La Portada | El fin del reinado Antorchista
Los ciudadanos, a través de las redes sociales, dieron el golpe de muerte a una de las organizaciones más poderosas de los últimos 50 años, y de paso le robaron al PRI la certeza de que puede ganar el estado de México en 2024
Al irrumpir en la vida política y social del país —a inicios de la década de los setenta—, enarbolaba la defensa de los derechos de los grupos más vulnerables y marginados de la región baja de la Mixteca poblana (particularmente de Tecomatlán, donde se ubica su origen), pero muy pronto se erigió como una poderosa estructura política-social vinculada al PRI, con liderazgos capaces de influir en procesos electorales con sus más de 2 millones de votos, operar como grupo desestabilizador y paralizar una parte del país o tener un rostro más oscuro, de corrupción, lavado de dinero y crímenes nunca antes investigados.
Han transcurrido ya 47 años de aquel “grupo de profesores y estudiantes de la Escuela Nacional de Agricultura que encabezó un movimiento en defensa de una universidad nacionalista”, como recapitula sobre la historia de la organización el propio Aquiles Córdova Morán, líder nacional de lo que hoy se conoce como el Movimiento Antorchista. Y hoy enfrenta la debacle.
El ocaso de la organización, que por casi un lustro ha sido considerada como el grupo de choque por excelencia al servicio del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del que sus líderes traspasaron el poder entre familiares, comenzó en 2018, y ese primer golpe se lo dio el triunfo de Morena. El knockout también llegó desde el partido de Andrés Manuel López Obrador, pero tres años después, en 2021.
La pérdida de votos fue en cascada, pero en los estados medulares de su poder, Puebla y Estado de México, se derrumbaron, incluso en los municipios más emblemáticos.
Muchas razones explican esta debacle, desde la pérdida de recursos hasta de credibilidad de sus propios seguidores; pero un elemento clave fue la estrategia que se lanzó desde los morenistas y que fracturó el liderazgo antorchista, desde congelar los recursos de sus líderes en el estado de México y Guanajuato, hasta poner en evidencia su fracaso como presidentes municipales en los municipios que controlaban ante el incremento de la violencia.
La caída de esta organización no ha terminado y la pérdida de recursos es millonaria. El descalabro electoral de Antorcha Campesina se traduce en el quebranto de su capacidad para mantener su capital político, y la solvencia de recursos para controlar obras públicas, escuelas, recolectores de basura, rutas de transporte público (mototaxistas y combis principalmente), gasolineras, hoteles, tianguis y diversos negocios, entre otras actividades que han logrado afianzar con varios de sus líderes como legisladores y autoridades locales. La última estocada: el gobierno federal tiene en la mira sus finanzas.
Se prevé que en breve la Unidad de Inteligencia Financiera sume a su lista de antorchistas con bloqueo de su dinero, los líderes ubicados en Oaxaca; que al igual que a los de Puebla, estado de México y Guanajuato, son investigados por uso de testaferros y empresas fachada en probables esquemas de lavado de dinero y triangulación de recursos
Pero el desastre que representa para este grupo es poco para lo puede ser para el PRI. Los antorchistas integraban una serie de grupos que por décadas han garantizado el triunfo del PRI en el estado de México, lo que desde ahora presiona la elección de 2024, en uno de los últimos bastiones priistas.
Millones al servicio del PRI
“Doctor José Antonio Meade, somos 300 mil antorchistas en Puebla y dos millones en todo el país. Tanto los poblanos como en todo el país vamos a dar nuestro voto indiscutible al doctor Meade Kuribreña. Este es el compromiso que los representantes del antorchismo venimos a hacer”, prometió Aquiles Córdova al entonces abanderado de la coalición Todos por México (PRI, PVEM y PANAL), en un mitin en Puebla, en junio de 2018.
Pero los más de dos millones de votos con el que el liderazgo prometió favorecer al entonces candidato del PRI no fueron suficientes, como tampoco lo fue el apoyo que José Antonio Meade pidió a los antorchistas para frenar al tabasqueño. Resultó a la inversa y terminaron por perder fuerza y presencia ambas organizaciones.
La estocada fatal para la organización se dio en las elecciones del pasado 6 de junio pasado con la pérdida de más preferencias electorales, en especial con el arrebatamiento de sus dos principales centros de operación en el Estado de México: Chimalhuacán e Ixtapaluca.
Ambos gobernados por los liderazgos antorchistas del matrimonio entre Maricela Serrano Hernández y Jesús Tolentino Román Bojórquez, ediles de Ixtapaluca y Chimalhuacán, respectivamente, quienes terminaron perdiendo ante los candidatos de Morena por una diferencia de más de 10 mil 600 votos, en el caso de Maricela y de 17 mil 143 en Chimalhuacán con Tolentino.
Lo mismo se replicó en otros municipios mexiquenses, como también ocurrió en Puebla, por ejemplo, en Ixcaquixtla, donde Morena irrumpió de manera sorpresiva, consiguiendo casi la mitad de los votos, el 43.4% de las preferencias sobre las de líder del Movimiento Antorchista, Salvador Castañeda Luna, candidato del PRI quien pretendía reelegirse como alcalde de esa localidad.
“El debilitamiento antorchista fue un proceso que tardó algunos años porque desde el gobierno federal le fueron reduciendo presupuesto y se le fue investigando porque se tenía la sospecha, que después fue confirmada, de que triangulaban recursos a través de sus empresas, de los recursos federales que se les daba a los municipios gobernados por Antorcha, tanto para que ellos realizaran obras como para la compra del voto”, explicó César Soto Morales, académico doctorando en Ciencias Políticas y Sociales en la UNAM.
Su imperio de casi cinco décadas parece haber terminado.
Ni limosneros ni populares
La relación entre Antorcha Campesina y el gobierno en turno no siempre fue amable y colaborativa, más bien álgida. A inicios de la década de 1970, un grupo de profesores y estudiantes provenientes de la Escuela Nacional de Agricultura (ENA) encabezó un movimiento justificado en la defensa de una universidad nacionalista y agraria que sirviera para elevar la producción y las condiciones de vida en el campo.
El líder fundador, que hasta el momento se ha mantenido como secretario es Aquiles Córdova Morán, quien en aquel entonces como profesor de la escuela dirigía un grupo de izquierda en la ENA.
Si bien Aquiles Córdova Morán fue el ideólogo del Movimiento Antorchista, también participó de manera activa en la elaboración del Proyecto Universidad Autónoma Chapingo hasta su aprobación en la Cámara de Diputados y la publicación la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma Chapingo en el Diario Oficial de la Federación, el 31 de diciembre de 1974.
Desde su creación, el organismo utilizó el acarreo de personas, las marchas, los mítines y el pago de comunicados en las planas de diarios de Puebla como instrumentos de presión. Era un grupo posiblemente desestabilizador y de “ideología de izquierda”, por eso lo vigilaba entonces la Dirección Federal de Seguridad (DFS).
La forma de operar de Antorcha Campesina era presionar y chantajear, y esto provocó reacciones de organizaciones, caciques y el propio gobierno.
Hacia 1984, la fuerza de Antorcha Campesina era tal que tuvo el poder de reventar el Encuentro Nacional Contra la Represión del Campo, organizado del 24 al 26 de julio de aquel año, por grupos independientes como la UCI, sus rivales desde finales de la década de 1970, además de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala y el Frente Nacional contra la Represión (FNCR).
Al año posterior, Antorcha Campesina ya tenía un nutrido brazo en Guerrero, Morelos, Oaxaca y el estado de México, donde solicitaban a los alcaldes la instalación de todos los servicios en colonias recién fundadas por ellos, como ocurrió en la colonia Chileleco, del poblado de Nexquipayac en San Salvador Atenco.
La tensión entre el gobierno local en el poder y la organización de Aquiles Córdova Morán, previo a algún acuerdo, siempre rayaba en los connatos de bronca, como ocurrió en San Agustín Loxipa, Oaxaca, donde la autoridad municipal acusó a un grupo de antorchistas de sembrar mariguana. En contraparte, Antorcha Campesina reviró al afirmar que, tras negarse a dar una cooperación forzosa de 10 mil pesos para la construcción del mercado municipal, “12 de sus integrantes han sido encarcelados en diferentes ocasiones”. Esto ocurrió el 8 de octubre de 1985.
El sectarismo del que han sido señalados desde su alineación al PRI fue evidente desde el inicio. Justo a tres años de adherirse a ese partido político, Antorcha Campesina lanzó mensajes en su contra. En Cuernavaca, Morelos, un grupo de 15 personas solicitaban cooperación económica de transeúntes y automovilistas que circularan por el Boulevard Plan de Ayala para entregar un volante en el que aseguraban que el movimiento era “un intento limpio de unificación de los pobres de México y por su claridad de objetivos y la honradez en su lucha ha ganado la adhesión y simpatía de miles y miles de mexicanos”.
Y añade: “Así, entendidas las cosas resulta obvio que las colectas que hacemos en apoyo a nuestra organización no son campañas ‘de limosneros ni pedigüeños’, sino una verdadera cruzada en busca del apoyo de unos pobres por otros pobres, no se trata de una campaña para exprimir al pueblo, sino de exaltar la unidad que debe reinar entre los humildes”.
A pesar de los ataques que provocaban al interior del PRI, siempre en alianza con algún líder, su adherencia al entonces partido en el poder los lanzó directo a los cargos de elección popular. Por ejemplo, Hersilia Onfalia Adamina y Frine Soraya integrantes del clan familia de Aquiles Córdova Morán; así como otros actores como Héctor Javier Álvarez Ortiz; Jesús Tolentino Román Bojórquez; Edith Villa Trujillo; Telesforo García Carreón; Brasil Acosta Peña, quienes a la fecha ostentan curules y presidencias municipales en los bastiones de la organización.
Parte de sus constantes confrontaciones incluían las denuncias de que eran víctimas de amenazas y ataques repetidos. Una de ellas ocurrió en 1992, cuando Antorcha Campesina envió un oficio al entonces gobernador de Puebla, Guillermo Jiménez Morales, y al procurador de Justicia estatal, Marco Antonio Sáez Miera, asegurando que su líder Aquiles Córdova había sufrido un atentado “al ser agredido a balazos en su domicilio”, por parte, aseguraban, de “cabecillas reconocidos por el cacicazgo de Tecomatlán”.
Chimalhuacán, ABC de una derrota
De ser una organización defensora de las causas campesinas y populares, se convirtieron, casi 18 años después, en octubre de 1988, en un apéndice del PRI, justo en el marco de la campaña de Carlos Salinas de Gortari a la presidencia de República.
Documentos y diversas fuentes consultadas por este periódico indican que fue entonces que consolidó la capacidad para movilizar masas y fungir como un factor desestabilizador. Para entonces el movimiento aglutinaba varias suborganizaciones como Antorcha Popular, Antorcha Estudiantil, Antorcha Obrera y Antorcha Magisterial.
Desde ese momento, la organización ha sido percibida como un grupo de choque ligado con prácticas como el despojo e invasión de terrenos, marchas, bloqueos y protestas, el condicionamiento de programas sociales para la coacción del voto; así como el uso de amenazas y agresiones contra militantes políticos de partidos de oposición.
Muy pronto, el municipio de Chimalhuacán se convirtió en un caso emblemático dentro del Movimiento Antorchista. La impunidad y el contubernio con los políticos priistas, así como la pobreza, inseguridad y el deterioro social que predomina fueron las bases para la escalada de poder del grupo, aunque 81 años después fueron esos mismos factores los que terminaron por generar y agudizar el hartazgo de sus habitantes, quienes en los comicios pasados decidieron castigar con su voto a la organización.
Con 705 mil habitantes, Chimalhuacán le dio el poder al PRI en 1940, cuando Antonio Martínez, representante del entonces llamado PRM (Partido de la Revolución Mexicana) logró la victoria.
Los antecedentes de esta histórica derrota del priismo-antorchista en 2021, se remontan a agosto del año pasado, después de que Antorcha Campesina sostuviera pláticas con otros partidos, y tras sostener una reunión con la dirigente estatal del PRI, Alejandra Del Moral Vela, confirmó que, junto a Jesús Tolentino Román participarían en la elección del 6 de junio.
Román Bojórquez y Antorcha Campesina se apoderaron de Chimalhuacán desde hace dos décadas. El líder del Movimiento Antorchista obtuvo su primer triunfo en las urnas en el 2000, cuando venció a Hugo Herrera Buendía, hijo de Guadalupe Buendía La Loba, lideresa de la Organización de Pueblos y Colonias (OPC), también del PRI, aunque durante la toma de protesta, el 18 de agosto, las dos agrupaciones se enfrentaron afuera del Palacio Municipal con saldo de al menos 10 muertos, un trágico capítulo de la pugna violenta de estas organizaciones que a la fecha se rememora como “los mártires de Chimalhuacán”.
Tolentino fue reelecto en 2009 y en 2019, en medio de acusaciones de que en los otros periodos puso a sus personeros. Sin embargo, en las elecciones de este 2021 los habitantes, cansados de la delincuencia, las prácticas de extorsión política y social, entre otros atropellos, decidieron darle su voto a la candidata de Morena, Xóchitl Flores Jiménez, quien se convertirá en la primera mujer en gobernar el municipio.
Tanto los poblanos como en todo el país vamos a dar nuestro voto indiscutible al doctor Meade Kuribreña. Este es el compromiso que los representantes del antorchismo venimos a hacer” Aquiles Córdova, lider del Movimiento Antorchista Nacional.
Las razones del hartazgo
Las redes sociales fueron la clave y prácticamente derrocaron a Antorcha Campesina, después de ocho décadas de poder y dos de ellos del dominio de una sola familia, la de Tolentino.
Los chimalhuaquenses no se cansaron de denunciar en todas las plataformas digitales. Abundaron las evidencias de robos, en los que operaban grupos de motociclistas que con total impunidad asaltaban a los ciudadanos a plena luz del día. Se denunció también el uso del helicóptero de la policía municipal para intimidar a los brigadistas de Morena.
“Fuera antorcha, fuera el biólogo (Jesús Tolentino Román)”, se leía en cientos de comentarios que acompañaban a las publicaciones de denuncias en diversos grupos de Facebook del municipio.
Y era verdad. Tan sólo entre 2018 y 2019, la incidencia de extorsiones en el municipio se disparó en más de un 127%; y entre 2015 y 2018, los casos de robos a casa habitación crecieran casi un 40%, al pasar de 248 carpetas de investigación por ese delito abiertas en 2015, contra las 344 que se iniciaron en 2018.
Así, la jugada por el poder cambió, los tianguistas cansados de los cobros irregulares, del amedrentamiento con despojarlos de su zona de trabajo; los choferes de mototaxis que denunciaron abusos y violencia por parte de la Policía Municipal; los habitantes que carecen de agua, luminarias, apoyos sociales y seguridad, le dieron la espalda al Movimiento Antorchista que por mucho tiempo vio en ellos una mina de oro.
La caída de otro emblema
Algo similar ocurrió en el municipio de Ixtapaluca, gobernado por Marisela Serrano, esposa de Tolentino Román. La forma de operar de los antorchistas era la misma, los cobros y abusos, pero en este caso se sumó la ruptura con cuadros priistas, quienes terminaron por forjar alianzas con Morena, y así le arrebataron el control del municipio. Ese fue el caso del alcalde electo por Morena, Felipe Arvizu de la Luz, junto con su sobrino Armando Corona Arvizu, diputado federal electo, ambos provenientes del grupo político del PRI que llevó a Armando Corona Rivera a ser alcalde del municipio en el periodo de 2003-2005.
“En realidad, los militantes de Morena en los dos municipios (Chimalhuacán e Ixtapaluca) se dieron cuenta de a quiénes les dieron el triunfo. Por ejemplo, en Ixtapaluca sabían que votaban por expriistas porque el nombre de Armando Corona —fallecido en agosto pasado— en el municipio está asociado al PRI, aunque ahora, en el caso de su hijo como legislador federal y su cuñado al frente de la alcaldía brincaron a Morena, pero es muy asociado al PRI y la gente votó por ellos pero porque ya querían sacar al Movimiento Antorchista”, explicó Soto Morales, abogado y académico en la UNAM.
Como vecino de Ixtapaluca, el docente en la Facultad de Estudios Superiores Aragón apuntó que uno de los errores que llevó a la derrota antorchista se deriva del sectarismo y presión que ejercieron contra sus aliados priistas al grado, incluso, de que el propio Tolentino Román llegó a declarar el año pasado que su movimiento iría por su cuenta rumbo a las elecciones, sin el respaldo del Revolucionario Institucional.
“Dentro del PRI se debilitaron porque desplazó a liderazgos que no eran antorchistas, entonces, esos líderes que fueron desplazados y no veían a dónde actuar políticamente, se terminaron refugiando en Morena y le sumaron a su victoria. El sectarismo de antorcha terminó por debilitarlo y todo el recorte financiero, los escándalos de lavado de dinero de sus líderes y la estrategia de Morena de formar alianzas con varios actores políticos incluidos los expriistas desplazados terminaron por debilitar totalmente a la organización”, sostuvo el analista César Soto.
Antorchistas en el Poder
Aquiles Córdova Morán, dirigente nacional del Movimiento Antorchista
Ingeniero egresado de la UACh. El originario de Tecomatlán fue el profesor que en 1974 encabezó al grupo de profesores y estudiantes de la Escuela Nacional de Agricultura (ENA) y lograron que se convirtiera en universidad. Desde entonces ha estado al frente de la organización en la cual ha colocado a familiares y parientes políticos en lugares clave.
Luis Eleusis Leónidas Córdova Morán, dirigente en Izúcar de Matamoros, Puebla; hermano de Aquiles
Diputado por el PRI en la LXIV Legislatura (29 de agosto de 2018 al 31 de agosto de 2021).
Maestro en Pedagogía. Se desempeñó como profesor de primaria durante 34 años; fue líder del movimiento antorchista en Tecomatlán, Puebla, de 1974 a 2016. Durante ese lapso también fungió como secretario general en Delegación D-I-60 del SNTE, y como delegado en el Congreso Magisterial. En agosto se informó que fue uno de los líderes a quien la UIF le bloqueó sus cuentas.
Hersilia Onfalia Adamina Córdova Morán, dirigente en Atlixco, Puebla y hermana de Aquiles
Diputada del PRI del 29 de agosto de 2015 al 31 de agosto de 2018. Desde la década de los 80 y hasta 2007 ocupó varios cargos en la SEP, desde subdirectora y directora en escuelas secundarias y de bachillerato hasta supervisora y jefa de sector. Tiene una maestría en Educación. Fue candidata del PRI-PAN-PRD a la diputación federal de Atlixco y perdió ante el candidato morenista Mario Miguel Carrillo. Una investigación del Diario Cambio la señaló como presunta responsable en invasión de terrenos, privación de la libertad y venta de huachicol.
Lisandro Campos Córdova, dirigente en Tehuacán; presidente municipal electo en Tepexi de Rodríguez. Es primo de Aquiles.
Fue diputado del PRI en la Cámara de Diputados del 29 de agosto de 2012 al 31 de agosto de 2015.
Después de haber sido síndico del municipio poblano de Tepexi de Rodríguez, de 2008 a 2011 fue el alcalde de dicha localidad. Entre 2005-2006 fue diputado federal en la LIX Legislatura. Ha desempeñado diversos cargos, entre los cuales destaca consejero político del partido en Puebla.
Brasil Acosta Peña, dirigente en el estado de México
Diputado del PRI en la LXIV Legislatura (29 de agosto de 2018 al 31 de agosto de 2021).
Originario de Texcoco, es ingeniero agrónomo, tiene un doctorado en Economía. La UIF congeló sus cuentas bancarias en agosto y noviembre de 2020 por presuntamente haber recibido dinero “al margen de la ley”.
Lenin Nelson Campos Córdova, dirigente en San Luis Potosí
Diputado por el PRI en la LXIV Legislatura (29 de agosto de 2018 al 31 de agosto de 2021). Licenciado en Derecho, de 1981 a 1985 se desempeñó como notario y actuario. Fue otro de los líderes a quien en agosto le fueron bloqueadas sus cuentas por parte de la UIF. Junto con los legisladores y líderes Brasil Acosta y Luis Eleusis, Campos Córdova ha acusado al gobierno de Miguel Barbosa de fraguar ataques y represión política contra el Movimiento.
Liderazgos apagados
Jesús Tolentino Román Bojórquez, presidente municipal y líder de Chimalhuacán
Originario de Sinaloa y con la carrera trunca en Biología. Desde 1984 forma parte del Comité Ejecutivo Nacional del Movimiento Antorchista, y de 1989 a 2012 presidió el Comité Estatal de Antorcha Campesina en el Edomex. Desde el año 2000 ha sido en dos ocasiones presidente municipal de Chimalhuacán y dos veces diputado federal. Está casado con Maricela Serrano Hernández, alcaldesa y líder de Antorcha en Ixtapaluca. Busca su tercer periodo como alcalde de Chimalhuacán, pero fue derrotado por la candidata de Morena.
Maricela Serrano Hernández, presidente municipal y líder en Ixtapaluca
De haber sido regidora durante la década de los noventa, la licenciada en Derecho logró ser presidenta municipal de Ixtapaluca de 2013 a 2015. Tras haber sido regidora, fue diputada local suplente y diputada federal por el PRI. Ha sido consejera político estatal del PRI en representación de Antorcha Campesina e integrante de la comisión de asuntos femeniles estatales del PRI. Fue candidata del PRI a la alcaldía de Ixtapaluca, pero fue derrotada por el candidato de Morena.
La confrontación
La presión y el chantaje ha formado parte de su modus operandi. Un ejemplo que documentó la Dirección Federal de Seguridad (DFS) ocurrió el 3 de diciembre de 1979, cuando el líder de Antorcha Campesina, Aquiles Córdova Morán hizo una denuncia pública sobre caciquismo en el municipio de Tecomatlán, a través de un desplegado en el periódico El Sol de Puebla dirigido a Alfredo Toxqui Fernández de Lara, gobernador de la entidad; Nicandro Juárez Torres, director de Gobernación estatal y Álvaro Sambrano Vázquez, procurador General de Justicia.
De acuerdo con el expediente de la DFS que revisó ejecentral, la queja apuntaba a que esta población no había sido favorecida por el gobierno estatal, “dejando entrever que las autoridades municipales recurren al asesinato como lo prueban decenas de expedientes que existen en oficinas del poder judicial del estado”.
Entre sus peticiones, Antorcha Campesina pedía las garantías necesarias para la seguridad física de sus afiliados, “por lo que pueda ocurrir en el futuro, dejar constancia de la responsabilidad como cabezas visibles de la campaña contra la organización”.
La DFS identificaba a esta organización “de ideología izquierdista”, de acuerdo a los documentos de la época que estaban firmados por Miguel Nazar Haro, quien mantenía una confrontación permanente entre el gobierno y el movimiento, y de los antorchistas contra otros grupos.
Por su lado los antorchistas acusaban a las autoridades de la persecución y hasta el asesinato de varios de sus seguidores, y el gobierno u otros grupos, además de vigilarlos buscaban controlarlos, una de las formas las denuncias penales.
Por ejemplo, el 16 de abril de 1981, “una comisión de cinco personas” presentó una denuncia “ante las autoridades judiciales en la capital de Puebla” en contra de Antorcha Campesina, porque Aquiles Córdova Morán, y maestros del Centro de Estudios Tecnológicos Agropecuarios No. 110, ubicado en la región de Acatlán, eran encubridores “de abigeato, robo y alteración del orden públicO, provocando la división” en la zona sur de la entidad.
Los denunciantes también publicaron una carta abierta en medios impresos firmada también por la dirigencia de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), organización adherida al PRI.
El expediente de la DFS explica que el motivo de la disputa era que Antorcha Campesina logró el triunfo en las elecciones para presidente municipal “y se apegan a los lineamientos del gobierno” y que el problema radica en que los miembros de la CNOP no obtuvieron posiciones a nivel político en esos comicios.
Un proceso teñido de rojo
De la elección en Chimalhuacán, dos de los casos que destacaron dentro del proceso por empañar aún más el nombre del entonces candidato a la presidencia municipal Jesús Tolentino, fue el asesinato de Natividad Preisser, de la Fundación Social Unidos por la Justicia (FSUJ) que desde hace más de 20 años mantiene una rivalidad política con el Movimiento Antorchista, con quienes disputan el control de escuelas, recolectores de basura, mototaxistas y los comerciantes de varios tianguis.
Natividad Preisser fue asesinada el 21 de mayo de 2020, tras un ataque a balazos en una de las avenidas de la colonia Arturo Montiel en Chimalhuacán. Otro caso fue el asesinato del padre de Daniel Vargas, quien buscaba ser candidato a una diputación federal por Morena.
José Luis Vargas de 63 años, fue atacado a balazos el 27 de enero cerca de las 15:40 horas en la Calle Ocholli, Barrio Tlatelco, donde dos sujetos en motos lo asesinaron.
En su momento, fuentes ministeriales señalaron que entre sus líneas de investigación se encontraba la posible participación de Daniel Vargas en la actividad política de Chimalhuacán. Al igual que Natividad Preisser, Vargas es crítico del Movimiento Antorchista.
Incluso tras su muerte, en algunos puentes peatonales del municipio fueron colgadas lonas impresas en el que se denunciaba que una vez más, “el grupo político ´Antorcha Campesina´, mancharon de sangre las calles en tiempos electorales”.
El clima generalizado de represalias e intimidación que denunciaron candidatos morenistas se replicó en otros bastiones Antorchistas en otras entidades como Puebla. Tal fue el caso de las denuncias que a escasos días de la elección denunció Antonio López, candidato de Morena a diputado local por el distrito 20, e incluso anunció que presentaría denuncias penales por las agresiones que, dijo, sufrieron sus brigadistas por parte de integrantes de Antorcha Campesina; Eduardo Castillo, candidato del mismo partido a diputado por el distrito 23 denunció amenazas y persecución en contra de algunos candidatos en municipios de La Mixteca como Tecomatlán, la cuna del antorchismo.
Fueron los últimos intentos de Antorcha Campesina por conservar el poder, y no funcionó. Analistas que desde las áreas de inteligencia han dado seguimiento a este grupo, advierten que los próximos tres años serán de confrontaciones violentas entre los grupos que disputarán el poder en las zonas de influencia y que con la debacle de este movimiento han conseguido su libertad. Y son esos mismos grupos los que garantizaban al PRI la mayoría de votos en varias entidades, especialmente el estado de México.
“Por décadas Antorcha Campesina ha sido un grupo considerado como sensible y estuvo bajo atención. Tenía capacidad de movilidad nacional y el dinero para hacerlo. Representaba un riesgo y era un grupo al que se debía inmovilizar y así fue, pero ahora veremos un escenario de lucha por el poder sin duda violento”, aseveró una fuente de primer nivel.