Esta vez, comenzaron con el pie izquierdo. La guerra fría entre el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y uno de los empresarios más ricos del mundo surgió en 2018, y se afianzó al año siguiente, cuando oficialmente se le notificó la cancelación de las obras del nuevo aeropuerto de Texcoco. La confrontación subió de tono cuando llegó la amenaza del tabasqueño de llevar a los constructores y operadores de gasoductos a los tribunales internacionales.
Esas decisiones, sumadas a los comentarios sobre empresarios en general y su voracidad tensaron la armonía que existía. Y afectaron la inversión, por más de 820 millones de dólares, de las empresas de Carlos Slim Helú.
Así, los dos personajes que por más de dos décadas habían operado como aliados estratégicos, se distanciaron, al menos hasta agosto de 2019.
Hubo una forma de medir este enojo. Hasta los primeros meses del año pasado, el conglomerado de la familia Slim Helú recibió, por parte del gobierno lopezobradorista, muy pocos contratos públicos, prácticamente el mismo trato que tuvo en el último año de Enrique Peña Nieto, según muestran las bases de datos de CompraNet que revisó ejecentral.
Es decir, en 2018 y 2019, a las empresas de Slim se le adjudicaron sólo dos contratos de cada mil, lo que significa que ganaron 60 centavos de cada 100 pesos convenidos, según los datos de CompraNet. Una cantidad que el gobierno de Peña fue disminuyendo año con año hasta quedar en esas cifras.
Pero eso cambió en el verano pasado. López Obrador en sus mañaneras dejó de mencionar por su nombre a Carlos Slim o de forma tácita a sus empresas y, sobre todo, comenzaron a fluir los contratos, y hasta lo invitó a cenar con el presidente estadounidense, Donald Trump.
Fue entonces que las empresas del magnate mexicano reportaron un incremento en la obtención de contratos de gobierno por casi 1,500%, repartidos entre las más de 200 empresas de Carlos Slim, y con ello sus ganancias.
Y ahora, un año después, es el empresario que se dispone a regalar al gobierno 600 millones de dólares en vacunas contra el coronavirus.
Ganaba 6 pesos ahora 64
En 2018, el último año de Peña Nieto en la presidencia, CompraNet reportó alrededor de 194 mil 200 contratos (que no son todos) de compra de bienes y servicios por un monto superior de 461 mil 500 millones de pesos (unos 21 mil 66 millones de dólares, al tipo de cambio de hoy). De ese total, las empresas de Slim se quedaron con dos de cada mil contratos del gobierno federal.
En 2019, en el primer año de López Obrador, las empresas de Carlos Slim se adjudicaron 379 contratos (11 más que en 2018). De los más de 350 mil 217 millones de pesos (15 mil 985 millones de dólares, al tipo de cambio de hoy) que pactó pagar el gobierno, las compañías del principal accionistas de Teléfonos de México (Telmex) se quedó con poco más de dos mil 110 millones de pesos.
Es decir, con Peña o con AMLO, en 2018 y 2019 respectivamente, las empresas de Slim se adjudicaron sólo dos contratos de cada mil, según los datos de CompraNet. Desde 2018, documentó Raymundo Riva Palacio en varias de sus columnas de Estrictamente Personal, se dio un rompimiento, a tal punto que López Obrador se expresaba muy mal del empresario.
Sin embargo, en agosto del año pasado, se sentaron las bases para que terminara la guerra fría.
“Fue muy importante el que haya aceptado participar en este acuerdo desde el inicio, el Grupo Carso, hacer el reconocimiento aquí a Carlos Slim, que fue el primero en llegar al acuerdo con la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Esto marcó la pauta para lograr los acuerdos posteriores, pero así actuaron todas las empresas, con mucha responsabilidad”, así agradeció López Obrador al empresario el 27 de agosto del año pasado en su conferencia matutina en el Palacio Nacional.
›Ese halago fue porque concluyó con éxito la renegociación de contratos de la CFE con las empresas constructoras y operadoras de los gasoductos para la empresa del Estado. Se amenazó de ir a los tribunales internacionales en caso de que las empresas privadas no aceptaran las nuevas reglas del gobierno.
El broche de oro que selló la relación se dio a conocer a mediados de año, con el reporte anual que Grupo Carso envió a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) donde señaló que las deudas pendientes del cancelado aeropuerto en Texcoco, “al cierre 31 de diciembre de 2019, se alcanzó un acuerdo de finiquito y se recibieron los fondos”.
Esa nueva relación comenzó a dar frutos para las empresas de Carlos Slim. Hasta hace dos semanas, las empresas del magnate mexicano reportaron un marcador de 3.1 contratos por cada mil pactados en las compras del gobierno en lo que va de 2020. Lo anterior significó un incremento de casi 1500 por ciento.
ejecentral buscó entre los más de 89 mil 600 contratos a una muestra de más de 200 empresas del empresario Carlos Slim.
En dinero, se encontró que antes se adjudicaban 6.0 pesos de cada mil, en lo que va de 2020, la relación es de 64.1 pesos por cada mil, cambio que significó un incremento de 962 por ciento.
En todo 2019, se adjudicaron 2 mil 116 millones de pesos y en el periodo de enero al 14 de agosto, obtuvieron 18 mil 590 millones de pesos en contratos del gobierno federal. Para hacer comparable el incremento se obtuvo el promedio mensual, así de los 176 millones de pesos se pasó a 2 mil 324 millones de pesos, es decir 1218% más.
El secreto, las obras y telecomunicaciones
El emporio Slim va desde la cadena de cafeterías Sanborns, donde venden desde chocolates hasta electrodomésticos, pasando por las telecomunicaciones y terminan en la fabricación de plataformas petroleras a través de su filial Operadora Cicsa.
De las empresas de Carlos Slim, las más beneficiadas hasta ahora por el gobierno de López Obrador son precisamente Operadora Cicsa, uno de los brazos constructores de Grupo Carso, con lo cual “el ingeniero” construirá una parte de las emblemáticas obras insignia del presidente, el Tren Maya.
La empresa fue elegida y recibirá 19 mil 995 millones de pesos (unos 725 millones de dólares), para construir uno de los tramos de 235 kilómetros de la vía del tren. Ese proyecto, en lo que va del año, es la obra más valiosa asignada, al menos hasta el 14 de agosto.
En tanto, dos empresas de telecomunicaciones: Teléfonos de México y Uninet, tienen los mayores incrementos de contratación con avances de 180% y 130%, en los primeros ocho meses respecto todo 2019.
En esa nueva relación del Presidente se da ese explosivo crecimiento de las ventas de bienes o servicios al gobierno. Algo que podría no pasar en una expansión natural o la compra de activos en el país o en el extranjero. Esto último viene en el reporte anual donde el brazo industrial de Slim, Grupo Carso, recuerda el gran fracaso que tuvieron hace dos décadas con una pérdida millonaria en Estados Unidos con el negocio de venta productos electrónicos a través de la cadena de tiendas CompUSA y Good Guys.
Así en esa nueva relación entre el también banquero, a través del Grupo Financiero Inbursa, y el gobierno federal, el empresario se dispone desembolsar cuando menos 600 millones de dólares, cifra que al tipo de cambio de hoy significa unos 13 mil 156 millones de pesos en la compra de las vacunas contra el coronavirus.
Es decir, el empresario a través de la Fundación Carlos Slim se dispone a gastar el equivalente a 71 pesos de cada 100 pesos que ganaron en contratos del gobierno federal.
El dato. América Móvil, es la empresa insignia de la familia Slim, al 25 de agosto tuvo un valor de capitalización de 56 mil 641 millones de dólares, del que es propietaria del 83% de las acciones serie “AA” y del 33.6% de las acciones serie “L”.
Cede gobierno responsabilidad a la ip
La compra de las vacunas contra el SARS-COV2, que en México al 25 de agosto ya enfermó a más de 500 mil personas y mató a más de 60 mil, será una compra que haga la Fundación Carlos Slim, anunció hace dos semanas el Presidente de la República.
La adquisición la consumará una de las cinco empresas de responsabilidad social que tiene el conglomerado de la familia Slim: Fundación Carlos Slim; Instituto Carlos Slim de la Salud; Instituto Carlos Slim de la Educación; Fundación Telmex, y Fundación Inbursa.
Una operación que algunos han cuestionado, porque estos organismos ya concentran una parte importante del PIB por su deducibilidad de impuestos, de acuerdo un estudio de la Cámara de Diputados, controlada por el partido del Presidente, que analiza la mayor participación que tienen las empresas filantrópicas o también llamadas Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC).
“Según lo consigna el propio Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), las instituciones que en nuestro país forman la sociedad civil organizada han ganado un papel preponderante realizando actividades que el gobierno no atendía o que había dejado de atender, permitiendo espacios para la participación de proyectos e iniciativas de la sociedad civil”, señala un reporte del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (Cesop), de la Cámara de Diputados.
“La naturaleza del vínculo entre las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) y la administración pública, ha dado motivo a incesantes análisis que cuestionan sobre si el Estado mexicano ha estado abdicando de sus funciones en favor de las tareas que han venido asumiendo algunas organizaciones de la sociedad civil mismas que llegaron a recibir significativas sumas de recursos públicos por desarrollar tareas originalmente reservadas a la propia administración pública”, agrega el documento.
›Según el Inegi, el Producto Interno Bruto de las “Instituciones sin Fines de Lucro” en 2018 representó el 3.0% del PIB total. Esa participación sería la segunda más elevada después del máximo histórico que se registró en una década de 3.1% en 2015.
Eso mantiene la discusión sobre si la participación de empresas de filantropía corporativa lesionan las arcas de la nación al operar con recursos deducibles de impuestos.
“En algunas áreas donde se ha dado un vacío por el lado de la administración pública, han entrado empresas o fundaciones empresariales a cubrir parte de esos vacíos. Pero ese es el tipo de diálogo que se tiene que tener entre la sociedades civil y gobierno para solucionar esas carencias”, comentó a ejecentral el rector de la Universidad ORT México, Moisés Salinas Fleitman, la primera institución educativa en su tipo en América Latina enfocada a la profesionalización de Organizaciones No Gubernamentales.
Para Aurelio Salas Márquez, integrante de la Comisión de Desarrollo de Auditoría del Colegio de Contadores Públicos de México (CCPM), “se debe distinguir de una fundación que tiene recursos propios (como la Fundación Carlos Slim) y aquellas fundaciones de segundo nivel que necesitan recursos y acuden a un financiamiento vía donativos por parte de la sociedad civil y donde todos los donativos se pueden hacer deducibles de impuestos”.
Sin embargo, el rector de ORT sostuvo que “la deducibilidad en México es muy pequeña, comparada con otros países de la OCDE. El porcentaje que se da de deducibilidad es muy chiquito, es del orden del 7.0% de la utilidad neta. En ese sentido, el impacto es realmente minúsculo, pero no sólo eso. Hay estudios internacionales que han demostrado que los proyectos sociales manejados por organizaciones de la sociedad civil, como las fundaciones, el impacto por dólar invertido es mucho mayor que los proyectos de política pública. Esa diferencia es como comparar un bisturí con una hacha”.
Salinas Fleitman y Salas Márquez coinciden en lo que señaló el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública en el sentido que el gobierno federal sí ha cedido parte de sus responsabilidades a las empresas que realizan filantropía corporativa.
El gobierno “sí recortó apoyo para las organizaciones sociales, para fundaciones. Recortó casi todo. Dicen que estamos en la austeridad republicana. Los recortes fueron en todas las áreas. Claramente no hay muchas prioridades principales en la presente administración”, acotó el catedrático que ha laborado en universidades de Estados Unidos, Israel y México.
Legitimación y ganancias
Ante la habilidad en sus negocios, Carlos Slim Helú fue el empresario con la mayor fortuna personal en el mundo, de 2010 a 2013. A pesar de que actualmente ocupa la posición # 12, decidió donar a la población 600 millones de dólares. Para algunos, ese monto correrá a cuenta del erario público ante el beneficio que otorga la Ley de Impuesto Sobre la Renta (ISR), pero López Obrador, pretende sacar provecho.
“Fundamentalmente son dos mensajes. (Por un lado, López Obrador) con el tema de la vacuna tratar de mostrar que tiene el apoyo de los empresarios. Por el otro, (Slim) sabe que son gestos de buena voluntad. Es como lo que hace Jeff Bezos de Amazon, Bill Gates de Microsoft, y otros multimillonarios que han dicho que es tiempo de ayudar, de dar y contribuir”, comentó el director general de la consultora internacional Capitol Consulting & Communication, Alfredo Paredes.
Es un “ganar-ganar” para ambos. La aplicación gratuita de la vacuna “van en línea para darle a la gente una esperanza. Están diciéndoles, nos vamos a liberar del miedo. Vamos a traer una solución y dar a la gente una visión de una salida a todo este problema, el cual ya se venía caminando desde antes de la pandemia”, agregó el consultor.
›Por el lado de Carlos Slim, agregó Paredes, “es un mecanismo de legitimación. Es para reflejar su buena voluntad y decir: ‘miren yo estoy haciendo negocios de miles de millones de dólares en el tren Maya, y con otros negocios, pero también apoyo a la gente con la Fundación (Carlos Slim). Estoy devolviendo parte de lo que estoy ganando”.
En el marco del anuncio de la vacuna gratuita de Carlos Slim, comentó Paredes, los efectos reales de la pandemia en México se desconocen. “No sabe cuántas empresas van a quebrar, cuántos millones de trabajos se van a perder”. Sin embargo, ese tipo de noticias “están mandando señales positivas para la inversión. Esas noticias impactan bien en la bolsa. Todo reacciona favorablemente”.
El especialista reconoce que los rumores o comentarios negativos cuestan millones en especulación que impacta en el tipo de cambio. “En estos momentos, son para más que mandar buenas señales, para sembrar optimismo para que nos aferremos todos, los jóvenes, empresarios, amas de casa, los trabajadores. Todos”.
Así, ante esa potencial aportación millonaria de las 150 millones de dosis de la vacuna contra el coronavirus, que tendrá un precio de cuatro dólares la dosis, serán 600 millones de dólares.
“¿Hacen falta más empresarios en México como Slim?”, se le preguntó al consultor. Su respuesta fue “no, varias veces no. Es preferible que haya 10 mil o 30 mil empresarios medianos o grandes a que haya uno sólo que concentre tanto dinero. Otro empresario como Slim significa monopolio. Lo que necesitamos es miles de empresarios medianos a grandes y que vayan democratizando la riqueza para combatir la desigualdad en México”.