La Portada | El embajador con la agenda antiAMLO
El próximo embajador estadounidense, Ken Salazar, reconoció que llega con una primera misión: encontrar “alguna solución” a las diferencias en materia energética, porque “si no se tratan estos asuntos en este mismo momento… en el futuro enfrentaremos algunos problemas mucho más importantes”, advirtió
La comparecencia de Ken Salazar, ante los senadores estadounidenses, lo pintó de cuerpo entero como un actor no aliado del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Respondió amable y sereno, pero también contundente, y fue abiertamente en contra de la agenda de la Cuarta Transformación, en al menos dos ejes: energía y seguridad.
Así, con el próximo embajador estadounidense en México, el tablero de la relación bilateral entra a una nueva dinámica con la integración de Salazar, reconocido en la política doméstica de Estados Unidos por su habilidad negociadora entre demócratas y republicanos, y con un amplio conocimiento de la violenta situación que atraviesa México que puede afectar a su país.
“En materia de seguridad, no podemos ocuparnos de los problemas de seguridad sin que el gobierno mexicano trabaje con nosotros”, aseguró.
El 28 de julio tuvo lugar la audiencia de Salazar ante el Senado, es decir la antesala de su confirmación como embajador. Uno de los momentos más intensos ocurrió cuando de cara al Comité de Relaciones Exteriores calificó como un problema y reconoció que sería un desafío saber cómo actuar ante las reformas a la Ley de la Industria Eléctrica y la Ley de Hidrocarburos impulsadas por el presidente López Obrador.
Pero, sin dudarlo, advirtió que se protegerá a las inversiones de Estados Unidos en México, en total sintonía con la agenda de seguridad nacional de su país, y en consonancia con su propia trayectoria en defensa de los intereses estadounidenses.
“Lo que tenemos que hacer es plantear estos problemas y asegurarnos de que estamos protegiendo la inversión estadounidense en México”, anticipó Salazar.
Quienes conocen y han trabajado de cerca con Salazar coinciden en que su ánimo negociador y de diálogo es su mayor fortaleza, que parte de los mejores valores estadounidenses, como lo describió alguna vez en una entrevista el expresidente Barack Obama.
“Costaría muchísimo encontrar a alguien más calificado que Ken”, soltó Michael Bennet en la presentación del político ante el Comité. “Él tiene la experiencia y la sustancia para comenzar de inmediato y una historia de vida que representa a Estados Unidos en nuestro mejor momento”, remató.
Energía, el primer escollo
En México, los cambios en materia energética han sido severamente cuestionados por ambientalistas que ven estas medidas en detrimento de las energías verdes, pues consideran que la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica no prioriza el despacho de energía eólica y solar, y por el contrario las principales beneficiadas serían las plantas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) que operan a partir de combustóleo y carbón. Además, el sector privado, incluidas firmas estadounidenses, apunta que las modificaciones benefician a las empresas productivas del Estado y por ende empañan el panorama de la inversión extranjera y la competencia económica.
Ya antes en el Congreso estadounidense se han encendido las alertas, así que el tema energético fue parte de los cuestionamientos más insistentes que senadores realizaron a Salazar, que fue propuesto por el presidente Joe Biden como embajador desde junio pasado, pero cuya ratificación había estado bloqueada por la oposición liderada por Ted Cruz, uno de los senadores republicanos con mayor poder en el Congreso, como respuesta contra la decisión del mandatario demócrata de permitir que avance el oleoducto Nord Stream 2 de Rusia a Alemania. Y fue el republicano quien preguntó a Salazar si consideraba problemáticas las determinaciones del gobierno de López Obrador en el sector, pues sostuvo que estas benefician a las empresas productivas del Estado a la par de que perjudican a las compañías estadounidenses.
“Me preocupa profundamente que en este momento el gobierno mexicano no sienta una presión significativa por parte de la administración de Biden para revertir su campaña para socavar a las empresas energéticas estadounidenses (...) ¿Cree que es un problema?”, cuestionó Cruz.
“Es un problema, señor”, respondió de forma tajante, pero con un tono sereno Ken Salazar.
El interés de Cruz para cuestionar a Salazar en asuntos energéticos no es casual. El pasado 20 de julio el republicano envió una carta al presidente Biden, firmada junto con otros 17 legisladores, en la que calificaban de negativas las reformas a la Ley de la Industria Eléctrica y la Ley de Hidrocarburos, pues conceden un trato preferencial a Petróleos Mexicanos (Pemex) y a la Comisión que encabeza Manuel Bartlett. Y aseguraban que las medidas violan el tratado comercial de Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC).
“Le solicitamos que apunte a estas violaciones cuando sostenga discusiones con el presidente López Obrador (...) Es necesario no solamente establecer un piso parejo para las compañías de Estados Unidos que operan en México, sino también permitir la competencia en el mercado energético que proteja los empleos estadounidenses y que al final reduzca los costos al consumidor y las emisiones de efecto invernadero”, dice la misiva.
Dos días después, el presidente López Obrador respondió a los señalamientos contra sus modificaciones en el sector energético argumentando que la oposición era mínima, aunque amparos de más de un centenar de empresas mantienen ambas reformas suspendidas. “Desde luego, algunos protestan, pero es una minoría, no es significativa. La mayor parte de las cadenas productivas en México, en Estados Unidos, están funcionando y cada vez mejor”, dijo en su comparecencia matutina.
Precisamente la respuesta del mandatario mexicano se mencionó como parte de las interrogantes en la audiencia de Salazar. “¿Está de acuerdo con el presidente mexicano en que esas preocupaciones son insignificantes?”, insistió Ted Cruz.
“Estados Unidos ha dicho que la energía está cubierta por el acuerdo entre Estados Unidos, Canadá y México. Así que creo que lo que tenemos que hacer es plantear estos problemas y asegurarnos de que estamos protegiendo la inversión estadounidense en México. Esto es un tema complicado, pero pretendo dar todo lo que tengo para ver cómo podemos trabajar con el gobierno mexicano. Yo respeto su soberanía, pero trabajaremos juntos y veremos si podemos encontrar alguna solución a este desafío (...) Si no se tratan estos asuntos en este mismo momento difícil en la relación entre los Estados Unidos y México, en el futuro enfrentaremos algunos problemas mucho más importantes”, respondió Salazar mirando en todo momento al senador republicano y enfatizando con el movimiento de sus manos que el diálogo es primordial en la relación bilateral.
El as “verde” de Biden
Ken Salazar es un político con amplio conocimiento y experiencia en el sector energético, sobre todo como defensor de las energías limpias y sustentables. Además, es reconocido en Estados Unidos como un “extraordinario servidor público”, como lo calificó Obama, y un operador político cuya principal fortaleza es su actitud conciliadora, cualidades que destacó sobre todo cuando fue legislador.
En el Senado era miembro de la “Banda de los 14”, un grupo de siete republicanos y siete demócratas que forjaron un compromiso sobre los nominados judiciales. De hecho, el politólogo Norman Ornstein calificó a Salazar como un jugador importante.
“El número relativamente pequeño de personas que están cerca del centro se convierte en jugadores importantes. Y lo ha hecho. Ahora es uno de los mejores”, dijo entonces.
Del Senado saltó como secretario del Interior en el gobierno de Barack Obama —donde el actual presidente Biden fue vicepresidente—, jugó un papel importante en las negociaciones del manejo de aguas del Río Colorado y tuvo a su cargo la gestión y conservación de las tierras de propiedad federal.
Aunque la actividad política de Salazar concluyó en 2009 al dejar el cargo de secretario, el gobierno de Joe Biden lo volvió a poner en el ruedo. La capacidad del nuevo embajador de navegar entre aguas republicanas y demócratas sin conflicto, y su conocimiento familiar de la cultura hispana, son quizá de los valores más útiles para su gobierno frente al presidente López Obrador.
“Como senador de los Estados Unidos y como secretario del Interior, Ken Salazar nunca rehuyó los temas difíciles. Él comprende la importancia de la colaboración, el bipartidismo y el pragmatismo”, dijo el legislador John Hickenlooper en la audiencia del nuevo embajador.
Hickenlooper no es el único que lo afirma. En su natal Colorado a finales de los noventa, Salazar encabezó el departamento estatal de recursos naturales, donde creó el programa “Great Outdoors Colorado”, una iniciativa que, a partir de las ganancias de la lotería, financia la preservación de tierras de cultivo, espacios abiertos y corredores fluviales. La creación del programa y su éxito le valió reconocimiento tanto del lado demócrata como del republicano.
Salazar no ha dejado atrás su apuesta de políticas en favor del medio ambiente. Muestra de ello es que ese tema figura como uno de los cuatro puntos de su agenda de trabajo en su nuevo encargo como embajador de México en Estados Unidos. En su declaración entregada al Senado, previo a su comparecencia, Salazar aseguró que busca “participar en una transformación de la sostenibilidad global para un planeta viable respetando la soberanía de ambas naciones”.
“Libertad del miedo a la violencia”
El discurso con el que Ken Salazar arrancó su comparecencia reflejó el conocimiento que tiene sobre la grave situación en materia de seguridad que existe en México, así como la necesidad de trabajar más de cerca con el gobierno mexicano porque, dijo, la responsabilidad es compartida.
“Estamos indisolublemente unidos a nuestras corrientes económicas y laborales en la prosperidad de ambas naciones y estamos indisolublemente unidos al sueño de seguridad y libertad del miedo a la violencia que vemos actualmente en la frontera y en ambos lados de la frontera, y también en la otra frontera sur de México (...) Es una responsabilidad compartida que tenemos que lidiar con los problemas de violencia tanto en ese lado de la frontera como en el otro”, declaró Salazar.
El nuevo embajador conoce el escenario fronterizo no sólo por su trabajo en la política de Colorado, su origen mismo está enraizado en el territorio compartido por México y Estados Unidos. Salazar proviene de una familia que lleva cinco generaciones en el Valle de San Luis; es decir, desde antes de que ese espacio le fuera arrebatado a México. “Mi padre fue un orgulloso soldado en la Segunda Guerra Mundial. Mi madre ayudó a abrir el Pentágono como funcionaria pública. Después de la guerra, regresaron a casa. En casa, nuestra lengua materna era el español. Éramos pobres y trabajábamos en el campo”, dice la declaración que entregó al Senado.
En 1998 Salazar fue fiscal general de Colorado y se convirtió en el primer hispano en serlo. Años después, en 2004, se convirtió en el primer hispanoamericano de Colorado en servir en el Senado y su trabajo ahí adquirió notoriedad por obstruir la reautorización de la Ley Patriota (que ampliaba la capacidad de control del Estado para combatir el terrorismo, bajo el argumento de que se violaban derechos humanos), y se pronunció sobre una política de desarrollo energético que fuera paralela a la conservación del medio ambiente.
Tres años después, durante la administración de George Bush hijo, impulsó junto con los prominentes senadores McCain y Kennedy, una reforma migratoria que contemplaba componentes como la legalización e impulso de programas de trabajadores migrantes, pero no prosperó.
¿Sabías que? Ken Salazar es el primer senador de Colorado de origen hispano y y es reconocido como un personaje cercano al presidente Joe Biden.
Aunque en el pasado Ken Salazar rechazó tener una predilección por los temas hispanos —“No fue la comunidad hispana la que me votó. Tengo que trabajar en todos los problemas que afectan al estado de Colorado. No me veo trabajando en una agenda hispana específica”, sostuvo en 2004, para separarse de la agenda con la que se le vinculó debido a su origen—, su nueva posición lo lleva irremediablemente a atender temas que afectan directamente a esa comunidad, sobre todo porque la constante llegada de miles de migrantes a Estados Unidos (más de 200 mil sólo en julio, lo que representa la cifra más alta de los último 20 años) ha fustigado la administración de Biden.
“Como mis padres, soy un estadounidense orgulloso. De ser confirmado, trabajaré incansablemente para promover los intereses de Estados Unidos y fortalecer los lazos comunes entre Estados Unidos y México. Reconozco los enormes y difíciles desafíos que nos esperan”, agregó el político en su declaración previa a la audiencia donde se le dio el visto bueno como embajador.
Migración, narcotráfico y violencia fueron algunos de los temas de la cartera de seguridad que Salazar reconoció como problemáticos en la relación con México. “Asegurar nuestras fronteras compartidas y crear un marco ordenado, seguro y humano para la migración”, es el punto dos de cuatro en el plan de trabajo de Salazar y también configuró el segundo de los temas con los que más insistencia lo cuestionó el Comité del Senado. Bob Menendez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores, enfatizó a Salazar que Estados Unidos necesita “una estrategia holística para fortalecer la cooperación bilateral en asuntos migratorios”.
A lo que el nuevo embajador respondió que hay que ser más cercanos al gobierno mexicano. “Lo que tenemos que hacer es tener un diálogo de alto nivel con México para abordar tanto los problemas a corto plazo que para tratar con el tema de la migración irregular, como también como ha dicho la vicepresidenta, lidiar con los problemas más amplios, problemas a largo plazo de las causas, la raíz y por lo tanto trabajar”.
Violencia, tercer punto
Desde que Biden llegó a la presidencia hace seis meses ha habido más de una docena de reuniones entre funcionarios de ambos países donde la migración y la violencia ha sido el eje de la discusión.
Tras estos encuentros, el gobierno demócrata intensificó la expulsión de migrantes bajo la aplicación del Título 42, que permite sacar a miles de personas de Estados Unidos con el argumento sanitario de evitar contagios por la pandemia de Covid-19.
De acuerdo con las cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), en junio las detenciones en la frontera sur de Estados Unidos superaron las 212 mil, un número no visto en los últimos 20 años, lo que causó una oleada de señalamientos contra Biden, pues bajo su administración no deja de crecer la cifra. A la par, organismos internacionales y organizaciones civiles advierten como una “alarmante devolución en cadena” las expulsiones de migrantes bajo la política instaurada por el expresidente Trump.
Así, en el tablero de la relación entre México y Estados Unidos Salazar arriba en un momento complejo, por el intenso intercambio que ha caracterizado la relación desde la llegada de Biden, pero también porque la situación migratoria y de seguridad es crítica.
“La forma en que trabajemos con México para desarrollar una estrategia que se vea afectada tanto a corto como a largo plazo será una de las más altas prioridades que asumiré como embajador en México”, adelantó Salazar a los senadores.
Además de la migración, la gestión del nuevo embajador estará enmarcada en un panorama de violencia. Con un promedio diario de 15 “atrocidades”, como registra la organización civil Causa en Común, los hechos delictivos de alto impacto que se cometen con extrema violencia, en México cada día se reportan casi 20 víctimas de este tipo de crímenes que incluyen casos de tortura, masacres, terrorismo y asesinatos de extrema saña contra mujeres, niños, activistas, periodistas y personas de grupos vulnerables. Lo anterior pese a que el mismo presidente López Obrador ha sostenido en diversos informes que la violencia es un problema bajo control.
“Hemos avanzado aun con la complejidad del problema que heredamos. Ya estaban integradas las bandas, los grupos delictivos cuando llegamos. No creo que se hayan creado nuevos grupos en estos dos años y medio”, dijo el tabasqueño en su informe del pasado 1 de julio.
Sin embargo, la visión del nuevo embajador sobre la violencia en el país es distinta, pues el punto tres de su plan de trabajo señala que buscará “identificar asociaciones que aborden el flagelo de la violencia y respeten el estado de derecho”.
“Nos enfrentamos a posibles obstáculos para mejorar la cooperación en materia de seguridad, incluida una nueva ley mexicana aprobada en diciembre que parece amenazar la cooperación bilateral y los vínculos entre narcotraficantes y altos funcionarios mexicanos como prueba está el arresto del general Cienfuegos el año pasado. Confío en que, tras su confirmación, prestará toda su atención a estos temas y mantendrá el comité al tanto”, dijo el presidente del Comité Bob Menendez, haciendo mención del extitular de la Sedena a quien se le vinculó con el crimen organizado, pero la Fiscalía General de la República no encontró elementos para investigarlo, por lo que terminó exonerando.
“Sí lo haré. Esta es un área donde la administración ya está comprometida en un diálogo de alto nivel con México”, respondió Salazar.
La violencia política también fue mencionada en la comparecencia del nuevo embajador. El senador republicano Jim Risch enfatizó que es alarmante que el proceso electoral haya registrado tantos homicidios. De acuerdo con la consultora Etellekt, en las elecciones pasadas hubo mil 066 agresiones contra políticos, con un saldo de 102 políticos asesinados (36 de ellos aspirantes y candidatos).
“Necesitamos asegurarnos de que tenemos una democracia fuerte aquí en casa, en los Estados Unidos y también que en México son soberanos y respetamos su soberanía, pero ellos también tienen un interés compartido en asegurarnos de que la violencia, incluidos los asesinatos ocurridos durante las últimas elecciones son algo que no suceda. Y entonces es algo que estoy seguro que podremos trabajar con el Gobierno mexicano al entrar en diálogo de que Estados Unidos y México pueden abordar los problemas de violencia”, enfatizó Salazar.
La declaración de Salazar ante el Comité contrasta con la apreciación del presidente López Obrador, quien en su último informe de gobierno dijo sobre las elecciones: “No hubo masacres, no se desató la violencia contra ciudadanos inocentes para infundir miedo. En Guerrero, por ejemplo, ningún candidato sufrió agresiones; y casi lo mismo aconteció en la mayoría de los estados”. Los datos, sin embargo, dan otro panorama.
›Dentro de los temas de seguridad, el tráfico de drogas también despertó interrogantes para Salazar, ya que en la frontera creció de junio a julio 91% el aseguramiento sólo de cocaína, de acuerdo con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés). Además, entre las sustancias prohibidas que CBP ha asegurado en el año fiscal 2021 la cocaína reportó cifras en ascenso, pues de octubre a este julio se incautaron 34.7 toneladas de ese narcótico. Una cifra que supera a todo el año fiscal previo en el que se decomisaron 26.3 toneladas.
“Hay nuevos datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades que muestran que en 2020 más de 93 mil estadounidenses murieron por sobredosis de drogas en los Estados Unidos, lo que lo convierte en el año más letal, ya que las sobredosis registradas, los opioides y el fentanilo, en particular, plantean riesgos altamente letales para nuestros ciudadanos”, dijo Menendez.
El fentanilo es la sustancia que más preocupa del otro lado del Río Bravo, pues en lo que va del año fiscal las autoridades fronterizas incautaron 4.2 toneladas un nivel que duplica todo el fentanilo asegurado el año fiscal pasado.
“¿Tratará este problema a los niveles más altos con los funcionarios mexicanos después de su confirmación?”, preguntó el presidente del Comité. “Lo haré”, dijo Salazar con un tono firme.