A un año de su llegada a la Rectoría de la UNAM, el compromiso de Leonardo Lomelí para rescatar y recuperar espacios públicos icónicos de la Universidad, en particular el auditorio Justo Sierra, coloquialmente rebautizado como Che Guevara, no se ha traducido en ninguna acción concreta.
Quienes ven a diario el campus de Ciudad Universitaria aseguran que ahí, en el auditorio ocupado desde la huelga de 1999, hace 25 años, no sólo se refugian personas completamente ajenas a las tareas universitarias, también se cometen, todos los días, varios delitos que ameritarían prisión preventiva.
Lomelí ya agotó una cuarta parte de su período como Rector y el auditorio Justo Sierra sigue ocupado, igual que cuando llegó él, antes, cuando llegó Enrique Graue y todavía antes, cuando llegó como rector José Narro. Una mala señal, el incumplimiento de ese compromiso.