Gratuidad con límites

La resolución de la Corte que libera a la UNAM de impartir educación de posgrado de forma gratuita causará polémica por diferentes vías y, por sólida y justificada que resulte, someterá al tribunal constitucional a una nueva andanada de críticas. Pronto aparecerán los ultras que usarán el fallo para asestarle otra carga de adjetivos a los ministros, con el alegato de que solo protegen a las minorías privilegiadas y se olvidan del pueblo, beneficiario de la gratuidad educativa.

Habría que reflexionar si un estudiante de posgrado puede seguir siendo considerado como un integrante del pueblo más desvalido que necesita de la gratuidad educativa. Además, habría que considerar que la resolución, apoyada en el razonamiento del ministro Juan Luis González Alcántara, se refiere, en específico, a posgrados en línea, para los que la facultad respectiva no tiene asignado presupuesto y que exigen un equipamiento especial.

La facultad motivo del litigio que originó el fallo, Derecho, ofrece esos mismos cursos de especialización de forma gratuita, pero en la modalidad presencial, de tal manera que el estudiante puede inscribirse y asistir a clases para cursar su especialización sin gastar un solo centavo.