Es la época de oro de las encuestas. Los partidos y los políticos las han convertido en el instrumento clave para elegir a los candidatos para 20 mil 286 cargos de elección popular, como termómetro electoral y, adicionalmente, para jugar una suerte de guerra psicológica o guerra sucia durante el proceso. Con el arranque de las precampañas este lunes, el juego estratégico toma un nuevo impulso en el escenario político.
Algo es seguro, rumbo a las elecciones más grandes de México, la guerra de cifras es inminente, de acuerdo con especialistas consultados por ejecentral.
Ahora que el proceso se encamina a definir esos cargos estatales y el Congreso federal, para luego arrancar la competencia electoral, los focos rojos están encendidos ante el surgimiento de empresas fake, la difusión de sondeos sin metodología y el uso de cifras que intentan confundir a competidores y votantes.
Hace un par de años, el entonces consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, sostuvo que estos ejercicios de medición contribuyen a la democracia, pero se debía cuidar que no se conviertan en una herramienta de manipulación de la opinión pública. Hoy, esas palabras tienen mayor vigencia.
“El uso de encuestas como herramienta propagandística no es una práctica deseable en un país que quiera tener una democracia sólida”, advirtió en entrevista con ejecentral Lorena Becerra, directora de Becerra Mizuno y Asociados.
Para el exconsejero del INE, Marco Baños, “hay un riesgo cada vez más latente de que estamos cayendo en propaganda política disfrazada de encuestas”, por lo que urge una regulación más estricta.
“Hay casas encuestadoras muy serias y otras que surgen específicamente para apoyar a cierto político y terminan por ser parte de la estrategia electoral. Decirle a alguien: ´ya te voy a alcanzar o ya te dejé por muchos puntos de diferencia’, es parte de una estrategia política que busca confundir a la opinión pública”, destacó. Y una alerta más, Jorge Buendía, director de Buendía & Márquez, mencionó que le preocupa que en este proceso electoral se le esté dando seriedad a encuestas de dudosa metodología, como las que aparecen en Facebook u otras redes sociales, incluso ejercicios vía telefónica que están mal elaborados.
“Las compañías serias tienen una cartera de clientes que pueden perder, entonces hay costos si no hacen bien su trabajo. Una empresa nueva o patito no tiene costos, se dedica a vender propaganda y esto pasa con empresas que surgen de la noche a la mañana y en cada proceso electoral”, detalló.
Así, el mayor reto para las compañías reconocidas en este rubro es enfrentar la difusión de cifras obtenidas sin sustento metodológico, coincidió Ulises Beltrán, director de BGC Ulises Beltrán & Asociados.
“Ese es el mayor problema que tenemos enfrente rumbo a las elecciones de 2024: la proliferación de información obtenida de manera no debida, no científica, por un montón de agencias y el cuestionamiento a las encuestas serias”, enfatizó.
Esto mientras no existan sanciones ejemplares para disuadir la publicación de consultas sin rigor metodológico. En contraste, las empresas que pretendan dar a conocer encuestas durante el proceso electoral deben entregar al INE la información que avale la calidad del estudio y tienen prohibido difundir cualquier tipo de sondeo en los tres días previos a los comicios y hasta el cierre de casillas.
Encuestitis en los partidos
Aunque la reciente selección de candidatos a la Presidencia, gubernaturas y jefatura de gobierno de la Ciudad de México ha evidenciado inconformidad por parte de algunos aspirantes a cargos públicos, los especialistas consideran que la encuesta ha sido el método más efectivo para evitar fracturas internas en los partidos políticos.
“Siempre se han usado encuestas para tener información sobre qué tan competitivo está siendo un candidato. Quizá aquí lo que diferente es que se están utilizando para definir quién va a ser el candidato, una práctica que en términos generales introdujo la izquierda porque tenía muchos conflictos internos para definir a sus candidatos”, expuso Jorge Buendía, también integrante del Colegio de Especialistas en Demoscopía y Encuestas (CEDE).
Lorena Becerra consideró que hay “encuestitis” en los partidos y políticos porque se está midiendo el reconocimiento del nombre de un candidato, incluso la marca partidista, pero los políticos deben saber leer los números y considerar que cambian mientras estén más cerca las campañas.
“Sí hay como una encuestitis, que no necesariamente es mala, porque se está tratando de tener un diagnóstico de lo que está pasando con número demoscópicos, el problema es con qué metodología se están llevando a cabo estas encuestas y también cómo se están leyendo”, explicó Becerra Mizuno.
A diferencia de los comicios, donde se mide el éxito de las consultas con los votos finales dados a conocer por el INE, en los procesos internos, los partidos toman decisiones a partir de mediciones que no se pueden comparar con resultados oficiales.
Tanto Becerra, Buendía y Beltrán coincidieron en que es un error comparar una encuesta con otra, aunque los resultados de éstas sean similares.
“En las últimas elecciones estatales (estado de México y Coahuila), muchas encuestas, en ambos estados, se parecían entre sí, sin embargo, la gran mayoría de ellas no se acercaron al resultado de la elección y las que parecían atípicas, fueron más acertadas. Muchas veces comparar encuestas con encuestas no te dice nada”, detalló Lorena Becerra.
El partido que ha centrado la selección de sus candidatos en el método de la encuesta es Morena. Según Mario Delgado, dirigente nacional de ese partido, esto ha sido un éxito porque han elegido a los perfiles más competitivos, lo que ha permitido que el Movimiento Regeneración Nacional haya pasado de gobernar a 35 millones de personas en 2018 a casi 74 millones en 2022, de acuerdo con un dossier informativo del instituto político.
Jorge Buendía consideró que Morena avanzó en el tema de transparencia de sus procesos porque, en la última selección de abanderados a las gubernaturas y a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, transparentó la metodología de los ejercicios practicados, incluso incorporó este método en sus estatutos políticos.
Sin embargo, hay políticos que dicen tener otros datos… En septiembre pasado, Marcelo Ebrard aspiraba a la candidatura a la Presidencia de la República por el partido Morena. Confiado, decía: “las encuestas me favorecen”.
Para evitar fisuras, otro de los aspirantes, Ricardo Monreal, cedió su lugar al excanciller para que propusiera a una de las cuatro casas empresas que llevarían a cabo las consultas. Claudia Sheinbaum ganó con 39.4% de las preferencias y Ebrard quedó en segundo lugar con 25.6%.
El excanciller comenzó entonces un enfrentamiento con la dirigencia de ese partido exigiendo que se anulara el proceso por irregularidades. No lo consiguió.
La polémica creció cuando la secretaria general de Morena, Citlalli Hernández, reveló que en las encuestas hubo más de 930 ponderadores; por ejemplo, “si la boleta la llenó un joven de la sierra de Guerrero valdría distinto a una mujer empresaria de las Lomas”.
Este episodio ha sido, hasta ahora, el más visible de las fisuras que, aún y con encuestas, se están produciendo dentro de los partidos.
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En el Frente Amplio por México también hubo inconformidad, pero no fue por los resultados de las encuestas que favorecieron a Xóchitl Gálvez, sino porque los aspirantes se bajaron de la contienda pese a que faltaba una consulta pública. El presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, reconoció que los resultados no le favorecían a Beatriz Paredes antes de que la senadora priista lo admitiera públicamente. En todo caso, la candidatura de la oposición también fue decidida por encuestas.
Hoy, los ojos están puestos en quiénes serán los seleccionados para competir en los comicios de diputados federales, senadores, alcaldes, diputados locales y regidores, quienes ya se preparan para dar la pelea de cifras.
Marco Baños, exconsejero del INE y quien integró el Comité Organizador del Frente Amplio por México, adelantó a ejecentral que las asociaciones civiles están creando células en los estados que le hagan frente a la posible desinformación, lo que se decidió luego de la difusión de encuestas que le dan una ventaja de hasta 20 puntos a Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez.
Mientras tanto, en Morena están confiados en los ejercicios que se hicieron en los estados que renovarán gubernaturas, pues dan una clara ventaja a este partido frente a otros institutos políticos previo a las campañas.
Por ejemplo, en la Ciudad de México, que para Morena es la joya de la corona por ser “cuna de la Cuarta Transformación”, las encuestas internas le dieron al partido guinda entre 52.4% y 58.5% de la intención del voto, mientras que el resto de los institutos políticos no supera 10% de las preferencias.
En Jalisco, donde se identifica a Movimiento Ciudadano como la primera fuerza política, las encuestas de Morena tienen otros datos. Dicen que, en esa entidad, Morena tiene entre 36.4% y 40.4% de las preferencias electorales y Movimiento Ciudadano es la segunda fuerza con porcentaje entre 10.9 y 13.5, muy por debajo del partido del presidente Andrés Manuel López Obrador.
¿Y los indecisos?
Para Jorge Buendía, director de Buendía & Márquez, y Ulises Beltrán, director de BGC Ulises Beltrán & Asociados, el porcentaje de indecisos que, calculan, ronda entre 12% y 20%, no sería un factor determinante para modificar los resultados de una elección.
“No es un fenómeno nuevo y lo que siempre se olvida es que si bien puede haber un porcentaje importante que no nos dice por quién va a votar, sí está contestando otras preguntas como si aprueban la gestión del presidente o gobernador, su opinión sobre los partidos o candidatos… y ya hay métodos para clasificarlos de acuerdo con sus respuestas”, declaró Buendía.
Gabriel González-Molina, autor del libro Switchers S2. El segmento de la orfandad: entre el resentimiento y salir adelante, sostuvo en entrevista con el periodista Ciro Gómez Leyva que México está polarizado: el norte es antiAMLO y el sur es incondicional al tabasqueño, por lo que los electores del Centro y Occidente del país definirán al siguiente Presidente de la República.
Según el autor, el segmento S2, “el que está en la orfandad, sin ser representado por nadie”, vale 35% del electorado y es el que va a definir los comicios. Este grupo está conformado, en su mayoría, por jóvenes.
El dato. Suman 97 millones 762 mil 122 personas registradas en la lista nominal hasta noviembre de este año.
En entrevista con ejecentral, Lorena Becerra explicó que, rumbo a la elección presidencial de 2024, las encuestadoras tienen un contexto complicado para medir todos los segmentos.
Explicó que en 2018, por ejemplo, había un electorado enojado con los partidos que ya habían gobernado, por eso López Obrador captó la mayoría de los votos. “Ahí teníamos que entender cómo captar a este votante, porque no significó que todo el electorado se haya vuelto promorena, simplemente mucho del voto enojado con los partidos políticos tradicionales se fue sumando a la candidatura de López Obrador”.
Ahora, advirtió, hay retos para medir todos los segmentos, entre ellos llegar a los lugares con presencia del crimen organizado, donde la gente no quiere abrir la puerta o no quiere contestar ciertas preguntas, además de hacerle ver a las personas que el encuestador no tiene relación con la entrega de programas sociales.
De esta forma, los ciudadanos de México vivirán durante este proceso electoral un uso histórico respecto a las encuestas
como herramienta, pero también como arma de ataque.