El premio a la gran ingenuidad del año sin duda le corresponde al senador Miguel Ángel Yunes Márquez, el veracruzano que se volteó y traicionó a su partido y también a su electorado.
Por ridículo que parezca, Yunes realmente creyó que después de su histórica jugarreta, unas semanas bastarían para que nadie recordara el hecho y este se convirtiera cosa del pasado primero, para caer en el rincón del olvido después. Vaya ingenuidad…