Las alianzas estratégicas, el mundo que ve EU

19 de Enero de 2025

Las alianzas estratégicas, el mundo que ve EU

México deberá revisar la agenda de seguridad nacional de su vecino estadounidense y decidir si se sintoniza a ella o no

Estados Unidos ha alineado todos sus esfuerzos institucionales a lo que ha definido como “un punto de inflexión” para el mundo y que dará forma al futuro orden internacional.

Su Estrategia de Seguridad Nacional tiene cinco pilares que influirán la agenda internacional, y especialmente la mexicana, pues plantea una reducción en los límites fronterizos para su seguridad e “ir más allá de los Tratados de Libre Comercio tradicionales; estamos trazando nuevos acuerdos económicos para profundizar el compromiso con nuestros socios”.

Para conseguirlo, la agenda de seguridad se plantea usar todas sus capacidades y sus alianzas “para superar a nuestros competidores estratégicos, impulsar la acción colectiva sobre los desafíos globales y dar forma a las reglas del camino para la tecnología, la ciberseguridad y el comercio y la economía”.

Los tres primeros pilares de la Estrategia de Seguridad Nacional estadounidense interesan a México, porque definen el fortalecimiento económico, la forma en que plantea sus alianzas y cómo define a sus enemigos.

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El primer pilar establece que han “roto la línea divisoria entre política exterior y política interior. Entendemos que si Estados Unidos quiere tener éxito en el extranjero, debemos invertir en nuestra innovación y fuerza industrial, y desarrollar nuestra resiliencia en casa. (...) para promover la prosperidad compartida a nivel nacional y defender los derechos de todos los estadounidenses, debemos moldear de manera proactiva el orden internacional de acuerdo con nuestros intereses y valores”.

Así que plantea invertir en la fuerza laboral interna y en sectores y cadenas de suministro estratégicos, “especialmente tecnologías críticas y emergentes, como microelectrónica, computación avanzada, biotecnologías, tecnologías de energía limpia y telecomunicaciones avanzadas”. Un crecimiento que también visualiza de manera regional.

El segundo pilar, se refiera a las alianzas las cuales considera su “activo estratégico más importante y un elemento indispensable que contribuye a la paz y la estabilidad internacionales”, por ello debe impedir que alguna región prevalezca el caos o sea dominada “por un poder hostil”.

Por ello contribuirá en fortalecer “instituciones transparentes, inclusivas y responsables. Juntos, apoyaremos una gobernabilidad democrática efectiva que responda a las necesidades de los ciudadanos, defenderemos los derechos humanos y combatiremos la violencia de género, abordaremos la corrupción y protegeremos contra la interferencia o coerción externa, incluso de la República Popular China, Rusia o Irán”.

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Y el tercer pilar que también debe importar a México, por tener una relación comercial creciente con los chinos, y ha estrechado su relación con los rusos, cuando Estados Unidos en su agenda visualiza a China como “el desafío geopolítico más importante de Estados Unidos”, y a Rusia como “una amenaza inmediata y continua para el orden de seguridad regional en Europa y es una fuente de interrupción e inestabilidad a nivel mundial”.

Por lo pronto, la estrategia estadounidense ya provocó respuestas de China: “El pensamiento de la Guerra Fría y los juegos de suma cero, los conflictos geopolíticos sensacionalistas y la competencia entre grandes potencias son impopulares y poco constructivos”, expuso el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Mao Ning.

Puntos sustanciales

Estos son tres puntos de acción de la agenda de seguridad estadounidense:

1) Invertir en las fuentes y herramientas subyacentes del poder y la influencia estadounidense.

2) Construir la coalición de naciones más fuerte posible para mejorar nuestra influencia colectiva para dar forma al entorno estratégico global y resolver los desafíos compartidos.

3) Modernizar y fortalecer nuestras fuerzas armadas para que estén equipadas para la era de la competencia estratégica con las principales potencias, manteniendo al mismo tiempo la capacidad de interrumpir la amenaza terrorista interna.

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