La Portada | México con el buen humor en picada

13 de Abril de 2025

La Portada | México con el buen humor en picada

Los memes no son suficientes para devolver el buen humor de los mexicanos, más bien sirven de pivotes para sacar un poco el malestar, y así termina 2022, con un país molesto

humor de los mexicanos

Una caótica y violenta pelea entre mujeres por un asiento en un vagón del Metro; agresiones que escalan rápido a los golpes entre comensales y meseros por un supuesto caso de homofobia en un restaurante de Polanco; una mujer en Mérida que permite a su hijo orinarse afuera de un local de celulares o las rabiosas discusiones en redes, son imágenes que se repiten y se van volviendo habituales, y aunque puedan convertirse después en un meme reflejan algo: los mexicanos están mal y de malas.

Lo malo, es que el ánimo colectivo no parece que vaya a mejorar para cerrar 2022 y quién sabe para el próximo año. Se puede ver y sentir en las calles, en el tráfico, en las casas y entre los pasillos y foros legislativos. Legisladores peleando a golpe limpio en los pasillos o sesiones en las que se gritan frases agresivas y personales, sin argumentos; descalificaciones mañaneras constantes; un conductor atropellando a un motociclista por una discusión, y mata a un niño en su trayecto.

También lo muestran los indicadores y mediciones nacionales e internacionales. México se desplomó en el más reciente Índice Mundial de Felicidad, y apareció 22 posiciones más abajo; lo que se traduce en que empeoró el entusiasmo sobre el bienestar social, la confianza en los gobernantes y la percepción respecto a la corrupción.

Entonces, muy lejos está el país de la premisa de que “sólo siendo buenos podemos ser felices”, como aseguró el presidente Andrés Manuel López Obrador en su mensaje de diciembre de 2021 con motivo del inicio de este año que está por terminar. El hecho de que México se haya ubicado entre los 10 países con las mayores caídas en los indicadores de felicidad, junto a Venezuela, Afganistán, Líbano, India, entre otros, muestra que el fenómeno es mucho más amplio y complejo de lo que se percibe.

Y es que, la verdad, a los mexicanos les sobran las razones para no tener buen humor. Desde el encarecimiento de los productos de consumo básico y cotidiano; la violencia; el poco acceso a la salud y a servicios básicos, o el deterioro del ingreso y prestaciones. Vamos, ni la selección logró pasar al cuarto partido en el Mundial.

“¿Qué me hace feliz?”, se pregunta por unos segundos Patricia Sainz para responder: “híjole, pues más bien lo que me haría feliz es que deje de estar todo tan caro, nomás ahorita de comprar para desayunar, unos huevitos, tortilla, leche y un pancito, me gasté casi 200 pesos, eso me haría feliz la verdad”, cuenta la comerciante, vecina de la colonia Chalma de Guadalupe en la alcaldía Gustavo A. Madero.

La de Felicidad Global en 30 países, elaborada por Ipsos (una de las principales compañías a nivel mundial en investigación y soluciones sobre las acciones y opiniones de los ciudadanos y consumidores), muestra cómo ya no nos sentimos tan contentos como hace 10 años. México pasó de un nivel entre 78 y 80 % —de diciembre de 2011 a mayo de 2013—, a un 46 a 65 % entre agosto de 2020 y abril de este 2022.

El sociólogo Jonathan Juárez Melgoza considera que la polarización genera “una merma” en la idea que se tiene de felicidad entre las personas, y es claro que la visión del gobierno no coincide con la que viven los ciudadanos en el país.

“Es un gobierno que tiene un discurso de felicidad muy concentrado, que difiere mucho de las condiciones sociales, económicas y psicológicas que implican los fenómenos de la felicidad (…) La felicidad es un fenómeno tan complejo que no puede ser abarcado por un plumazo, ni por un mañanerazo, por así decirlo”, sostiene el profesor de la FES Aragón de la UNAM.

La felicidad según cada uno

Fue en agosto de 2020, en plena crisis por la pandemia de Covid, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador propuso cambiar de una medición del Producto Interno Bruto (PIB) a medir “el nivel de satisfacción del pueblo, de felicidad de la gente, para medir la situación económica, de bienestar”; pero los indicadores encargados de aproximarse a la percepción de felicidad, seguridad o bienestar muestran que ese nivel de “satisfacción” parece acelerarse… pero en el sentido opuesto.

Para Hugo Dávila, joven de 24 años y recién egresado de la carrera de Derecho, este año no gozó del bienestar que presume el gobierno, por razones muy simples: “Yo creo que la felicidad recae en lo que quiere o necesita cada persona. En mi caso quisiera que no hubiera tantas trabas a la hora de conseguir tu primer empleo de una profesión que estudiaste; o que, a mi mamá, una señora de 60 años y con diabetes, que le dan citas para estudios y consultas casi cada semestre y que tampoco tenga garantizada la entrega de la insulina que necesita por su enfermedad. Eso sería una parte que más que feliz me daría paz, no sé, como tranquilidad emocional”.

La economía y la salud no es el único factor que en este 2022 pegó en el ánimo. La última Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública del Inegi refleja que la percepción de inseguridad pasó de 58.9 a 61.2 %, entre 2021 y 2022; y en el Índice Mundial de Felicidad de Naciones Unidas cayó de 6.595 de 2019 a 6.128 en 2022, lo que puso a México en la posición 23, registrada hace cuatro años, a la posición número 46 de 157 países.

Y qué decir de la economía. El aumento en el salario mínimo afectó negativamente al resto de los componentes por ingresos. Ahora, los que ganaban más ahora ganan menos y los productos cuestan más. Las personas que percibían un salario mínimo en el último trimestre de 2018, cuando asumió el poder Morena, eran 8.5 millones; en los últimos cuatro años la cifra es de 18.3 millones de mexicanos; es decir, sólo en este gobierno hay 114.6 % más personas ganando solo un salario mínimo.

Y mientras aumentan los trabajos mal pagados, también disminuyeron los que tenían pagas superiores a cinco salarios mínimos; es decir, la clase media. Ejemplo, en el último trimestre de 2018, las personas que ganaban esa cantidad eran 2.4 millones, actualmente son 794 mil 304 las que tienen ese beneficio, una caída de 67.7 %. Un comportamiento similar sucedió en los salarios mínimos de entre tres hasta cinco, pasaron de 6.9 millones de trabajadores a 2.3 millones, una caída en el rubro 67 %.

En el caso de la encuesta sobre Felicidad Global en 30 países, elaborada por Ipsos (una de las principales compañías a nivel mundial en investigación y soluciones sobre las acciones y opiniones de los ciudadanos y consumidores), muestra cómo ya estamos tan contentos como hace 10 años. México pasó de un nivel entre el 78 y 80 % —de diciembre de 2011 a mayo de 2013—, de 46 a 65 % entre agosto de 2020 y abril de 2022.

Risa engañosa

El Presidente habla en sus mañaneras sobre las cosas que hacen felices al pueblo mexicano, y de paso, promociona sus programas sociales como elementos que contribuyen a ese estado de bienestar.

Pero eso no se refleja entre los mexicanos. El reporte de Felicidad Global 2022, lo pone en números claros: el nivel de felicidad de los mexicanos pasó de un 46 % en agosto de 2020 a un 65 % mantenido hasta abril de este año. Y en la amplia lista de fuentes de felicidad que priorizan los mexicanos no se incluyen las promesas o acciones del gobierno como los apoyos sociales o la reducción de sus recursos y el aumento de precios como motivos para sentirse más felices.

Más bien, es el tiempo que pueden destinar al uso de redes sociales, alcanzar un cargo alto en la política o mudarse del país, son los aspectos que los mexicanos perciben como fuentes de felicidad, según el reporte.

Y es que pareciera que el país está cansado de las crisis políticas y sociales, por eso, más del 70 % de las personas están al margen de las discusiones políticas, más bien estarían preocupadas por su bienestar día por día, de acuerdo a una encuesta reciente de Parametría, de Francisco Abundis.

Y sí, “a mí qué carajos me importa si tocan o no al INE, o que el aeropuerto que está hasta la fregada y que yo creo nunca voy a usar, tenga o no vuelos ¡Si lo que no tengo es agua porque a cada ratito nos la cortan!; que no me alcanza para ponerle gasolina al taxi o que si en la esquina del andador a cada rato andan asaltando y varias de las ‘ratas’ son los mismos vecinos”, acusó José Luna, vecino de la alcaldía Iztacalco.

Los hashtags más usados: #meduelesmexico; #sinopuedenrenuncien; #amlomiente o #morenaunpeligroparamexico. Con ellos los tuiteros han mostrado su descontento y molestia por los yerros del gobierno y las autoridades.

...

La responsabilidad de ser feliz

María Concepción es originaria de un pueblito de Cortazar, Guanajuato, y ella acusa de un “triste olvido” a las autoridades, lo que es la causa de su desánimo, porque las autoridades no cumplieron en llevar la paz y la seguridad a su comunidad. Ella tuvo que huir.

“Yo voté por Morena, pero ahora estoy bien arrepentida porque lo que antes era mi pueblo yo creo que ya no va a regresar. Dicen (las autoridades) que hay seguridad, pero no es cierto; nunca me hicieron caso, pero antes de que algo más me fuera a pasar me tuve que salir y dejar mi negocio —una pequeña papelería—, ahí van a seguir los malosos quién sabe hasta cuando, pero a una la dejan sola y se tiene que ir con miedo y todo”, soltó María, víctima de extorsionadores y tuvo que rentar, junto con su hijo de 12 años, un pequeño departamento en el oriente de la ciudad de México.

Expertos consultados sostienen que la causa de infelicidad o un ánimo negativo generalizado no puede ser atribuido en su totalidad al gobierno y las autoridades; sí prevalece un fenómeno sociocultural de cierto conformismo, y también el buscar el lado humorístico de las situaciones, por más adversas y trágicas que sean, como una suerte de mecanismo para evadir la realidad, pero que cada vez resulta más difícil de mantener.

“La pandemia vino a afectar el humor de los mexicanos de muchas maneras, la más importante, la parte económica que le está pegando, porque se dice ‘donde comen dos, comen 10’, pero en realidad, la pérdida de su trabajo, la disminución de su poder adquisitivo, la preocupación de perder lo que tiene o incluso no poder solventar lo necesario en la vida cotidiana, está generando altos niveles de estrés, de ansiedad. Una pérdida de la tranquilidad que le genera al mexicano agresividad, ser un poco más violento de lo que por naturaleza es y ese instinto de tratar de defenderse de todo a su alrededor”, asegura David Raunel Reyes Domínguez, psicólogo por la UNAM.

Según el también académico en la Facultad de Psicología, aunque fuera del país a los mexicanos se les considera como personas siempre contentas, risueñas y felices, ese indicador ha disminuido las causas que afectan sus necesidades, como el pago de la renta o dinero suficiente para comida, son los detonantes de una población malhumorada y descontenta.

“El mexicano funciona bajo las premisas histórico socio-culturales de estos dichos como ‘al mal tiempo buena cara’ o ‘Dios dirá’, que es una característica muy precisa de la cultura latina, el pensamiento sincrético de que esa falta de responsabilidad de las acciones del ‘yo’ o de la persona y dejárselo todo a los demás; lo venimos escuchando desde los abuelos, los padres, familiares que usan este tipo de frases como mecanismos sociales en busca de suavizar la cotidianeidad”, relata Reyes Domínguez.

Aunque la permanencia de esa cultura “convierte al mexicano en un adolescente eterno, que no se preocupa por sus obligaciones y responsabilidades, y va sobrellevando su vida cotidiana”, también advierte que se trata de una estrategia del gobierno para mantener, a través de la demagogia, la falsa percepción de bienestar y felicidad.

“Cualquier gobierno, no sólo el actual sino también los anteriores, tratan de tapar la situación económica y las malas decisiones, la inseguridad y la pérdida del valor adquisitivo de los mexicanos a través de la demagogia, de hablar sólo lo que les conviene, y cualquier gobierno, de cualquier partido dirá que todo está bien, que somos felices porque el mexicano es bueno, es trabajador y da todo por su familia, se están aprovechando”.

Lo que nos enoja

Al diferenciar el humor como un fenómeno que implica “tormentas y oleadas de ciertos temas” específicos y por un tiempo determinado, del fenómeno de la felicidad como un factor mucho más amplio y perdurable”, Juárez Melgoza asegura que el buen sentido del humor en las personas termina por convertirse en una “estrategia de supervivencia” para lidiar con las dificultades de su vida cotidiana.

“Cuando empiezan a ver dificultades en el horizonte político; que las narrativas no coinciden; cuando la economía parece desesperanzadora, pues el arma de la risa sale con muchas garras, creo que es una estrategia de poder soportar los traumas de la existencia, de lo político, de lo económico, etcétera; parafraseando a André Breton y cambiando la palabra ‘imaginación’ por risa, al decir ‘querida risa lo que más amo de ti es que no perdonas’”.

Una revisión al reporte sobre el Estado de ánimo de los tuiteros en México que realiza el Inegi indica que dentro de los principales días de los últimos cuatro años en los que los mensajes en Twitter se tornaron altamente negativos fueron en relación a contenidos sobre las omisiones y/o errores del gobierno, y las autoridades o funcionarios en general.

Entre las cosas que más han malhumorado a los usuarios de la red social destaca, por ejemplo, el alza en feminicidios de niñas y mujeres, que en su mayoría permanecen impunes; la falta de resultados en el combate a la corrupción e inseguridad con la revelación de casos como los supuestos lujos del hijo del presidente López Obrador en Estados Unidos; o el cuestionado control y manejo de la pandemia.

Al recordar que “Morena llega a la presidencia con tres estandartes: no robar, no mentir y no traicionar al pueblo y se volvió la figura idónea del partido, (pero) el que aparezcan casos como la casa del hijo del Presidente”, además de los delitos o abusos de elementos de la Guardia Nacional o del Ejército se han convertido en “fuentes emergentes de bastante molestia, según el maestro Juárez Melgoza.

Una publicación que apareció en la Gaceta Universitaria sobre una conferencia de expertos de la UNAM, cita a Manuel Alonso González Oscoy, de la Facultad de Psicología, quien asegura que la pérdida de la seguridad económica, de salud, así como al recrudecimiento de la violencia intrafamiliar en los meses de confinamiento, y el repunte de la delincuencia organizada son factores que disminuyeron los indicadores de felicidad de la ciudadanía mexicana.

“A mí de qué me sirve que todas las mañanas salga (el Presidente) a decir lo mismo como disco rayado, si cada día estamos peor con tanta delincuencia, tanto muerto en todos lados; eso del bienestar y del pueblo ‘feliz, feliz’ es puro cuento”, lamentó Luis Valenzuela, ingeniero eléctrico, quien al responder sobre las cosas que lo hacen infeliz, señaló que en lista está a la cabeza el traslado de más de dos horas que diario desde su casa, en el municipio de Tecámac, hacia la colonia Pantitlán en la Ciudad de México donde está su trabajo.

Según la encuesta de Ipsos, en el caso de México, no son las reformas en materia electoral, el aumento al salario mínimo o los megaproyectos del gobierno federales las causas de felicidad de los mexicanos; sino las principales fuentes de alegría y tranquilidad tienen que ver con la salud física, mental y el bienestar personal, además de encontrar un sentido a la vida.

PUBLICIDAD