La Cámara de Diputados se tuvo que ir a un reloj de arena mojada para darle la vuelta a la ley porque no aprobaban el presupuesto. La razón no eran las protestas o que San Lázaro estuviera bloqueada, sino la rebelión interna contra los deseos del presidente Andrés Manuel López Obrador. Todo se solucionó con un mensaje que envió el mandatario poco antes de ir a votar, a través del coordinador de Morena en el Congreso, Mario Delgado. El mensaje del Presidente, dicen los que saben, es que fueran a votar y que lo hicieran tal y como estaba el dictamen que se redactó en la Cámara de Diputados, porque de otra forma, era la amenaza presidencial, habría “severas” consecuencias a quien se abstuviera o votara en contra. Clarísimo ni el palo. Votaron como les habían indicado, de la manera como les ordenaron.