Ellas tomaron las calles y las hicieron resonar. Pero la pandemia las contuvo, y al mismo tiempo, las repetidas escenas de violencia les confirmó que la lucha debía salir nuevamente, y ahora sí, arrollar. Evolucionaron pronto. Son ahora la ola violeta, la pañoleta verde y la diamantina rosa que se apropió de todos los canales de las redes sociales, y ahora su movimiento es imposible de acallar.
Son la resistencia. Una intensa y amplia red tejida en Twitter, Facebook, Instagram, Tik-Tok y más. Lo mismo intercambian libros y documentos, discuten posiciones, montan stand ups, distribuyen podcast, intervienen edificios gubernamentales o hacen tendederos de denuncias de forma digital, hablan de sus experiencias, se apoyan, se organizan, responden los ataques, arman memes, afianzan y amplían como nunca su estructura en el país, tanto que el movimiento se está descentralizando y poco a poco cobra fuerza en cada entidad. Sí, se ven más fuertes, aunque también sorteando el discurso de odio.
“Las redes sociales son una herramienta muy poderosa que te da posibilidades de reunirte con otras personas. Te permiten tener más flexibilidad de tiempo, con los espacios, coordinar horarios y también es una buena plataforma de distribución de contenidos. Hay muchas personas que están haciendo contenidos didácticos, que no solo son de teoría, sino que también te cuentan cosas más prácticas de cómo tramitar un amparo, cómo llevar un juicio de pensión alimenticia. En sí mismas las redes son una cosa que sirve mucho para la militancia, para difundir información, para posicionarnos, para hacer campaña y también creo que para escuchar experiencias de éxito”, dice Dahlia de la Cerda, feminista y escritora para este portal.
Aunque desde Palacio Nacional se busca minimizar y denostar su movimiento, las feministas han articulado y revolucionado su lucha, y regresan este 8 de marzo como un tsunami contra el discurso gubernamental que quiere estigmatizarlas y para atajar la crisis de feminicidios y de violencias misóginas exhibiendo la emergencia.
“Las mujeres en México somos la resistencia. Las mujeres somos hoy este bloque de contención ante los abusos, ante la insolencia, ante la sumisión y ante la polución del sistema patriarcal que sigue violentando a las mujeres, que nos sigue disminuyendo y que sigue poniéndonos en el último lugar de las prioridades nacionales y de los presupuestos de este país”, soltó Edurne Ochoa Ledesma, activista y consultora política.
Sus manifestaciones —que en su mayoría han sido pacíficas—, han puesto el dedo en la llaga, evidenciando que el Estado no sólo ha avanzado poco o nada en prevenir las violencias en su contra, sino que las respuestas a sus exigencias han sido con uso de violencia policial, fuerza innecesaria y violentando los derechos humanos al reprimir las manifestaciones feministas, manteniéndolas en un alto grado de vulnerabilidad por parte de las propias autoridades encargadas de garantizar
su protección.
“Las mujeres que se manifiestan contra la violencia de género afrontan un riesgo particular de vulneración de sus derechos humanos, conocidos por el Estado mexicano, por lo que tiene la obligación reforzada de respetar, proteger y garantizar todos los derechos de las mujeres y niñas que se manifiestan”, así lo concluye Amnistía Internacional en su informe: “La era de las mujeres. Estigma y violencia contra mujeres que protestan”, dado a conocer el miércoles 3 de marzo.
Pintas digitales. Los monumentos de Hidalgo fueron intervenidos virtualmente por el colectivo Cihuacóatl
Universidad y stand up
En México la palabra feminismo y los estudios de género llegaron a tres universidades —principalmente— hasta los años ochenta. Sin embargo, internet y la realidad de las diversas violencias contra las mujeres terminó por desbordar esos espacios. Ahora el feminismo está en las calles, las escuelas, las colectivas y espacios digitales.
Tamara de Anda, feminista y conductora de televisión, cuenta a ejecentral que cuando ella estudió la universidad, “era muy difícil que una feminista dijera, soy feminista por esto, esto y otro, y aquí van estas fotocopias, aquí van estas autoras y estos memes”. Precisamente De Anda estudió en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), una de las tres instituciones que acogió el feminismo. Las otras dos fueron El Colegio de México y la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco, de acuerdo con la investigación de Marta W. Torres Falcón sobre el feminismo mexicano.
Previo a la era digital había pequeñas colectivas que organizaban encuentros nacionales donde compartían discusiones y eso aún ocurre, pero ese espacio de encuentro se trasladó a lo digital. Las mujeres —sobre todo las más jóvenes— son quienes tomaron por asalto las redes sociales para hacer que el feminismo tome una forma híbrida entre lo digital y lo físico.
¿Qué puede hacer una mujer joven, con acceso a internet, interesada en el feminismo? Ciertamente, casi cualquier cosa que imagine. Por ejemplo, podría buscar una colectiva cercana a donde vive, desde Tizimín en Yucatán, hasta Tijuana en Baja California. Con un par de aplicaciones podría crear o escuchar un podcast como 2 Dope Queens, Ponte Chida o Históricas Podcast, donde se sintetizan decenas de años de teoría en pequeños fragmentos de audio.
“Ya no necesitas tener la certificación académica para discutir cosas tan fundamentales como el acceso universal a productos de gestión menstrual o algo como la brecha salarial, ahora con cosas mucho más básicas es mucho más fácil tener la información a la mano. No hay una jerarquía, las fotocopias no son un conocimiento superior, aunque se difundan a través de Instagram o al conocimiento que se adquiere de la práctica, de la vida misma o de discusiones con tus amigas y eso cada vez es más claro”, dice De Anda.
Incluso, si lo necesita, podría buscar ayuda con alguna organización para la interrupción del embarazo, un refugio si es víctima de violencia, o terapia psicológica a un costo muy accesible como ocurre con las expertas de Sorece.
Pero también podría hacer comedia como los proyectos de Standuperras, unirse a un círculo de bordado, hacer videos en Facebook, compartir su sentir en Twitter o exponer la misoginia en Tik-Tok como lo hacen Herly RG y Esmeralda Soto. Las posibilidades de encontrarse con otras mujeres son infinitas.
Tik-Tok —la red social más popular del mundo y la que más descargas tuvo en 2020— se ha convertido en una plataforma que ha catapultado a creadoras de contenido con perspectiva feminista. Una de ellas es Herlanlly quien con su personaje de “Tomás el incrédulo” expone y se burla de los comentarios y actitudes misóginas de los varones.
“Si uno como hombre se ve mal pedo, una mujer se ve peor. Las viejas no deberían de tomar, no sé quién les dijo que se veían bien”, dice “Tomás” interpretado por esta joven que tiene casi un millón de seguidores en la aplicación.
Tamara de Anda, quien tiene 37 años afirma que pese a que suene a cliché, son las jóvenes las que nos enseñan ahora, la realidad es esa “porque ustedes no tuvieron que desaprender toda esta mierda que nosotras aprendimos”.
Protesta en la red. A través de las “pintas”, se exigió un alto a los feminicidios en el estado
La misma furia
En 2020, con la llegada de la pandemia, las protestas multitudinarias que se habían suscitado en lugares como la Ciudad de México se guardaron momentáneamente —y aunque hubo algunas marchas como la de Cancún por el feminicidio de Alexis que detonó en violencia policial—, las mujeres debieron recurrir con urgencia a otras opciones.
Durante septiembre del año pasado, distintas colectivas de Hidalgo intervinieron de forma digital edificios institucionales y de gobierno. En México ellas fueron de las primeras que a través de soportes virtuales, “pintaron” su enojo con frases como “nos están matando”, “no quiero tu piropo, quiero estudiar”.
Además de las pintas virtuales, en mayo el caso de Diana Raygoza, quien estaba en casa debido a la pandemia y fue asesinada presuntamente por su primo en Nayarit, desafió nuevamente la inventiva. En el videojuego Animal Crossing, un grupo de mujeres hizo un altar virtual y protestó contra el feminicidio. “Vivas nos queremos”, protestaron a través del videojuego.
Cada 10 de mayo las madres de personas desaparecidas hacen una protesta para exigir que las autoridades hagan un trabajo efectivo en la localización de sus seres amados, y aunque las labores de las mujeres no se han detenido y siguen buscando en la tierra y otros espacios, su protesta se digitalizó.
Con la etiqueta #CorazonesEnMarcha, las madres de víctimas de desaparición se pintaron en el cubrebocas —que toda la población comenzó a portar debido a la Covid— la frase “¿Dónde están?” y subieron sus fotografías a redes sociales.
Incluso las propias colectivas feministas han tenido que optar por métodos alternativos, ese es el caso de las Mujeres Organizadas de la Facultad de Odontología de la UNAM, quienes para las alumnas de nuevo ingreso realizaron un tendedero virtual en el que expusieron a hombres con señalamientos de violencia de género, incluyendo profesores y alumnos.
En el mismo sentido, las feministas de la Facultad de Veterinaria de la UNAM realizaron en Instagram un tendedero de disculpas, en el que mujeres pidieron disculpas a otras mujeres que habían lastimado. “Pido una disculpa por haberme burlado de su aspecto físico y por cualquier acto que las haya hecho sentirse agredidas, no pensé en el daño que podía ocasionar”, dice uno de los mensajes en el tendedero virtual.
Indignación. Pese a tratarse de una actividad virtual, algunos usuarios de internet reaccionaron de forma violenta
También hay odio
Como ocurre con el mundo real, en los espacios digitales también hay discursos de odio y el feminismo no se salva.
Dentro del feminismo existen disputas teórico-filosóficas sobre los objetivos y articulaciones, de ahí han surgido ramas diversas como el afrofeminismo, ecofeminismo o el feminismo decolonial.
Las disputas, al igual que el movimiento en sí mismo, saltaron de las universidades a los espacios digitales y actualmente existe una enorme afrenta entre las feministas trans-excluyentes y las feministas que arropan a las mujeres trans. Esa pugna ha detonado en acusaciones, señalamientos y en última instancia discursos de odio.
Tamara de Anda y Dahlia de la Cerda han sido objeto de discurso de odio por defender a las mujeres trans y comparten con este semanario una serie de puntos en los cuales poner atención para no perpetuar posturas contra los derechos humanos.
“Los discursos de odio son muy atractivos, sobre todo para las personas más jóvenes porque además cuando eres joven estás buscando tu identidad, tienes conflictos emocionales fuertes, estás aprendiendo a modelar tus emociones, estás aprendiendo a lidiar en el mundo con tus emociones y generalmente te sientes muy sola”, dice Dahlia.
Por tanto, Tamara de Anda apunta que si existe una obsesión desmedida por cuestionar las identidades de las personas, si la acción está enfocada en quitarle o negarle derechos a un grupo de personas, si con el feminismo se agrede a otras mujeres o se les acusa de “no haber leído lo suficiente” o bien si las palabras y acciones te recuerdan a otros discursos de odio que has visto cómo el racismo y el clasismo, entonces es posible que se esté frente a un discurso de odio.
Sin embargo, tanto Dahlia de la Cerda como De Anda coinciden en que lo principal es no juzgarse con fuerza y tenerse paciencia. “Es una cuestión de empatía, de entender que esta es otra generación y que las experiencias de las personas están por encima de cualquier teoría”, señala la escritora hidrocálida.
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En pie de lucha
El estado mexicano, a través de sus autoridades, está obligado en garantizar la seguridad y protección de los derechos humanos de todas las mujeres, niñas y adolescentes, pero el escalamiento de la violencia en su contra por parte de las autoridades escala aún más dicha responsabilidad, así lo advierte Amnistía Internacional al señalar que en contra de las manifestantes feministas “se configura una situación de riesgo particular”. Lo mismo ocurre en el caso de grupos de mujeres, y mujeres que no pertenecen a colectivas o grupos, de ser víctimas de diversas violaciones de derechos humanos.
“El estigma creado sobre las manifestaciones feministas y en contra de la violencia de género contra las mujeres, refuerza los estereotipos y la discriminación que constantemente enfrentan las mujeres y las niñas en México. El Estado vulnera el derecho de las mujeres a no ser discriminadas, no sólo porque crea y respalda este estigma, sino además porque no está tomando medidas efectivas en contra de la discriminación sufrida por mujeres que protestan”, sostiene AI en su informe titulado “La era de las mujeres. Estigma y violencia contra mujeres que protestan”.
Bajo ese estigma y violencias sistemáticas contra el movimiento, la irrupción de feministas como Tamara de Anda, Herly RG, y Esmeralda Soto, entre muchas otras, representa, por ejemplo, para defensoras como Edurne Ochoa una renovación fortalecida para el movimiento, pues desde su perspectiva pasa a segundo término el cuándo y cómo llegan al movimiento; lo verdaderamente importante es “la lucha por la vindicación plena de nuestros derechos humanos, y que las mujeres seamos tomadas como personas, no somos objetos, no como un elemento externo, sino como personas sujetas de derechos humanos que somos”.
“Es maravillosa la incorporación de todas estas mujeres más jóvenes en donde creo que vienen con este ímpetu, y esta fuerza de insurrección, de decir calladitas no nos vemos más bonitas; vienen con este ímpetu de cuestionarse todo lo preestablecido, ver cómo reflexionan entre ellas, saber que las que viene atrás son las que lo van a tirar”, sostuvo la activista.
Creatividad. La pandemia obligó a las mujeres a buscar nuevas formas de protesta, como las manifestaciones en el juego Animal Crossing
Un país, dos realidades
Dentro de la lucha feminista, la violencia en contra de las mujeres representa una emergencia nacional. Así lo demuestra el que 2020 cerró como el año con más feminicidios en la historia reciente del país, con un total de 969 víctimas de este delito, una más que en 2019.
Aunado a ello, organizaciones de la sociedad civil como el Observatorio Nacional Ciudadano han denunciado el subregistro de estos crímenes, pues de acuerdo con los registros oficiales, tres de cada cuatro feminicidios se registran como homicidios dolosos y no como asesinatos de mujeres por razón de género.
Pero en el discurso oficial, y aunque la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero ha insistido que uno de los principales objetivos del gobierno actual es el que “las mujeres accedan a una vida libre de violencia”, el desinterés que ha evidenciado el propio presidente de la República respecto a la mortífera violencia que padecen las mujeres, y los reclamos del movimiento feminista al respecto no han hecho eco en Palacio Nacional.
“Mientras el titular del Ejecutivo de este país no se dé cuenta de la emergencia nacional que significan los feminicidios y la violencia contra nosotras, no habrá manera alguna de que los mecanismos de adelanto para mujeres se sigan fortaleciendo. Sólo hay que recordar que este año perdimos 2 mil 600 millones en mecanismos de atención, y que las mujeres vamos a tener el 2.6% del presupuesto nacional para disminuir las brechas de desigualdad, y para prevenir, atender y sancionar las violencias contra nosotras”, advirtió Edurne Ochoa, presidenta de 33 Mujeres A.C.
La reducción de la realidad que hace el presidente Andrés Manuel López Obrador y su gabinete se refleja en una descalificación instantánea cuando las decisiones de su gobierno son cuestionadas, sostiene la activista.
“Todo lo que sea que cuestione sus decisiones automáticamente es la oposición; a las feministas automáticamente se nos ha dicho panista. Como estamos en contra de la política pública, de la narrativa y de las decisiones que se toman directamente desde el Ejecutivo, pues entonces somos pagadas por parte de Acción Nacional, somos estas conservadoras que estamos tratando de tirar este gran sistema progresista de la 4T. Para el presidente de la República las mujeres no existimos, no contamos, no estamos en el plano de las decisiones políticas”, lamentó Ochoa Ledesma.
En ese sentido, la diputada federal Martha Tagle Martínez subrayó que “el mejor ejemplo de lo que significa la impunidad en México” y las descalificaciones en contra del movimiento feminista hoy en día recae en el caso de Félix Salgado Macedonio, a quien las cinco denuncias por abuso sexual en su contra no impidieron que Morena lo registrara como su candidato a la gubernatura de Guerrero en las próximas elecciones; aunque el viernes 26 de febrero la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de ese partido determinó la reposición de la evaluación de perfiles para elegir al candidato.
“En ningún momento tuvo por qué haberse convertido en una denuncia contra el presidente, ni un movimiento en su contra, pero él lo ha terminado haciendo personal, primero porque insiste en defender a Félix Salgado, pero además porque dice que es una campaña en su contra y lo ha convertido en un asunto de ataque personal, cuando el tema de las violencias contra las mujeres trasciende a Félix Salgado”, señaló la legisladora.
La también feminista sostuvo que mientras la pandemia de Covid vino a agravar las desigualdades que en su momento no fueron atenuadas ni atendidas por el gobierno federal y los locales, la respuesta a la demanda de justicia, de presupuestos y de programas en favor de las mujeres atraviesa una situación crítica.
“El feminismo nunca ha tenido el camino fácil, hemos sorteado muchos obstáculos, pero la manera particular de esta etapa de la administración en nuestro país nos preocupa mucho, porque se están desmontando muchos programas y políticas públicas que con mucha dificultad las mujeres habían hecho. Es muy importante señalar que es un movimiento que no tiene nada que ver con un asunto coyuntural, ni tiene un fin partidista o electoral, las mujeres van a seguir insistiendo y cada vez de manera más fuerte en que cambien las condiciones en las que viven”.
Por ahora parece inamovible la posición de López Obrador, tal y como respondió ante la protesta de una treintena de mujeres de la colectiva “Ningún agresor al poder” y del Bloque Negro, quienes el martes 2 de marzo se manifestaron a las afueras de Palacio Nacional en exigencia de retirarle en definitivo la posibilidad de candidatura a Salgado Macedonio: “No quiero opinar, o sea, sostengo que el pueblo de Guerrero debe de decidir. No voy a responder. Ya he dicho lo que pienso.
Es muy lamentable que el movimiento feminista sea utilizado con otros fines”.
Pero el movimiento ha evolucionado, y tal parece que ha amasado fuerza en todo el país, y este 8 de marzo podría ser estridente.
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