La Portada | Donald Trump arremetió, usó y dominó

16 de Noviembre de 2024

La Portada | Donald Trump arremetió, usó y dominó

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Los pasajes que describe el yerno de Donald Trump en en su libro, de próxima aparición, muestran una relación muy distinta de la que se conocía hasta ahora, y los papeles que cada representante mexicano jugó en la negociación del Tratado de Libre Comercio, especialmente el equipo de López Obrador

El nuevo libro de Jared Kushner, el yerno del expresidente Donald Trump, que se hizo cargo de la relación con México, Israel y Arabia Saudita en sus cuatro años en la Casa Blanca, pinta dos gobiernos mexicanos opuestos. El del presidente Enrique Peña Nieto, a través de su secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, dispuesto a llegar al extremo de aceptar el rompimiento del Tratado de Libre Comercio de América del Norte frente a las presiones de Trump. Y el del presidente Andrés Manuel López Obrador, a través del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, dispuesto a ceder ante el republicano para no enfrentar una guerra comercial con Estados Unidos.

Videgaray y Ebrard, describe con detalle Kushner en el libro Breaking History: a White House Memoir, fueron sus interlocutores principales en ambos gobiernos. Pero no fueron iguales.

La relación con Videgaray fue más simétrica, mientras que con Ebrard fue notoriamente asimétrica. Con el primero había negociación; con el segundo, imposición. Con Peña Nieto hubo dificultades en la relación con Trump, y en dos ocasiones, por discrepar sobre los puntos a tratar sobre migración, el mexicano canceló giras de trabajo a Washington.

Con López Obrador no hubo problema alguno. Desde el principio le ofreció a Kushner que colaboraría con Donald Trump e hizo concesiones en materia petrolera y migratoria.

El libro, al cual ejecentral tuvo acceso, no deja bien parado al gobierno del presidente López Obrador, y en particular a Ebrard. El canciller mexicano, al preguntársele por la prensa sobre fragmentos del libro que fueron publicados por Reforma, respondió simplemente que se inscriben en el contexto electoral, no dijo más:

“Llegamos a un consenso en el Senado de la República con todos los partidos, yo estuve ahí, y les dijimos: eso no lo vamos a admitir. Entonces ya todo lo demás es campaña”, mencionó.

El libro del yerno del expresidente Donald Trump estará a la venta en la penúltima semana de agosto, y a lo largo de sus 502 páginas aborda varios de los pasajes de la política estadounidense, pero dedica un espacio muy amplio a narrar los encuentros y desencuentros con México, y que muestran el otro lado de la historia, pero también el sorpresivo abismo de diferencia entre los gobiernos de Peña Nieto y López Obrador.

Peña, clave para que Donald Trump fuera presidente

En las primeras páginas, Jared Kushner asegura que el gobierno de Enrique Peña Nieto fue clave para que Donald Trump llegara a ser presidente de los Estados Unidos. Justo en momentos en que Trump tenía encima a los medios y se volvía cada vez más impopular, una invitación del entonces presidente mexicano, a través de Luis Videgaray (entonces secretario de Hacienda), “ayudaría a contrarrestar la narrativa de los medios”, relata.

Donald Trump

Fue la oportunidad perfecta para demostrar que no estaba en contra del pueblo mexicano, sino en contra del flujo sin trabas de la inmigración ilegal a su país. En ese momento, recuerda, el republicano perdía por 13 puntos contra Hillary Clinton, por lo que debía de jugarse esa carta aunque también representaba un gran riesgo.

Su primer contacto con Luis Videgaray, escribe Kushner, ocurrió en la cafetería de un hotel ubicado en un suburbio de Maryland en Washington DC, y allí se propuso que los candidatos a la presidencia de Estados Unidos visitarán México, lo que podría mejorar su relación comercial a la que Trump condenaba habitualmente.

Posteriormente el candidato republicano se reunió con Videgaray, y fue el propio Donald Trump el que propuso viajar a la Ciudad de México para visitar al presidente Enrique Peña Nieto.

Donald Trump

Esta oportunidad demostraría que Trump podría comportarse como presidente en el escena0∫rio mundial. Los medios lo considerarían una sorpresiva visita, porque se confirmó apenas horas antes de su llegada a nuestro país, pero el libro demuestra que su llegada el 31 de agosto de 2016 fue meticulosamente planeada.

Y sí, el equipo de Donald Trump aprovechó cada detalle. El estadounidense llevaba, por ejemplo, gorras rojas bordadas que decían: “¡Haz que México vuelva a ser grande también”, recuerda en el libro.

“Habíamos acordado con los mexicanos que Trump y Peña Nieto no aceptarían preguntas de los reporteros. Pero cuando Karl gritó la pregunta del millón de dólares, Trump respondió: ‘Discutimos el muro; no discutimos el pago del muro’. Miré a Luis, que se apresuró a que alguien cortara la megafonía. Cuando los reporteros comenzaron a gritar preguntas, la música mexicana comenzó a sonar en los altavoces y los políticos salieron del escenario. Pero el daño fue hecho.

Trump y Peña

Para el público mexicano, era impensable que su presidente pudiera haber discutido el muro sin levantar oposición a la propuesta de pago de Donald Trump. Fue un insulto que no pudieron soportar y que hizo que Peña Nieto pareciera débil y potencialmente cómplice”, detalla el yerno de Donald Trump.

Al final, para el candidato estadounidense fue un viaje exitoso, porque “mostró a los votantes que podía meterse en la fosa de los leones y luchar por los intereses estadounidenses”, asegura el yerno del expresidente.

Donald Trump quería deshacer el TLCAN

Ya como presidente, y con una acentuada campaña en contra del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), bajo el argumento de que ponía en desventaja a Estados Unidos frente a sus competidores (México y Canadá), porque se habían arrebatado un gran número de empleos a los estadounidenses, Trump amenazaba con terminar con ese comercio tripartita.

“En abril de 2017, Trump nos había dado instrucciones a mí y a varios otros para que preparáramos documentos para poner fin al Acuerdo Libre de América del Norte de 1.3 billones de dólares”, explica Kushner en su texto, y añade: “Sabía que Trump estaba impaciente por arreglar las políticas comerciales fallidas de Estados Unidos, pero me preguntaba si realmente quería tomar esta apuesta masiva o si estaba tratando de motivar a su equipo de negociación para trabajar más rápido”.

Cuenta en sus memorias que junto con Gary Conh, quien fungía como asesor del presidente, y era el director del Consejo Económico Nacional, advirtieron al mandatario que era prematuro dar ese paso, ya que había conversaciones con los equipos en México y que eran productivas, pero de haberse cancelado no se tenía ningún plan de reemplazo, por lo “que los costos económicos simplemente podrían haber sido catastróficos”. Ante esto, el ya presidente republicano pidió que redactaran una orden ejecutiva de inmediato para blindarse.

El yerno del expresidente detalla que mientras había preocupación en el equipo de negociación que él tenía a cargo, Peter Navarro —asesor comercial de la Casa Blanca—, creía firmemente que romper el trato sería una victoria política, por lo que ya se estaba adelantando a preparar documentos para rescindir el acuerdo comercial con México y Canadá. Esta información fue filtrada a la prensa, por lo que el mandatario recibió presión mediática para que cumpliera con la cancelación.

Donald Trump

Mientras tanto, desde México, Luis Videgaray lo contactó por teléfono y le dijo: “esta es una pelea en la que México va a morir, pero Estados Unidos perderá una pierna y un ojo”.

La información que apareció en medios no sólo alarmó a México, Kushner menciona que el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin; el de comercio, Wilbur Ross; y el de agricultura, Sonny Perdue, estaban igual de alarmados, debido a que se afectaría negativamente un gran número de estados de la Unión Americana que se mantenían integrados a las cadenas productivas de los tres países.

Donald Trump

Añade el texto: “La insistencia de Trump en devolver los empleos a Estados Unidos significaba que cualquier acuerdo obligaría a México a perder empleos”.

Y entonces se enfilaron las negociaciones, por parte de México, recuerda en el libro, “la tarea recayó en Ildefonso Guajardo Villarreal, secretario de Economía de México y exlegislador. Con la vista puesta en su futuro político, Ildefonso entendió el peligro político del compromiso (…); consciente de cómo se vería esto para los mexicanos, Guajardo evitó un resultado potencialmente impopular al retrasar las discusiones y convertir los problemas técnicos en factores decisivos irresolubles”.

Donald Trump

Robert Lighthizer, representante Comercial de Estados Unidos, tuvo largas negociaciones con el equipo de Guajardo, las cuales fueron infructuosas, por lo que en mayo de 2018, Donald Trump ordenó a su equipo que preparara un arancel del 25% sobre los automóviles importados de Canadá y México, describe Kushner en el libro.

“Su movimiento audaz desconcertó a Washington y Wall Street”, recuerda el texto.

La noticia obligó a Videgaray a volar de inmediato a Washington. Jared Kushner recuerda que el emisario del presidente Peña Nieto entró a su oficina, sacó una hoja en blanco y dibujó un gráfico que ilustraba un compromiso potencial para el comercio entre los dos países con tal de evitar el arancel que planeaba imponer el mandatario estadounidense.

El secretario de Relaciones Exteriores, añade el libro, proponía que las importaciones de automóviles mexicanos entraran a Estados Unidos libres de impuestos, siempre y cuando el vehículo cumpliera con 62.5% de componentes fabricados en Estados Unidos, no obstante, el representante Comercial, Lighthizer “quería exigir que los vehículos fabricados en México utilizaran más piezas fabricadas en Estados Unidos”.

Donald Trump

Así lo relata el entonces asesor de Trump: “Lighthizer quería elevar este estándar de ‘reglas de origen’ al 85 por ciento. Cada porcentaje representaba miles de millones de dólares de inversión potencial y decenas de miles de puestos de trabajo. Luis sugirió que nos reunamos cerca del medio, proponiendo un umbral del 75 por ciento para ambos países, al mismo tiempo que exige que la USTR (Oficina de Comercio de Estados Unidos) haga concesiones en otros sectores. Este fue un gran movimiento. Prácticamente eliminaría la subcontratación de fábricas estadounidenses a México. Significaba que podríamos tener un trato. Y así, después de que Luis se fue, le llevé la nota al otro lado de la calle a Lighthizer”.

“Lighthizer estaba de acuerdo con el concepto de Luis para un compromiso de las reglas de origen en los automóviles, pero quedaba mucho trabajo por hacer en otros temas polémicos”.

La llegada de López Obrador al poder

Los esfuerzos del equipo de Peña Nieto por mantener el TLCAN de a poco rendían frutos. Sin embargo, el tiempo se les acababa, el fin del sexenio estaba por sucumbir y llegaba un nuevo partido.

“En medio de estas discusiones, el 1 de julio, México eligió a un nuevo presidente: Andrés Manuel López Obrador, conocido como AMLO. Su mandato comenzaría el 1 de diciembre. AMLO rápidamente nombró a Jesús Seade (Kuri), un experimentado profesor de economía, como su negociador comercial preferido”, recapitula en su narración Kushner.

En el contexto, quedaban cinco meses para iniciar el mandato de López Obrador, y había un tratado que aún no cuajaba, y que se mantenía a la espera de que el Congreso de Estados Unidos lo aprobara frente a las nuevas amenazas del presidente Donald Trump sobre castigar a las empresas.

Seade Kuri

Durante la transición de la salida de la administración de Peña Nieto y la llegada de la Cuarta Transformación, “poco después, se reanudaron las conversaciones comerciales oficiales en Washington y Seade se unió a la delegación mexicana junto con Luis”, cuenta el entonces asesor de Trump.

›En la mesa continuaba el 75% de contenido de origen de los automóviles, el equipo de Donald Trump; sin embargo, hubo un incidente que así describe Kushner y da cuenta del papel de Guajardo y Videgaray:

“Lighthizer inició la conversación con un tono optimista, algo inusual en él. ‘Me alegro de que tengamos un acuerdo para automóviles, al 75 por ciento, de modo que ahora podamos avanzar hacia los otros temas’.

“Sentado frente a Lighthizer, con las manos cruzadas frente a él, Guajardo entregó una sorpresa desagradable. ‘No estamos de acuerdo con eso, pero es una buena oferta tuya. ¿Qué tal si hacemos el sesenta y cinco por ciento y terminamos?

“Lighthizer se puso rojo como una remolacha de ira y lanzó una mirada en mi dirección. Se quedó atónito y pidió un descanso. Me indicó que entrara a su oficina, cerró la puerta y comenzó a gritar. ‘Jared, pensé que dijiste que teníamos un trato. Esto es un desastre. Hicimos nuestro gran movimiento demasiado pronto’ (hablaba Lighthizer).

“’Bob, deja de gritar’, le respondí. ‘Esto es en realidad tu culpa’.

“’Me dijiste que tenías un trato por ese número. ¿Cómo diablos es esto mi culpa?’

“’Has estado haciendo esto durante cuarenta años, y nunca antes lo había hecho. ¡No deberías haberme escuchado!’. Mi broma rompió la tensión. Bob se rio y se calmó.

“’Dame diez minutos para tratar de arreglar esto’, dije. ‘Confío en Luis para mantener nuestro trato’. Salí de la oficina de Lighthizer y aparté a Luis en el pasillo. ‘Luis, ¿qué diablos está pasando aquí?’. ‘Nos llevaré allí’, dijo. Luego pasó a un cuarto lateral con Guajardo. Luego supe que llamaron al presidente Peña Nieto, quien dejó claras sus órdenes”.

Kushner no especifica qué ordenó el entonces presidente mexicano, pero continúa su relato respecto a otras dudas, como ¿cuánto debería de durar el nuevo tratado?, ya que el anterior no tenía una vigencia.

En el libro así lo recuerda el entonces asesor de Donald Trump: “para corregir esta falla, Lighthizer exigió una cláusula de extinción, que daría por terminado el nuevo acuerdo después de cinco años, a menos que los tres países acordaran renovarlo. Esto fue controvertido. Los mexicanos, los canadienses e incluso el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, descartaron la idea y la calificaron de inviable”.

Ante esta disyuntiva, se lee en el libro, invitó a su casa a Videgaray para discutir el asunto en privado, incluso recuerda que había sobras de comida china, las que comieron mientras discutían como resolver el tema de la extinción. “Llegamos pasadas las 22:00, hambrientos y exhaustos. Encontré sobras de comida china en la nevera y nos servimos”.

Y continúa: "¿Qué pasaría si incluyéramos una cláusula de caducidad que rescindiera automáticamente el acuerdo después de 16 años, a menos que los tres países acordaran una extensión en el ínterin? Las partes podrían realizar una revisión conjunta en seis años para evaluar el acuerdo y hacer ajustes. Si las partes acuerdan una prórroga, el término del acuerdo se reiniciará por otros 16 años, si no lo hicieran, un reloj de rescisión de 10 años comenzaría a correr y las partes se presionarían para resolver sus diferencias a medida que se acercara la fecha de vencimiento”, relata Kushner.

Ríen de Seade

En la siguiente reunión, antes de poder explicar su propuesta que Kushner acordó con Videgaray, Jesús Seade intervino y dijo que tenía una idea.

›“Antes de que pudiera continuar, Jesús Seade intervino: ¡No, no, tengo una idea!”. A lo que Kushner acota: “La regla número uno de la negociación es siempre dejar que la otra parte vaya primero”.

Y continúa el texto: “Seade sacó su maletín y distribuyó un documento de dos páginas que era sorprendentemente similar a mi idea, pero con una diferencia sustancial: en lugar de una fecha límite de dieciséis años, propuso doce. Esto fue aún más ventajoso para los Estados Unidos, y un estudio de caso sobre por qué es mejor dejar que la otra parte dé el primer paso”.

“Tomamos un breve descanso y llevé a Luis a una pequeña sala de conferencias. Tratando de contener mi diversión, le pregunté qué quería hacer”, recuerda en sus memorias.

El canciller de Peña propuso que Guajardo se opusiera, y que pidiera 18 años, y luego se podría renegociar y acordar los 16 que estaban originalmente. Ante la premura de Seade de no negociar sino de imponer una idea, y de cómo es mejor que la contraparte hablé y ella misma se autosaboteé, Kushner cuenta que rio con Lighthizer de lo que sucedió en la oficina después de que se retiraron. “Ese fue uno de los peores momentos de negociación que ninguno de nosotros había visto”, señala en su libro. “Solo recuerda, nadie se vuelve más inteligente hablando, le mencionó Lighthizer”.

Un día después, el 27 de agosto de 2018, en la oficina oval, el presidente Trump, con el de México al teléfono, anunciaba que se había llegado a un acuerdo preliminar en tratado comercial.

En el libro se hace énfasis en que Seade reclamó el crédito por la cláusula de extinción. “Aquí y durante mi tiempo en el gobierno, vi de primera mano la sabiduría del adagio del presidente Harry Truman: es asombroso lo que puedes lograr si no te importa quién se lleva el crédito”.

Ebrard, resultados ante presiones de Donald Trump

Las relaciones con el nuevo gobierno que ya presidía Andrés Manuel López Obrador no eran armoniosas, había tensiones por la migración que se estaba dando en la frontera sur, lo cual se estaba agudizando con las caravanas de centroamericanos queriendo ingresar a Estados Unidos.

El presidente Trump exigía medidas drásticas que implementara el gobierno mexicano. Un año después de la primera vez, nuevamente el mandatario estadounidense amenazaba con imponer aranceles a la industria automotriz, una forma de presión para que México tomara cartas en el asunto. Kushner en su libro evoca lo que le dijo entonces el mandatario estadounidense:

Donald Trump

“AMLO puede tener políticas de tendencia izquierdista, pero como tú, es orgulloso e inteligente. Te ha mostrado mucho respeto hasta la fecha, pero es duro. Si lo empujas a una esquina, podría salir balanceándose”, le dijo al pedirle más tiempo para resolver la situación en la frontera con las autoridades mexicanas.

Equipo de AMLO

Antes del cambio de gobierno en México, Mike Pompeo, que en ese momento era secretario de Estado de los Estados Unidos, junto a Jared, invitaron a Marcelo Ebrard a quien consideraban el siguiente secretario de Relaciones Exteriores. “En la reunión, Pompeo deslizó un documento sobre la mesa. Describió los datos mensuales de cruces fronterizos ilegales. ‘Nuestra relación va a ser muy simple, había dicho Pompeo. Sigue estos números. Si suben, vamos a tener problemas. Si se caen, tendrás un socio increíble aquí arriba que te ayudará con las prioridades que tengas’. Ebrard llevó el mensaje a México, pero no obtuvo resultados”.

Para marzo de 2019, el número de indocumentados había aumentado significativamente.

Ante lo que consideraba el gobierno de Trump la “poca ayuda” de Ebrard, el yerno del mandatario estadounidense menciona en el texto:

“Hice un viaje de doce horas a la Ciudad de México para entregar mi mensaje directamente a AMLO: si México no actuaba de inmediato para reducir los cruces fronterizos ilegales, todas las apuestas estaban canceladas, incluido el T-MEC recientemente negociado, que aún estaba pendiente de aprobación en el Congreso”.

AMLO

Según Kushner, “AMLO prometió que le daría a Ebrard lo que necesitara para enfrentar la crisis. Consideré este compromiso como un éxito”.

No obstante, la presión de Trump continuaba sobre la mesa, el gobernante se decía harto de la inacción del gobierno de México, por lo que escribió un tuit el 30 de mayo de 2019, en el que anunciaba un arancel del 5% para todas las importaciones de Estados Unidos desde México “hasta que se resuelva el problema de la inmigración ilegal”.

Donald Trump

Este acto puso en alerta a las autoridades mexicanas. Marcelo Ebrard llamó inmediatamente a Washington, relata Kushner, para saber qué sucedía. “Te he estado advirtiendo durante semanas que el presidente está al final de su cuerda”, le dijo al canciller. Ebrard pidió una audiencia para resolver la situación, pero mientras transcurría el tiempo, el presidente estadounidense estaba dispuesto a ir aumentando los aranceles hasta remediar el problema de la inmigración ilegal.

Donald Trump

“Después de que el presidente amenazara con imponer aranceles radicales a las importaciones mexicanas en mayo de 2019, el gobierno mexicano reforzó su control migratorio. Los cruces fronterizos ilegales se redujeron de un máximo de 144 en mayo a 52 en septiembre. Los números seguían cayendo, pero Trump quería reducirlos aún más”.

A partir de entonces Marcelo Ebrard tomó el control de los temas migratorios con Estados Unidos y atendía todo lo que el asesor del presidente pedía. Así lo recuerda Kushner en su libro: “Mi regla número uno sobre trabajar con Trump es que debes mantenerlo informado de manera proactiva sobre tus esfuerzos"; el consejero del mandatario pidió a Ebrard a que asistiera Washington para una sesión de trabajo, y luego informarle a Trump sobre los pasos que está tomando México para frenar la migración ilegal, de lo contrario, advirtió: “o podríamos volver al punto de partida con las tarifas”.

Jared Kushner asegura que John Bolton, quien se desempeñó como consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, entró al despacho Oval (el 10 de septiembre de 2019), y le dijo al presidente Trump: “señor presidente, todo está listo. Tenemos que invadir México; no están haciendo lo suficiente en la frontera sur"; recuerda que Trump contestó: “John, eso es demasiado. Esa es la última gota. Jamás le haría eso a mi amigo AMLO ni al gran pueblo de México. Estás despedido”.

Una anécdota que el propio Trump le contó a Ebrard quien estaba estupefacto ante tal declaración. Sin embargo, el autor del libro, comenta que se rio como si se tratara de una broma, por lo que el canciller se relajó.

Donald Trump

“Trump estaba complacido con el trabajo de Ebrard para frenar la inmigración ilegal, que implicó el despliegue de tropas de la guardia nacional de México para vigilar su lado de la frontera”, asienta Kushner. “Aprecio todos sus esfuerzos, sus acciones han salvado muchas vidas, pero pueden hacer más”, le dijo un Trump complacido

al canciller mexicano.

EU necesita ayuda de México

Estados Unidos enfrentaba un problema, un sobreabasto de petróleo, lo que garantizaría tener energía por más tiempo, pero también a una industria con poca utilidad neta, lo que ponía en riesgo empleos en ese país. A nivel mundial, los precios de los crudos rondaban los 40 dólares el barril, y de continuar la sobreproducción, los precios podrían haber colapsado, situación que sí sucedió pero hasta 2020, cuando la pandemia llegó.

Así narra esta crisis Jared Kushner, cuando Hess (una de las más importantes corporaciones energéticas de Estados Unidos) pidió ayuda a Trump:

“’La industria se ha quedado sin tanques de almacenamiento de petróleo’, dijo un ejecutivo de Hess, y añadió: ‘No tenemos dónde almacenar el petróleo que sale del suelo. Esto podría quebrar la industria estadounidense del petróleo y el gas. El presidente tiene que involucrarse’”.

“Si los precios del petróleo se mantuvieran a 20 dólares el barril, las empresas de energía se verían obligadas a despedir a millones de trabajadores estadounidenses y la independencia energética de nuestro país estaría en peligro”, explicaba el ejecutivo de la petrolera, recuerda el libro.

“Tienes que llamar al presidente directamente, le dije a Hess. Le gusta el petróleo barato. Y no puedo hacer nada en esto a menos que él me lo indique. Media hora después, mi teléfono volvió a sonar”, era Donald Trump, ‘Jared, nunca pensé que te pediría que hicieras un trato para aumentar los precios del petróleo. Esto se está poniendo muy mal. Llama a los saudíes y a los rusos y trabaja con ellos para llegar a un acuerdo’”.

El texto narra lo que ocurrió después, Trump tuvo un encuentro telefónico con el rey de Arabia Saudita, Salmán Bin Abdulaziz; y con Vladímir Putin, presidente de Rusia, reunión en la que acordaban una reducción de 10 millones de barriles por día en la producción de petróleo global, pacto que el mandatario estadounidense festejó anticipadamente, y que fue interrumpida por Bin Abdulaziz, quien le dijo: “bueno, todavía no tenemos un trato. Necesitamos que México reduzca su producción en cuatrocientos mil barriles diarios”.

Kushner relata que “México era parte de un pacto petrolero extendido llamado OPEP+ que incluía a las 13 naciones de la OPEP y 10 países no pertenecientes a la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), incluida Rusia. Salman explicó que si México se negaba a reducir la producción, cualquier acuerdo fracasaría porque los demás países de la OPEP+ se resentirían por el parasitismo de México”.

Y añade: “Trump me pasó una nota: ‘llama a México lo antes posible’”.

Donald Trump

“Cuando hablé con Alfonso Romo, jefe de gabinete del presidente López Obrador de México, dijo que estaban tratando de reducir la producción, pero que no habían llegado a una decisión… Unas horas después, Romo volvió y dijo que como concesión a Trump, México recortaría la producción en cien mil barriles por día. Eso no fue suficiente. Sin embargo, cuando actualicé a Trump, el presidente se mostró sorprendentemente optimista. A esta ayuda de México, Trump se comprometió a recortar los otros 300 mil de la producción estadounidense”.

Y para cerrar este pasaje añade Kushner: “Esta reducción superó con creces los 300 mil barriles diarios. El presidente se dio cuenta de que podíamos acreditar la cantidad a México y llegar a un acuerdo”.

“Los tres líderes finalmente llegaron a un acuerdo y la OPEP aprobó una reducción de 9.7 millones de barriles por día. El acuerdo salvó millones de empleos estadounidenses en los sectores del petróleo y el gas”.