La Portada | Caso ministra Yasmín Esquivel: mintió Báez
Aunque Báez Gutiérrez mintió respecto a que sí existía una carta en la que reconocía que retomó “partes importantes” para sus tesis del trabajo que desarrollaba Yasmín Esquivel, aún existen dudas sobre lo que realmente ocurrió hace más de 35 años, y que involucra la copia de las tesis con las que ambos se titularon en la UNAM
Un portazo. Esa fue la respuesta del abogado Édgar Ulises Báez Gutiérrez, cuando ejecentral visitó por quinta vez su domicilio, ahora para conocer su opinión sobre la fotografía que se conoció este jueves en la que aparece de espaldas, sentado en su propia casa con el notario público Amando Mastachi Aguario.
Desde el 31 de diciembre de 2022, fecha en que este medio encontró por primera vez a Báez Gutiérrez en su domicilio de la alcaldía Xochimilco y accedió a ser entrevistado, el abogado había sido enfático al señalar que ningún notario lo había visitado para dar fe de una carta escrita de su puño y letra, y firmada, en la que reconoce que sí retomó “partes importantes” del proyecto de tesis de la hoy ministra Yasmín Esquivel Mossa.
Esa ocasión, en una de las preguntas, el litigante reconoció que su sinodal, Martha Rodríguez Ortiz, le compartió “algunas ideas” del trabajo de la funcionaria, sólo eso.
Pero este jueves 19 de enero, Báez Gutiérrez se negó a dialogar. ejecentral llevó impresa la fotografía en la que el abogado aparece de espaldas, con una chamarra con colores rojo y negro, portando una gorra oscura y cubrebocas, sentado a la mesa de su cocina, con papeles y pluma en mano. A su costado izquierdo, de pie y con un folder amarillo en la mano izquierda, se aprecia a Amando Mastachi Aguario, titular de la Notaría Pública 121 de la Ciudad de México.
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El notario, incluyó en su expediente otras dos imágenes similares a esa, todas de espaldas al litigante, y una más donde aparece Mastachi Aguario afuera del domicilio de Báez Gutiérrez.
Édgar Ulises Báez junto con Yasmín Esquivel son el epicentro del escándalo que desde el pasado 21 de diciembre comenzó con la revelación del investigador Guillermo Sheridan, sobre la tesis con la que cada uno, por separado, se tituló y que son prácticamente idénticas, o como resolvió el Comité de Integridad Académica y Científica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, el pasado 11 de enero, que del análisis de los archivos físicos y digitales de la tesis profesional de la ministra, presentada en 1987 se concluyó que se trata de una “copia sustancial” de otra presentada ante la Facultad de Derecho en 1986.
La negativa del abogado por explicar por qué mintió respecto a la carta notariada que firmó, pone en duda su testimonio; sin embargo, todos los documentos que integran el expediente del caso dejan muchas más dudas sobre lo que pasó hace más de 35 años.
La visita que sí existió
El acta notariada de Amando Mastachi Aguario expone que la profesora Martha Rodríguez Ortiz solicitó sus servicios. Era el jueves 29 de diciembre de 2022 cuando la que había sido directora de tesis de Báez Gutiérrez y de Esquivel Mossa, quienes se recibieron en 1986 y 1987, respectivamente.
Apenas habían pasado ocho días desde que se había puesto en duda la autenticidad de la tesis de la ministra Yasmín Esquivel Mossa, y quedaban apenas tres días para que ella participara como candidata en la elección a la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El notario en persona, junto con la maestra, ese día acudieron a la casa del abogado. Rodríguez Ortiz no sale en alguna foto, sólo el notario y Édgar Ulises Báez. El acta relata que llegaron a las 8:30 horas de ese jueves y tras identificarse el abogado Báez, reconoce un escrito de dos días antes, del 27 de diciembre, “por el cual me manifiesta que él lo redactó y que conoce su contenido y el alcance legal del mismo, toda vez que es Licenciado en Derecho, del cual me solicita que en este acto se firme ante mi presencia, por lo que dicho señor procede a poner ante mí su firma y ratifica el documento que agrego al apéndice de este documento”.
En el mismo documento el notario se establece que esa acción sólo tardó 15 minutos, pues señala: “terminé la diligencia siendo las ocho horas con cuarenta y cinco minutos del día de su fecha”. En el expediente que integró Mastachi Aguario, aparecen las identificaciones del abogado y de la profesora; así como cuatro fotografías, una de la fachada de la casa de Xochimilco de Báez Gutiérrez y tres más del abogado, de espaldas, sentado, leyendo un escrito hecho a máquina y mientras revisa la foja, sostiene una pluma en la mano derecha.
Ese pequeño legajo no incluye la carta que a mano escribió Édgar Ulises Báez, sólo la que aparece ya impresa en computadora. Ambas dicen lo mismo.
El 3 de enero pasado, apenas cinco días después de esa diligencia, ejecentral buscó al notario, pero estaba de vacaciones y su equipo de trabajo dijo que regresaba a la ciudad el 4 de enero.
Confesión ambigua
La carta, de la que el notario dio fe de que firmaba frente a él Báez Gutiérrez reconoce que del trabajo de Yasmín Esquivel “tomé varias referencias y texto porque necesitaba acabar la carrera rápido”.
El documento impreso tiene 16 líneas y el nombre del abogado con su firma. En el segundo párrafo, el abogado explicó que su asesora, Rodríguez Ortiz, “me mostró un trabajo que estaba realizando otra alumna sobre el mismo tema”. Y añade: “Por lo anterior manifiesto que tuve la oportunidad de revisar y estudiar varias partes del trabajo de otra alumna”.
Otro punto importante es que tras ver en medios de comunicación sobre la tesis de Esquivel Mossa, “quiero de manera libre y voluntaria aclarar que es un hecho real que pude tomar partes importantes del trabajo de ella en el año de 1985 y 1986”.
Ese mismo día, pero nueve horas después, a las 17:30 horas, la profesora se presentó a comparecer a una “entrevista de testigo” ante la Fiscalía de Investigación Estratégica Central capitalina, y llevaba bajo el brazo el expediente notariado por Mastachi Aguario. De hecho, de acuerdo con el acta levantada por el Ministerio Público se presentó para ofrecer como prueba el instrumento notarial y fue así como la autoridad investigadora capitalina validó el testimonio de Báez Gutiérrez.
Ya no quiso hablar
De la carta que firmó el abogado ante el notario, ejecentral también llevó una impresión este jueves a su casa, con el fin de mostrarla a Báez Gutiérrez y saber si la reconocía. Pero el abogado optó por guardar silencio. En cuanto vio las copias de la foto y la misiva, Báez cerró la puerta. Se negó a ratificar lo que había dicho en las cuatro entrevistas previas.
—Qué tal, abogado. ¿Cómo está? —se le preguntó a Báez Gutiérrez, quien abrió la puerta alrededor de las 11 de la mañana de este jueves.
—Bien —respondió el abogado, quien apareció con cubrebocas y la característica chamarra que ha utilizado en los últimos días.
—Qué bueno. ¿Cómo sigue? —se le planteó, debido a que recientemente padeció neumonía y se recupera de una operación ocular.
—Ya mejor.
—Qué bueno. Me da gusto. Quería ver si le puedo robar 10 minutos para conversar.
—No, ya fue suficiente.
—Discúlpeme, pero sigue saliendo información sobre el caso de la tesis…
—¿Y qué tiene que salga información? El Consejo Técnico es el que va a resolver.
—Mire. Hoy se publicó esta imagen donde aparece el notario con usted, al parecer aquí en su casa.
—Ya te dije que no.
—Regáleme sólo cinco minutos…
—¡Ya te dije que no!
Con un portazo dio fin al breve encuentro, con lo que se tambalean las afirmaciones que hizo anteriormente, en el sentido de que no había escrito la carta, que no había recibido en su casa a ninguna autoridad y que él es el autor de la tesis que ha puesto en tela de juicio la ética de la ministra Yasmín Esquivel y de la académica Martha Rodríguez Ortiz, quien fue asesora de tesis de ambos en la década de 1980.
Recuento de las visitas
La primera vez que ejecentral entrevistó a Édgar Ulises Báez fue la mañana del 31 de diciembre de 2022, horas antes de que se realizara la votación para elegir a la nueva cabeza de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), evento que tuvo lugar el 2 de enero de 2023, y cargo al que aspiraba la ministra Esquivel.
Para entonces, habían transcurrido 10 días desde que el académico Guillermo Sheridan publicó en el portal de Latinus un reporte en el que señalaba que la tesis de la ministra, titulada “Inoperancia de los sindicatos en los trabajadores de confianza del Artículo 123 apartado A” y publicada en septiembre de 1987, es prácticamente idéntica a la presentada 14 meses antes por Édgar Ulises Báez Gutiérrez.
Después de semana y media de incertidumbre, al fin hablaba el autor de la tesis que presuntamente había plagiado la aspirante a presidir el máximo tribunal del país. Fue en aquella entrevista que Báez dijo la frase “la lógica lo disipa todo: el que se titula primero evidentemente tiene el texto original”.
De respuestas cortas, poco afecto a los detalles y de carácter hosco, Báez concedió 20 minutos de conversación al interior de su recámara. Para entonces no se conocía el dato de la carta ni de la visita del notario. Y el entrevistado tampoco lo mencionó.
Se concentró en los argumentos de temporalidad. “Como dije antes, la lógica lo explica todo: una persona que se titula después no puede alegar plagio de una obra publicada previamente. No querer asimilarlo o comprenderlo es hacerse pato”, decía.
Fue en esa primera entrevista que Báez comentó que la mayor parte de su carrera la dedicó a la defensoría pública en la Ciudad de México y a dar clases en las secundarias de Tláhuac y Milpa Alta.
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La segunda visita al domicilio de Báez fue la tarde del 2 de enero de 2022. Para ese día no sólo se sabía ya el nombre de la nueva presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña, sino que se hizo pública una investigación que realizaba la Fiscalía capitalina, en la que por primera vez se menciona que Báez redactó la carta autoinculpatoria y que el notario Mastachi había avalado su autenticidad.
Esa vez, la entrevista fue en el umbral del zaguán negro de la vivienda de Báez y de escasos dos minutos, pero que fueron suficientes para que el abogado afirmara con insistencia que ninguna autoridad los había entrevistado.
Para este segundo encuentro, ejecentral se aseguró de registrar las declaraciones en video, mismo que fue compartido en el portal y las redes sociales de este medio.
—Me podría confirmar que aquí no ha venido nadie a verlo?
—Nadie.
—¿Ninguna instancia?
—Nadie.
—¿Ningún notario?
—Nadie.
—¿Nadie de la UNAM?
—Nadie.
—Podría ratificarme lo que me dijo la primera ocasión, que usted es el autor de la tesis?
—Ya le dije que eso es por razonamiento deductivo; si ella se graduó después que yo, todo es por lógica, si no es “hacerse pato”.
Para la segunda entrevista, ejecentral llevó consigo impresiones de algunas partes de la investigación de las autoridades capitalinas donde se cita su presunta confesión y la fotografía del notario Mastachi Aguario para saber si reconocía el rostro o partes del testimonio.
Pero Báez lo negó todo, y pidió al reportero no volver a buscarlo, pues seguía convaleciente y ahora con síntomas de Covid-19. “Si recaigo, te voy a responsabilizar a ti”, dijo el abogado para dar por concluido el diálogo.
La imagen que causó un vuelco
La tercera entrevista con Édgar Ulises Báez fue el viernes 13 de enero alrededor de las 5 de la tarde. En esa ocasión el objetivo era recoger la opinión del abogado sobre un comunicado publicado por el notario Mastachi, quien aseguraba contar con imágenes del propio Báez firmando documentos en los que reconoce que la carta autoincriminatoria es de su autoría.
Por tercera ocasión dijo que ningún notario había pisado su casa, que no había redactado ninguna carta y que no había recibido citatorio de ninguna autoridad.
Para esta breve conversación, Báez optó por no abrir la puerta. Desde el interior de la vivienda, donde aparentemente no tiene familiares, el abogado suplicó que ya no se le molestara, pues su oftalmóloga le había recomendado controlar la presión y alejarse de preocupaciones y tensiones, de lo contrario no sería posible operarle el ojo derecho, donde también presenta cataratas.
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La cuarta entrevista con el abogado ocurrió el 18 de enero, alrededor de las 13:00 horas. Por la mañana, el diario El Universal había publicado declaraciones de la académica Martha Rodríguez Ortiz, quien confesó que compartió con varios alumnos, entre ellos el propio Báez Gutiérrez, el proyecto de tesis de Yasmín Esquivel, por lo que, aseguró, la víctima de plagio era la hoy ministra.
Báez regresaba de hacer compras, cuando fue interceptado por el reportero de ejecentral. Se le notó de mejor ánimo y hasta compartió que su oftalmóloga ya había dado luz verde a su operación.
Se le mencionó entonces que la profesora Rodríguez Ortiz había confesado que compartió el trabajo de Esquivel, a lo que Báez contestó: “Es mentira. Yo elaboré mi tesis en base a la idea que tuve en la mente”.
Finalmente, la quinta entrevista ocurrió este jueves, cuando Báez se quedó sin argumentos ante la imagen de él y el notario en la casa de Xochimilco. Después de portazo, este reportero arrojó a través del zaguán una hoja donde anotó su número telefónico, por si en el futuro el abogado quiere contar qué fue lo que realmente pasó durante el proceso de titulación, hace 37 años.
Muchas dudas
La profesora Rodríguez Ortiz se presentó a ofrecer pruebas dentro de una denuncia penal que ella no inició, sino que lo hizo la ministra Yasmín Esquivel el 24 de diciembre de 2022. Y no sólo recabó horas antes la prueba en casa de su exalumno Édgar Ulises Báez, sino que acudió sin citatorio y declaró ante el ministerio público, no en interrogatorio formal, sino en entrevista y en ese momento dijo:
“Deseo aclarar que durante el desarrollo de las diversas tesis que he asesorado, con el fin del enriquecimiento doctrinario, le proporcionaba a mis alumnos diversa información de libros, tesis, artículos contenidos en revistas, artículos hemerográficos para la consulta, obtención y referencia de información para que fueran incorporados a sus trabajos de investigación, como lo fue el proyecto de tesis de la alumna Yasmín Esquivel Mossa, que le compartí al también alumno Édgar Ulises Báez Gutiérrez y seguramente a otros alumnos más, para que los tomaran como referencia”.
A la profesora le mostraron en esa diligencia un “documento constante de cuatro hojas de tamaño carta, papel bond, que corresponde al capitulado de la tesis” de la ahora ministra. Martha Ortiz reconoció su firma y recordó con precisión que fue aprobado ese capitulado “en el año de 1985”.
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Cabe mencionar que precisamente esas afirmaciones de la maestra, de compartir materiales, fue considerado por el director de la FES Aragón como “un fraude al proceso de enseñanza-aprendizaje”; pero adicionalmente “la haber sido directora de ambas tesis, conocía el contenido de éstas y aún así fue omisa en realizar entre ambas las observaciones, adecuaciones o cualquier acción tendiente y necesaria para evitar coincidencias entre ambas”, señala el documento firmado por Fernando Macedo Chagolla, director de la institución y fechado l 17 de enero pasado y en el que le notifican que suspenden su relación de trabajo y salarios.
Antes, el 26 de diciembre la profesora ya había sostenido otra “entrevista” con el ministerio público y aseguró que el tema de tesis de Esquivel Mossa fue “novedoso y original”.
En lo que fue una investigación muy rápida, pues el 30 de diciembre la Fiscalía capitalina emitió sus conclusiones, es decir, seis días; el fiscal Carlos Guillermo Cruz Guzmán con firma y sellos determinó en no ejercicio de la acción penal y se sobreseía. En el cuerpo del documento, tras tener el testimonio de la directora de tesis; la declaración del profesor Javier Carreón Hernández, quien declaró que en 1985 le comentó Esquivel Mossa su tema de tesis y que “estaba avanzada”; la carta notariada de Édgar Ulises Báez, y un dictamen forense de la repositorio de las tesis de la UNAM con el que la ministra trató de demostrar que su tesis se subió primero a esa plataforma.
Como parte de las pruebas de Esquivel Mossa al ministerio público ofreció un dictamen pericial que acredita que las hojas corresponden al envejecimiento natural a la temporalidad que se señala. Ese documento es el proyecto de capitulado de la ahora ministra y que se habría presentado, de acuerdo a su propia cronología, en diciembre de 1985; los peritos explican que no hay alteraciones a esos materiales.
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En un peritaje del Colegio de Estudios de Criminalística y Ciencias Periciales se señala que “no existe hasta el momento técnica alguna conveniente para determinar con seguridad las edades de las tintas”, al referirse a las firmas de dicho documento.
La cronología de la tesis que la ahora ministra sostiene es que comenzó su tesis en julio de 1985, le aprobaron su capitulado en diciembre de ese año y concluyó en abril de 1986; la actualizó en julio de 1987 y quedaron listas las 157 páginas de máquina de escribir que integran su tesis.
La registró después de Édgar Ulises Báez, asegura, porque no contaba con el servicio social, que era un requisito, por lo que al terminarlo en febrero de 1987 procedió al trámite.
En esa época, como hasta ahora, aquellos estudiantes o pasantes que trabajaran en el servicio público podían liberar su servicio social con sólo presentar una carta, tras un año de acreditar ese empleo.
De acuerdo al currículum oficial de Esquivel Mossa, que se encuentra en el Senado, comenzó a trabajar desde octubre de 1985 en la entonces delegación Coyoacán; y aunque cambió de área en la misma oficina coyoacanense, permaneció hasta julio de 1987. Es decir, podría haber hecho válida la liberación de su servicio social en octubre de 1986, como lo establece el artículo 91 de la legislación.