La Portada | Papa Francisco, el disruptor ¿y después, qué?
La lucha contra los ultraconservadores, que buscan un cisma en la Iglesia se agudiza, al igual que en México, mientras expertos dudan del tiempo para consolidar los cambios y de la continuidad con el próximo jerarca
El 17 de diciembre el papa Francisco cumplirá 87 años. Está debilitado por las enfermedades crónicas que le aquejan, pero aun así ha decidido enfrentar a los grupos ultraconservadores con los que ha librado diversas batallas durante su pontificado, y que le apuestan todavía a un cisma en la Iglesia católica.
Durante 10 años estos grupos que controlan medios católicos estadunidenses con recursos millonarios han registrado un crecimiento en redes sociales que utilizan para realizar campañas en contra del Pontífice a quien consideran inferior por ser latinoamericano. Y su influencia se ha extendido a otros países, incluido México, en donde grupos con mucho poder económico están impulsando esa escisión interna, con tal de frenar los cambios del jerarca católico.
Muchas cosas han molestado a estos personajes de poder eclesial, desde el intento de limpiar las finanzas de Roma ante los actos de corrupción; el replanteamiento del papel de las mujeres en la iglesia; la inclusión de todos los sectores sociales, incluyendo a la comunidad LGBT+; el lanzarse a favor del cuidado del medio ambiente; se ha declarado a favor de los migrantes y su trato digno; ha tratado de unir a las iglesias y pedido perdón por los errores históricos de la institución que dirige, y sólo ha quedado a deber en investigar y castigar los abusos a menores por parte de sacerdotes y obispos, según los especialistas entrevistados por ejecentral.
El cuerpo falla, la voluntad no
Disminuido físicamente para realizar sus actividades cotidianas por segundo domingo consecutivo, Francisco celebró el tradicional Angelus del 3 de diciembre en la capilla de la Casa de Santa Marta donde vive.
Los fieles que asistieron a la Plaza de San Pedro al Angelus observaron el rezo a través de pantallas que se colocaron, dijo que se sentía mejor pero no tuvo voz para leer todos sus comentarios.
Se concretó a hacer comentarios breves, mientras se recupera de una bronquitis infecciosa.
Un día antes se había informado que no daría el Angelus desde la ventana del Palacio Apostólico para “evitar exponerse a los cambios de temperatura”.
Desde días antes se avizoraba una situación delicada. El miércoles 29 de noviembre el Papa presidio su audiencia semanal en el aula Pablo VI con dificultades para respirar y con cansancio pidió a un asistente que leyera el texto en su lugar.
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Además, canceló su viaje para participar en la 28 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Dubái por prescripción médica, al presentar una inflamación pulmonar causante de algunas dificultades respiratorias. Para un tratamiento más eficaz, se le colocó una cánula con aguja para infundirle antibióticos por vía intravenosa.
Francisco enfrenta una situación significativa en estos últimos días, ya que en los últimos años ha experimentado varios problemas de salud. Se le ha visto con un bastón y, a veces, incluso ha utilizado una silla de ruedas debido a dolores en su rodilla derecha. Además, padece diverticulitis, una enfermedad que puede causar la inflamación o infección del colon, del cual los médicos le extirparon una parte en 2021. Anteriormente, a la edad de 21 años, le extirparon el lóbulo superior del pulmón después de una neumonía grave.
En diciembre de 2022, el Papa reveló en una entrevista al periódico español ABC que firmó su carta de renuncia para que la utilicen “si sufriera una discapacidad por razones médicas o lo que sea, aquí está mi renuncia”, y se la entregó al entonces secretario de Estado Tarciso Bertone, quien renunció en 2013.
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Aún con una situación de salud delicada Francisco envío en los últimos días un par de mensajes a sus críticos ultraconservadores que lo llaman peronista, para advertir que no está dispuesto a permitir más esas actitudes agresivas.
El primer mensaje fue la destitución el 11 de noviembre del obispo Joseph Strickland de Tyler, Texas, quien durante varios años en sus redes sociales descalificaba los señalamientos del Papa. La segunda acción fue el retirar la casa y el salario al cardenal Raymond Burke, uno de los principales representantes de los ultraconservadores, esta decisión que se consideró como un castigo ejemplar.
Raymond Leo Burke es un cardenal estadunidense destituido de su cargo en la Congregación para los Obispos en 2013 al llegar Francisco al pontificado, al año siguiente lo retiró del cargo como prefecto del máximo tribunal del Vaticano, la Signatura Apostólica, y lo nombró patrón de la Soberana Orden Militar Hospitalaria de San Juan de Jerusalén de Rodas y de Malta de donde también lo saco.
Desde el inicio del pontificado del Papa argentino el cardenal Raymond Burke se convirtió en un fuerte crítico y se ha colocado como el defensor de los tradicionalistas que lo apoyan con recursos económicos.
Los mexicanos que no quieren al Papa
Para esos grupos conservadores Francisco no es el auténtico Papa, además cuestionan sus reformas litúrgicas porque consideran que no corresponde a la pureza católica de su doctrina y que no están alineadas al magisterio y tradición del evangelio.
En los últimos años estos opositores han logrado captar seguidores en varios países y México no es la excepción, penetraron en varios círculos principalmente de personas con una economía próspera que se han unido a la cruzada contra Francisco.
En la ciudad de Guadalajara en Jalisco, se han allegado a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, que es grupo fuera de la Iglesia católica fundado por el arzobispo Marcel Lefebvre en 1970.
“Sus miembros celebran la Santa Misa exclusivamente en rito tradicional, como era costumbre en toda la Iglesia romana antes del Concilio Vaticano II, y se esfuerzan por propagar la fe católica sin reducirla ni diluirla” según señala su sitio web.
Guillermo Gazanini, analista de la religión, indicó que existen otros grupos similares en esa zona del Bajío que se integran en busca de una “pureza en la doctrina católica”, y con su alto poder adquisitivo penetran en redes sociales y confunden a los católicos mal informados.
Es en esa región del país es en donde el cardenal Juan Sandoval Iñiguez aún tiene un gran poder, pese a ser ya arzobispo emérito, y es uno de los jerarcas católicos que se han manifestado en contra de Francisco.
Previó al Sínodo realizado en Roma el pasado mes de octubre, el cual por primera vez fue abierto y se escucharon las voces de laicos y religiosas entre otras, Sandoval Iñiguez capellán de los grupos provida mexicanos, difundió un comunicado en el que afirmaba que “el Sínodo quiere introducir toda clase de errores de fe y de moral”.
“Los errores del Sínodo Alemán: aceptación de la homosexualidad, matrimonio de homosexuales, ordenación sacerdotal de mujeres están en la agenda del Sínodo de Roma”, y advirtió que los enemigos de la iglesia siempre están al acecho para destruirla.
Además, Sandoval Iñiguez firmó la Dubia, texto dónde se formulan preguntas claves al Papa y al Dicasterio para la Doctrina de la Fe sobre la realización del Sínodo, y su oposición a que sea abierto con la participación de laicos y de algunos temas que se tratarían.
Esta Dubia también la firmaron los cardenales Walter Brandmüller, Raymond Leo Burke, Robert Sarah y Joseph Zen Ze-kiun, todos opositores a Francisco.
En México, en octubre del 2021, uno de estos grupos elaboró el documento Virgen de Guadalupe Mater Veritatis Salutaris (Madre de la Verdad de Salvación, ejecentral edición del 22 de abril del 2022) sus integrantes se declaraban católicos pero inconformes con algunas decisiones del Papa.
De los seis sacerdotes que firmaron la carta, tres pertenecían a la Arquidiócesis de México, a estos se les inició una investigación y fueron suspendidos de sus actividades eclesiásticas y de su salario.
El investigador Rodolfo Soriano publicó en el portal de Los Angeles Press, que el sacerdote Eduardo Hayen Cuarón -vocero de la diócesis de Ciudad Juárez-, señala que aborrece al Pontífice en su cuenta de X “hizo eco de las quejas que el Partido Republicano formula contra el papa Francisco de una supuesta participación de la iglesia en las redes de tráfico de personas, por la defensa que el jerarca ha hecho del derecho a migrar:
“Creo que la Iglesia católica no debe estar a favor de la inmigración ilegal como está ocurriendo hoy en el mundo. Esto sería apoyar el tráfico de seres humanos, el crimen organizado y las nuevas formas de esclavitud”.
Jorge Mario Bergoglio en una reunión en Lisboa, Portugal, con jesuitas, se refirió a la problemática que enfrenta con el ala dura de la iglesia en Estados Unidos ahí “la situación no es fácil: hay una actitud reaccionaria muy fuerte. Está organizada y moldea la pertenencia de la gente, incluso emocionalmente”.
Invitó a sus críticos a comprender que “hay una evolución apropiada en la comprensión de las cuestiones de fe y moral” y que es “inútil” mirar hacia atrás por ejemplo hace siglos algunos pontífices eran tolerantes con la esclavitud.
En sus 10 años de pontificado Francisco intentó desde un inicio grandes reformas, pero algunas no se han logrado concretar, porque desde el principio obispos promovidos por los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI lo traicionaron, consideró Rodolfo Soriano.
“Tuvo mucha deslealtad en su pontificado, veo difícil pensar en que aún podría alcanzar una gran reforma las cosas que pudo hacer donde logró meter la mano libremente lo hizo” pero ahora ya está debilitado para seguir empujando los cambios, consideró.
Francisco ha hecho todo lo posible por aguantar
Francisco ha tenido un pontificado difícil muy controvertido, apunta Guillermo Gazanini, al indicar que logró iniciar la reforma en la curia vaticana que aún no concluye; logró poner a la iglesia al día, darle sinodalidad, aunque son cambios que no se dan en cinco o seis años estos se iniciaron desde el Concilio Vaticano II, y aún falta preponderancia a los laicos. Se han dado pasos de apertura a las mujeres, aunque no se verán sacerdotisas ya pueden participar en ministerios al servicio del altar.
Uno de los pendientes, sostuvo, es que “al Papa le hicieron falta agallas para tratar los abusos sexuales, es un punto que nos queda a deber en México anunció la visita de una comisión encabezada por el arzobispo Charles Schicluna, el zar antipederastia, pero se suspendió por la pandemia y no se ha reprogramado”.
“Tuvo que haber empujado que los abusos tuvieran un detente en este pontificado a 20 años de las denuncias de Marcial Maciel fundador de los Legionarios de Cristo siguen apareciendo cada vez más abusos”.
Enfatizó que el “tema es doloroso la iglesia debe lavarse de manera profunda y si es necesario meter el dedo en la llaga y el Papa parece que solo le puso encima la gasita y no levanto la costra para quitar la pudrición”.
Para el analista Felipe Monroy, el papa Francisco trató de revitalizar la imagen de la iglesia que era jerárquica, sumamente estructurada, muy segura de sí misma en una realidad cambiante; él piensa que la iglesia debe interesarse en las realidades de cambio climático y cambios sociales, adaptarse y adecuarse para ser significativa, a pesar de los conflictos internos y “sigue con sabia necedad empujando el cambio”.
En México, los obispos no están en la línea del Papa
La Conferencia del Episcopado Mexicano no está en la línea del trabajo pastoral del papa Francisco, porque la renovación fuerte de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) fue a finales del pontificado de Juan Pablo II y principios de Benedicto XVI manifestó Rodolfo Soriano autor del libro En el nombre de Dios. Religión y Democracia en México.
En la mayoría de las diócesis vacantes Bergoglio ha hecho enroques, no ha nombrado a gente joven, todos los obispos son mayores y los mueve a posiciones importantes, comentó.
En México, señaló, no se ha visto un nombramiento disyuntivo como lo fue el de Carlos Castillo en Lima, Perú, un cura que había tenido problemas con la jerarquía católica de ese país y lo nombró arzobispo.
Soriano Núñez crítico de los obispos mexicanos consideró que son “extremadamente tibios, el cardenal Álvaro Ramazzini obispo de Huehuetenango, Guatemala, ha sido amenazado de ser encarcelado por denunciar abusos de poder. Todavía no se pronuncia el Episcopado Mexicano, frente a una sentencia de la Suprema Corte sobre el aborto o algo de los libros de texto gratuito, hacen cualquier cosa para demostrar que siguen en la era de Juan Pablo II y de Benedicto XVI”.
Guillermo Gazanini consideró que la jerarquía católica mexicana camina en una vía paralela a la de Francisco y un ejemplo es la última exhortación apostólica del papa Laudate Deum (“Alabado sea Dios por todas sus criaturas”, sobre el cambio climático la CEM no hizo mayor divulgación).
“Respetan al Papa y tienen hacia él un trato protocolario, pero caminan por caminos distintos y no creo que haya más penetración están más ocupados en la seguridad, en el proceso de paz, en el diálogo y fricciones con el gobierno de México”, expuso.
Y después de Francisco, ¿qué sigue?
En la columna de Specola en su colaboración con el portal Infovaticana consideró que “es inevitable hablar de cónclave a la vista. El Colegio Cardenalicio es débil desde cualquier punto de vista, ya sea por su peso intelectual, destreza administrativa, perspicacia política o incluso simpatía general, los miembros del Colegio son prácticamente extraños entre sí. Cualquiera que suceda al papa Francisco heredará un desastre, por lo que será importante elegir a alguien que no intente arreglarlo todo de una vez. Los problemas que enfrenta la iglesia son demasiados y están demasiado arraigados como para admitir una solución rápida. Eso no quiere decir que el nuevo Papa, quienquiera que resulte ser, cuando lo tengamos, no necesitará limpiar las cosas. Despejar las cosas parece totalmente apropiado e incluso necesario dadas las circunstancias. Es una de las cosas que tanto Benedicto como Francisco podrían haber hecho y posiblemente deberían haber hecho, pero ninguno de los dos lo hizo”.
Para el analista Guillermo Gazanini “el próximo Papa tendrá que ir por una línea donde se ajusten estas cosas que no han gustado a los católicos duros, pero también deben tener en cuenta que la iglesia debe mirar al futuro”.
El sociólogo Rodolfo Soriano anotó que el Colegio Cardenalicio podría elegir nuevamente un Papa conservador alguien promovido por esos grupos ultraconservadores, porque algunos cardenales consideran que el experimento de un pontífice latinoamericano fue un fracaso.
Un estudio elaborado por el portal Religión Digital del pasado mes de noviembre señala que el actual Colegio Cardenalicio lo integran 241 cardenales, de los cuales 135 son electores
(tienen derecho a voto en un hipotético cónclave) y 106 son no electores (tienen 80 o más años).
Europa (112), Asia (32), África (29), Sudamérica (28), América del Norte (27), América Central (9) y Oceanía (4). De los 241 cardenales Francisco nombró a 131; Benedicto XVI, 64 y Juan Pablo, 46.
Son 135 cardenales electores actuales, la mayoría (98) los nombró Francisco, es decir, el 72%. Y el resto de electores los crearon Benedicto XVI (28) y Juan Pablo II (9).
Por la otra parte, de los 106 no electores, la mayoría fueron creados por Juan Pablo II (37), seguido de Benedicto XVI (36) y Francisco (33). Francisco ha nombrado a más de la mitad de los miembros del Colegio cardenalicio y al 72% de los electores.
La edad media del Colegio Cardenalicio es de 77 años, si sólo se cuenta a los electores, baja a 71 años. Y si solo contamos a los no electores, sube a 86.
El cardenal de más edad de la Iglesia católica es el angoleño Alexandre do Nascimento, con 98 años. Mientras que el cardenal más joven es Giorgio Marengo de 49 años, a quien nombraron purpurado de Mongolia, además de ser miembro de los Misioneros de la Consolata.
Actualmente existen 55 cardenales que pertenecen a congregaciones religiosas o institutos de vida consagrada (entre ellos salesianos, jesuitas, padres blancos, franciscanos, oblatos, claretianos, entre otros). En el Colegio cardenalicio están representadas 27 instituciones religiosas.
La pregunta es qué tan fieles serán para elegir a un Papa que dé continuidad a las reformas de Francisco.
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