La renegociación del T-MEC está a la vuelta de la esquina y quien sea que gane la Presidencia de EU, Donald Trump o Kamala Harris, se avecinan fuertes, muy fuertes presiones y también dolores de cabeza para México.
La expropiación disfrazada de declaratoria de Área Natural Protegida en el sureste, que afectó a la empresa minera norteamericana Calica, es la última vuelta a la tuerca que dio el expresidente López Obrador para tensar un escenario que ya se veía bastante complicado.
En Estados Unidos se pintan solos para defender sus intereses y ahora están convencidos de que México ha estado modificando unilateralmente el tratado, con la serie de reformas legales que López Obrador impulsó en su último año y le heredó a la presidenta Claudia Sheinbaum.
Dicen que Estados Unidos, y también Canadá, se sentarán a renegociar con la actitud más dura y demandante que cualquier equipo negociador mexicano haya conocido. La Ley de Murphy dice que si existe la posibilidad de que algo salga mal, seguramente saldrá mal, y todo indica que la renegociación del tratado comercial apunta en ese sentido para México.