetivos podrían ponerse en peligro para las finanzas públicas dependen de ingresos petroleros mayores por los altos precios de los energéticos actualmente, pero que pudieran tomar un rumbo incierto ante la poca certidumbre económica global que encierra aún la pandemia.
El Banco de México, siendo la autoridad en materia monetaria y que mide probabilidades en los entornos interno y externo ha manifestado que la economía mexicana seguirá afrontando un entorno incierto, y no sólo por la pandemia, sino por aspectos que afectan la producción global como los cuellos de botella en logística y suministros.
A esto se suma el gasto del Estado con un mayor costo de oportunidad ante la escalada de precios por los efectos inflacionarios, esto significa que de los proyectos contemplados, los insumos pudieron haber tenido cambio en el importe o ya no están disponibles, por lo que hay que pagar un costo mayor a lo anticipado, lo que reduce el poder del dinero disponible.
Ejemplo de ello, el gasto en Dos Bocas, que se había estimado en ocho mil 900 millones de dólares y aumentó casi 12 mil 500 millones de dólares, esto como efecto de la inflación y los problemas en las cadenas de suministro que han encarecido los insumos básicos.