El alcalde en Benito Juárez, Luis Mendoza Acevedo, ha optado por una estrategia que parece lógica: barrer con todo lo que huela a Santiago Taboada y al Cártel Inmobiliario en la demarcación que, hasta hoy, parece el bastión panista en todo el país. Todo tiene sentido, salvo un detalle: el jefe de ese grupo de políticos panistas que prohibió la construcción masiva —y, dicen muchos, irregular— de departamentos en Benito Juárez no es, ni de lejos, Santiago Taboada.
Quien formó y comanda esa banda de panistas, todavía jóvenes, y que tienen el control del partido en la Ciudad de México desde hace mucho tiempo, se llama Jorge Romero Herrera y está muy cerca de convertirse en el líder nacional del PAN. Si el pleito fuera real, Mendoza no estaría enfrentando a Taboada, sino a Romero.
A menos que el alcalde sepa algo sobre la próxima elección de dirigente nacional panista que casi nadie más conoce y que signifique el inevitable triunfo de Adriana Dávila Fernández, o que mantenga una negociación secreta con Luisa María Alcalde para saltar a Morena, Luis Mendoza no parece un suicida que, desde su alcaldía, busque abrir su gestión enfrentado a la que será la nueva dirigencia nacional de su partido.