Cerca de cinco millones de electores votaron a favor del proyecto de una nueva Constitución en Chile, sin embargo fue insuficiente y perdieron ante los 7.9 millones de votos que dieron un espaldarazo al referéndum.
Aunque se trata de “solo una etapa del proceso constituyente”, la organización defensora de derechos humanos, Amnistía Internacional (AI), lamentó el resultado del referéndum que “tenía la oportunidad de mejorar las condiciones de vida de todas las personas en Chile”, indicó en un comunicado.
El proyecto para la nueva Constitución fue votado el pasado domingo, con un resultado negativo del 61.87 por ciento de los sufragios, de acuerdo al Servicio Electoral de Chile: “Es un día triste”, comentó la vicepresidenta segunda de Gobierno y ministra de Trabajo y Economía social, Yolanda Díaz.
“La ciudadanía chilena ha dado una lección de democracia”, añadió Díaz, además de confiar en que el proceso constituyente pueda avanzar a través del diálogo.
En octubre de 2020 casi el 80 por ciento de los electores en Chile votó a favor de la creación de una nueva Constitución; desde entonces 155 constituyentes redactaron el documento que fue votado en las urnas el pasado domingo, pero que solo consiguió el 38.13 por ciento de aprobación.
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“Celebramos los esfuerzos que se han dado para construir un país más justo y libre, y confiamos que este proceso continuará hasta tener un marco constitucional acorde a las necesidades de todas las personas del país”, se lee en el comunicado de AI, firmado por Érika Guevara Rosas, directora para las Américas de AI.
Amnistía Internacional recordó que la actual Constitución de Chile fue escrita durante la dictadura de Augusto Pinochet y reformada (de manera parcial) en tiempos “democráticos”, por lo que es “indispensable cambiarla para poder atajar las desigualdades que dominan al país”.
La organización precisó que Chile ha sido escenario de importantes movimientos sociales que han alzado la voz ante las constantes desigualdades e injusticias en el país, pero al tener una “Constitución intrínsecamente injusta” ha impedido dar solución a las demandas.
“Quedarse con la Constitución de 1980 implica que aquellos abusos y situación de vulnerabilidad que vive gran parte de la sociedad chilena, y que habrían encontrado respuestas efectivas en la nueva Carta Magna, ya no serán posibles en corto y mediano plazo”, lamentó el director ejecutivo de AI en Chile, Rodrigo Bustos. EJ
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