En Querétaro hay un buen ejemplo sobre cómo abordar una crisis, en particular una en la compleja materia de seguridad. Ante un hecho violento ampliamente conocido, el gobernador Mauricio Kuri empezó por dar la cara y siguió por refrendar su compromiso y responsabilidad en materia de seguridad de su comunidad.
Habló, se hizo escuchar, acordó apoyos y colaboración con el gobierno federal y, más rápido de lo que muchos esperaban, ofreció buenas noticias: por el momento ya tiene a dos detenidos como presuntos responsables de la balacera en el bar Cantaritos, ocurrido el pasado 9 de noviembre. En pocos casos se puede hablar de avances y resultados, en apenas dos semanas.