La semana pasada, junto con el allanamiento de Emilio Lozoya a la extradición para enfrentar las acusaciones de corrupción en México, su abogado Javier Coello Trejo, renunció a la defensa sin dar mayores explicaciones.
No fue una salida tersa, dicen los que conocieron del tema, sino en contraposición total con don Emilio, quien decidió negociar con la Fiscalía General en lugar de insistir en su batalla legal, pero que incluía que el llamado “fiscal de hierro” fuera copartícipe de la puesta en escena que se prepara en torno a la llegada y juicio del exdirector de Pemex.
Y eso sí, dicen, que no podía tragárselo don Javier.