El gobierno de Guatemala quiere extraditar lo antes posible al exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, porque sabe tanto que teme por su vida. En la prisión militar en la capital guatemalteca, don Javier no parece estar en la misma sintonía. De entrada, tiene un teléfono celular, cuyo número (no se lo dé a nadie) es el 50246685310, que no siempre contesta, pero que cuando lo hace, después de preguntar exactamente quién está llamando, dice que no corresponde al veracruzano. Por ese teléfono, dicen los que saben, el exgobernador se comunica con sus incondicionales, varios de ellos diputados federales, como Alberto Silva y Édgar Spinoso, para transmitir amenazas. Sí, leyó bien. Amenazas para intimidar a quienes colaboraron con él en el gobierno de Veracruz para que no se les ocurra comenzar a dar información que pueda incriminarlo, ya sea a la PGR o a los medios de comunicación, que hicieran más difícil que pudiera tener un regreso a México más controlado y con un horizonte cercano para recuperar su libertad.