El escándalo sobre la posible intervención del gobierno de Vladimir Putin en la campaña de Donald Trump subió de nivel con la destitución del director del FBI, James B. Comey, quien es probablemente el responsable de que Trump ganara la Casa Blanca. En 44 años ningún presidente había intervenido en la autonomía de la agencia más importante de investigación de Estados Unidos.
El 21 de junio de 2013, pese a ser republicano, el presidente Barack Obama nominó a James B. Comey como director del FBI por su “independecia y profunda integridad”, al negarse a firmar las órdenes que permitían la intervención telefónica en Estados Unidos, bajo la ley antiterrorista.
A 11 días de la elección presidencial de 2016, Comey entregó al Congreso un reporte sobre los posibles correos electrónicos enviados desde una cuenta personal de la candidata demócrata, Hillary Clinton. Dos días antes de la votación, Comey aclaró que no cometió delito.
Al ser designado Procurador General, Jeff Sessions tuvo que retirarse de todas las investigaciones que existieran sobre las pasadas campañas presidenciales.El 6 de marzo pasado admitió en una carta dirigida al Senado que se reunió en varias ocasiones con funcionarios rusos en Washington, antes de la elección. Anteriormente lo negó.
Con Jeff Sessions fuera de la investigación, la responsabilidad recayó en el subprocurador general Rod J. Rosenstein, autor del último reporte con el que la Casa Blanca justificó el despido del director del FBI y con quien Comey se reunió para solicitar más recursos sobre la intervención rusa.
Trump pretende hacer un control de daños, al sugerir la inexistencia de motivos para ser investigado. Aunque el despido no ocurrió entrada la noche ni en sábado, el fantasma del episodio conocido como Saturday Night Massacre estuvo presente entre los analistas de Washington. Fue inevitable hacer la analogía con el episodio de 1973, en el que el presidente Richard Nixon despidió a Archivald Cox, fiscal especial que lo investigaba por el caso Watergate.
La decisión del presidente Trump encendió las críticas entre demócratas, quienes amagaron con no aprobar su propuesta para dirigir el FBI; además, pidieron a la presencia de un fiscal especial que continúe la investigación que Comey dejó pendiente.
El mismo día en que Comey fue despedido, un funcionario del Departamento de Justicia envió al Senado una carta en la que precisó las declaraciones que Comey hizo el 3 de mayo al Comité Judicial sobre los correos con información clasificada que presuntamente Huma Abedin, excolaboradora de Hillary Clinton, envió desde una cuenta personal. La carta sostiene que el envío no fue manual, sino automático.