Luis León y Bet-biraí Nieto
Legisladores de todos los partidos políticos sabían desde octubre pasado del incremento que se avecinaba en enero ante la liberación anticipada del precio de las gasolinas y aún así votaron para aprobar la Ley de Ingresos de la Federación 2017 (LIF). Estaban de vacaciones cuando todo explotó.
Reaccionaron tarde, se autoexculparon y responsabilizaron al Ejecutivo Federal. Pero es el Congreso el que primero avaló la medida y ahora tiene la fórmula legal para revertir el gasolinazo.
El único partido que no votó a favor fue Morena.
“Esto no es ignorancia, es algo que se sabía y así se aprobó”, apuntó el senador Mario Delgado Carrillo, quien sostuvo que no existen condiciones para abrir el mercado y generar un panorama competitivo en el precio de los combustibles.
Uno de los primeros en salir a los reflectores para curarse en salud fue Ricardo Anaya Cortés, dirigente nacional del PAN, quien señaló como causa de la alza de precios la “tóxica” reforma fiscal, sólo omitió decir que su bancada votó para que el Ejecutivo liberalizara la gasolina.
Le siguió Jesús Zambrano, coordinador de la bancada perredista en San Lázaro, quien tres días después del alza de precios, llamó al titular del Ejecutivo federal a detener los aumentos por vía del Decreto Presidencial. Tampoco reconoció que él fue uno de los que aprobó en octubre pasado su incremento escalonado.
Uno de los pocos senadores que se opuso a esa medida, fue Mario Delgado, quien explicó que la forma de revertir el aumento es reformar la Ley de Ingresos.
Lo mismo sugiere la diputada Alejandra Gutiérrez, quien advirtió que apenas comenzaron los acercamientos y que se requerirá de alianzas políticas y “de las voluntad de todos los legisladores”.
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