Sucedió el martes pasado, durante una comida en donde platicaban preocupados Jesús Zambrano, el diputado exlíder de la bancada del PRD, Guadalupe Acosta Naranjo, otro expresidente de ese partido y fundador de la corriente de Los Galileos, y Francisco Martínez Neri, actual coordinador de los diputados perredistas, que son producto de la corriente llamada popularmente como Los Chuchos. Dicen los que saben que andaban como en busca de una luz que les permita sobrevivir después de 2018, comentando las encuestas en las que, por cierto, el PRD marcha sólido en cuatro lugar, muy lejos de Morena. Parte de la plática se centró en el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, y de cómo le van a hacer para que no intente, con todo, imponer a su hijastro Rodrigo Gayosso como candidato del partido a la gubernatura, porque lo que quieren es amarrarse con el PAN en coalición para lograr respaldo en otras entidades donde requieren de su ayuda. Pero los camaradas no sólo pensaban en el PAN. Para sorpresa de quien escuchó sus tribulaciones, decidieron buscar a Pablo Gómez, que recién los mandó a volar, para preguntarle cómo le iba con Andrés Manuel López Obrador, a quien le fue a tocar la puerta. Oséase, los aliancistas que detestan a su excandidato presidencial, empiezan a verlo como una posibilidad porque el barco del Sol Azteca se está hundiendo.