No sorprende, pero sí llama a la reflexión sobre el alto nivel de polarización que persiste en México. La forma en que las opiniones en México se dividieron a favor y en contra de Nicolás Maduro y la situación en Venezuela, o en contra de los opositores de Maduro e indirectamente a favor del mismo dictador, aunque digan reprobar sus métodos, confirma que para muchos mexicanos el acuerdo sigue siendo algo lejano y quizá hasta indeseable.
La confrontación automática y las posturas maniqueas son dos de las principales causas de la contaminación, primero, y la cancelación después del debate público. Ninguna sociedad ha logrado avanzar en esas condiciones.