La Portada | 40 millones de habitantes ya no tienen para lo básico

22 de Noviembre de 2024

La Portada | 40 millones de habitantes ya no tienen para lo básico

La inflación está carcomiendo el valor del dinero e incrementando el costo del crédito; de enero a la fecha, los precios de los productos básicos aumentaron hasta 60 %, y la brecha sigue creciendo

En enero de este año, una tortilla costaba entre 60 y 65 centavos. Nueve meses después, por cada una hay que pagar hasta 80 centavos.

Las cifras oficiales muestran que un billete de 100 pesos que se tenía en el bolsillo en enero, ahora realmente vale 94.46 pesos. Pero los costos de los productos básicos en la calle revelan que ese billete vale mucho menos.

Tan profundo es el golpe inflacionario a los bolsillos de los hogares que el gobierno ha lanzado una “versión 2” del PACIC, ya que la primera no ha logrado el cometido que se esperaba de mantener los precios estables.

El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, destapó que la crisis inflacionaria en México es por la falta de productos, es decir, aunque las familias tengan un mayor ingreso no es lo suficiente para adquirir lo necesario, por lo que los esfuerzos de los mexicanos por buscar otras fuentes de sustento no servirán si no hay productos que comprar, lo que encarece más lo poco que hay disponible.

Explicado de otra manera, como ejemplo, en Estados Unidos la inflación es de demanda, lo que significa que aunque los productos están limitados en el anaquel pero sí hay garantía de que se continuará produciendo para satisfacer la demanda agregada, situación que no pasa en nuestro país, ya que no hay garantía de resurtir y eso cada vez más sube los precios.

Ante esta situación el gobierno ha tomado un segundo respiro y determinó que era necesario dar todas las facilidades a los importadores para que traigan esa producción de la que carece México.

Ramírez de la O explicó que de las empresas firmantes en la segunda etapa del acuerdo antiinflacionario podrán importar y transitar las mercancías por el territorio nacional sin restricciones, con la finalidad de que los costos sean más bajos y esto ayude a descender los precios finales a los consumidores, aunque hay ciertos riesgos de que entren productos que no cumplan con la calidad y estándares sanitarios que tiene el país.

El riesgo es alto, pero el presidente Andrés Manuel López Obrador cree que vale la pena tomarlo ante la poca producción del país, en la que los productores se han enfrentado al aumento de precios de insumos como la energía, fertilizantes, un clima que no favoreció en gran parte del año, la inseguridad y que además tuvieron que enfrentar mayores gastos en sus hogares por los altos precios, pero también a que han sentido un abandono de parte de las autoridades.

no alcanza para lo básico
Crisis. En México se experimenta la inflación más alta de las dos últimas décadas, la
más prolongada en los últimos 30 años. Foto: Cuartoscuro.

En general, todos los mexicanos nos estamos enfrentando a aumentos más acelerados y prolongados que en cualquier otro momento en los últimos 22 años. Y hay muchos ejemplos: entre enero y septiembre, el gas natural, según datos oficiales, ha aumentado 42 %. Por decirlo de otra manera, si en enero se pagaba 100 pesos por determinado volumen, ahora por la misma cantidad se tendría que pagar 142 pesos.

Otro ejemplo es el huevo, que según el Inegi, en los primeros ocho meses del año aumentó 25.8%, y que ahora tiene un precio promedio de 42 pesos en el país; en el lapso subió 11 pesos.

Así, los productos de la canasta básica han aumentado de una manera más acelerada que la propia inflación general. Un bolillo pasó de valer 1.50 pesos a dos y hasta 2.50 pesos la pieza, lo que significa que el registro oficial está por debajo de un incremento de entre 33 y hasta 66 % para la mayoría de los consumidores.

Pero si se revisa toda la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador, el poder adquisitivo ha caído 21.3 % en números oficiales. Más claro: de cada 100 pesos, con el gobierno morenista realmente se tienen 80.7 pesos en la cartera.

Eso sólo si se considera la cifra oficial, pero si se individualiza, el consumidor se topa con inflaciones insostenibles para muchos hogares: renta, medicamentos, servicios especializados de salud, gastos escolares y muchos más.

Esos 40 millones de habitantes que ganan entre uno y dos salarios mínimos, ahora no les alcanza ni para comprar los 24 productos básicos que integran el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC). En suma, en sólo nueve meses, los mexicanos somos más pobres y no nos hemos dado cuenta. Y la inflación aún sigue en aumento.

¿La tercera… es la vencida?

Juan Hernández Hernández vive en Cuautitlán, estado de México, está casado y tiene dos hijas. Él conduce un auto en las plataformas digitales desde 2017 y debe pagar una renta de dos mil pesos semanales, unos ocho mil 500 al mes, y adicionalmente se hace cargo de los gastos que puedan surgir por siniestros en el automóvil o por su mal uso.

Desde hace tres años decidió que no quería ser empleado y ahorró para pagar un enganche y tener su propio auto.

Regularmente las jornadas de trabajo de Juan son de 12 y hasta 14 horas diarias, por seis días a la semana. Mensualmente puede obtener hasta 26 mil pesos, pero descontando gastos diarios (gasolina, renta y servicios) le quedan cerca de 10 mil pesos. En 2019 le dijeron que debía costear un enganche de 44 mil pesos para su auto de 222 mil pesos.

Ahorró cada mes y consiguió ese año tener 20 mil pesos y parecía que estaba a la mitad de su meta. Pero llegó la pandemia en 2020 y tuvo que detener sus planes ante la baja actividad económica.

Ya mejorado el entorno un poco al final de 2021, Juan continuó con sus planes, pero los gastos que se generaron durante la crisis sanitaria hicieron que se quedara con sólo ocho mil pesos ahorrados. Y lo que no contempló es que el automóvil ya no valía 222 mil, sino 232 mil 500 pesos, un 4.7 % más caro de lo que valía antes de la pandemia.

Nueve meses después, logró juntar el 10 % del enganche que necesitaba para ir a la concesionaria, pero se topó con una sorpresa: el precio se elevó 11.7%. Ahora el auto tiene un valor de 259 mil 600 pesos. Pero eso no es la única mala noticia, Juan debe considerar que las tasas de interés pasaron de entre 8% y 15%, a entre 12% y hasta el 45% en las diferentes financieras automotrices que hay en el país. Su tercer intento falló.

A Juan le tocó lidiar con un automóvil, pero otras familias enfrentan la necesidad de comprar computadoras, refrigeradores, estufas o ropa y hasta los servicios de internet caseros; pero tendrán que postergarlo, porque su costo se ha acelerado más que la inflación, por lo que estos productos y servicios prácticamente se convirtieron en un lujo para un gran número de mexicanos.

Hasta 66% más

Pese a la contención de los precios por parte del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, por medio de su Paquete Contra la Inflación y la Carestía, la realidad es de que los precios no han frenado el ascenso.

Lo peor es que ha sido en los alimentos, que es donde el mayor porcentaje de las familias destina sus ingresos.

›Según la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), desde el anuncio del plan antinflacionario (el pasado 4 de mayo), que integró 24 productos de una canasta que el gobierno fijó como lo verdaderamente esencial para un hogar, de esas mercancías sólo 10 han disminuido su costo; mientras que 14 han aumentado, y a mayor velocidad.

De los que bajaron se encuentran el chile jalapeño (35 %), el limón (25.6 %), la manzana (15.5 %), el arroz (9.5 %), la pasta para sopas (7.3 %), la leche, el frijol y el azúcar, además de la sardina enlatada.

Los productos que más han subido su valor representan mucho uso para las familias: papa (66.2 %), naranja (60.5 %), pollo entero (27.7 %), chuleta de puerco (27.4 %), cebolla (26.2 %); entre 10 y 20 % en el aceite, huevo, atún en lata y la zanahoria. Asimismo, entre el 1 y 10 % en el pan de caja Bimbo grande, el bistec de res, el jabón para baño, el jitomate y el papel higiénico, exhibe la ANPEC en un documento.

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Escalada. La aceleración de los precios en la canasta básica muestra una desproporción respecto a la inflación que se ha acumulado en este año. Foto: Cuarrtoscuro

El acuerdo del PACIC, entre gobierno y empresarios, es que en seis meses no incrementarían los precios, o al menos no demasiado, para contener la inflación. Aún así se han incrementado, en algunos de forma moderada y otros no tanto, pero el problema es que en un mes concluye esta alianza y la inflación sigue en aumento.

La situación se vuelve crítica si se coloca la lupa en alimentos considerados básicos y de gran consumo para la población.

Por ejemplo, en la tortilla, según Inegi, el precio ha aumentado en los últimos cuatro meses 4.64 %; sin embargo, si se observa por ciudades en el país los incrementos alcanzan hasta 62 %, como en Ciudad Juárez, Chihuahua, en donde el kilo de tortilla pasó de 13.6 pesos, en promedio, a 22 pesos, siendo el caso más extremo que tiene documentado el Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados (SNIIM). Lo que equivale, más o menos a que cada tortilla cueste 80 centavos.

En otras ciudades como Gómez Palacio, Durango, tuvo un incremento de 23 %, y así, otras 46 ciudades más que en estos poco más de cuatro meses aumentaron el precio de la tortilla entre 1 % y hasta 20 puntos porcentuales.

Esto significa que las familias han incrementado su gasto en el consumo de bienes de primera necesidad, pero no tienen un mayor ingreso. Y ahora deciden entre lo esencial y lo urgente; limitando el consumo de ciertos productos así como sustituirlos por otros que pueden ser de menor calidad o en menor cantidad.

“Me sorprendí, había pasado dos meses que no compraba papel de baño, y fui al súper y el papel de baño que costaba 70 pesos, ahora estaba en 106 pesos. En lugar de comprar un paquete grande, ahora compré otro de menor calidad y más chico”, relató una consumidora.

›De acuerdo con precios de Walmart, el papel higiénico se ha incrementado en alrededor de 50% en promedio en las diferentes marcas existentes. Un ejemplo: en enero de este año, un paquete de 18 rollos de la marca Elite Triplex costaba 106 pesos, y actualmente tiene un precio de 157 pesos, un incremento de 48 %. Es decir, a principios de año cada rollo costaba 5.88 pesos y nueve meses después hay que pagarlo en 8.7 pesos cada uno.

Pero si se es mujer, otro golpe mayor a la inflación se ubica en las toallas femeninas, que en diciembre costaban 35.34 en una presentación de 20 piezas de la marca Kotex anatómica cuando todavía tenían el IVA del 16 % (el cual pasó a 0 % a partir del 1 de enero), pero actualmente ese producto vale 35.50 pesos; es decir, se diluyó la medida fiscal para eliminar el llamado “impuesto rosa” por el efecto inflacionario.

La lista no termina. En los primeros nueve meses del año, en las casas se compra al menos 30% menos que antes, porque el dinero no alcanza, y la inflación sigue al alza.

¿Canasta básica o de lujo?

La aceleración de los precios en la canasta básica que mide el Inegi muestra una desproporción respecto a la inflación general que se ha acumulado en este año. Según las cifras del instituto, en los ocho meses que tiene medidos, la inflación general alcanza un 5.54 %, mientras que productos de primera necesidad han aumentado más de 40 puntos porcentuales.

En los registros de la oficina de estadística se señala que el gas natural doméstico es lo que más se ha incrementado con un 42.35 %; el huevo, la harina de trigo y el pan blanco a granel arrojan aumentos de 25.81, 24.21, y
23.01 %, respectivamente.

Pero también la gasolina, producto que el gobierno de México ha tratado de mantener estable con base en subsidios, y que conforme con los registros del Instituto, ha tenido un incremento del 21.05 puntos porcentuales.

El fenómeno del incremento acelerado más allá del promedio general se observa también en los aceites y grasas vegetales, el pan de caja (que fue incluido en el PACIC) y el papel higiénico, los que anotan un 19.08 %, un 14.09 % y un 14.05 %, en este mismo orden.

Así, otros más de 43 productos que se incluyen en la canasta básica tuvieron incrementos. De lo que descendió y que debe considerarse fue la electricidad que en este año ha bajado 25.96 %, revelan las cifras del Inegi.

Aunque este último elemento ha descendido, el resto de los genéricos han apresurado el paso. Ello no ayuda a detener el deterioro del ingreso de los hogares y sí ataja las posibilidades de adquirir otro tipo de bienes o de solicitar créditos sin caer en mora.

Actualmente, comprar una canasta básica se ha convertido en un lujo para un gran número de familias que tienen ingresos en la mayoría de los casos de un solo salario mínimo y si son afortunados, alcanzan los dos.

Así lo demuestra la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), que indica que casi 40 millones de mexicanos ganan entre uno y dos salarios mínimos, a la par, hacer la compra de los 24 productos del PACIC, según la ANPEC, tiene un costo de dos mil 36 pesos, y son porciones que no cubren un mes en la despensa.

Ni con programas sociales alcanza

Aunque el gobierno ha incrementado los recursos para los Programas de Bienestar, que según el Presidente beneficia a 35 millones de familias en el país, directa o indirectamente, y que ha ayudado a reducir el deterioro del ingreso, a las familias no les alcanza para cubrir los gastos mínimos en su hogar.

Un hecho que revela esto, es que la población económicamente no activa decreció; mientras que la población económicamente activa (PEA), es decir, las personas que trabajan, o necesitan un empleo y están en busca de uno pasó de 58 millones 853 mil en el segundo trimestre, a 59 millones 338 mil personas para el tercero, un aumento de 1.2 millones más, fenómeno que se puede interpretar como la necesidad de llevar más ingresos a los hogares.

En este contexto de ayuda gubernamental, los empresarios sienten que fueron marginados de los planes de apoyo, lo que afectó su crecimiento, y como consecuencia no se generó la riqueza y el empleo que se necesitaba en el momento crítico de la crisis.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Financiamiento de las Empresas (ENAFIN), que elaboró el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, cuatro de cada 10 gerentes o dueños de empresas dijeron que hubo falta de apoyo por parte del gobierno durante la pandemia.

Marisela, dueña de una casa de materiales en la Ciudad de México, dijo a ejecentral que hay una terrible consecuencia en la aceleración de precios, y enfrentarse a ello con recursos propios
—ante la carencia de ayuda gubernamental, ya sea en especie, económica o fiscal—, y ante la falta de mercancías y los precios en aumento más rápido de lo que podían vender, llevó a muchos como ella a aumentar sus inventarios para evitar enfrentarse a una mayor crisis por la poca existencia y el incremento en la demanda que se observaba.

Pero su sector no previó que el mundo, ante la alta inflación iba a detener ese consumo y en los precios de materias primas, iba a comenzar un desplome.

Gobierno contra la inflación
El actual gobierno espera que en 2023, el país crezca económicamente 3%. Foto: Cuartoscuro

Cifras alegres

La situación es complicada, el gobierno lo sabe y aún así pretende que no sucede nada negativo, sino por el contrario, espera que el crecimiento económico para este año sea de 2.4%, desafiando las estimaciones de organismos internacionales y del propio Banco de México, proyecciones que están por debajo del 2 % para este y el siguiente año. La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador espera que en 2023 crezca el país 3 %, pero los expertos nacionales como internacionales prevén una desaceleración respecto a 2022.

Hoy en México se experimenta la inflación más alta de las dos últimas décadas, y que estadísticamente es la más prolongada en los últimos 30 años.

Hay un tipo de cambio estable que ha salido avante por el récord en remesas así como en las exportaciones que traducido es más dólares dentro de la economía mexicana, y como consecuencia un menor precio, pero que podría revertirse ese crecimiento en captación de divisas si Estados Unidos entrara en una recesión, que cada vez hay mayores probabilidades debido al incremento de precios y a que el Banco Central de Estados Unidos está tratando de evitar con tasas de interés más altas el consumo de los estadounidenses.

De ocurrir este escenario, repercutirá en el dinamismo económico tanto de ese país como en el de México.

La falta de estrategia al proyectar la economía de nuestro país para el cierre de este 2022 y el siguiente año puede ser un factor desestabilizador entre el gasto público y lo que pueda crecer el PIB, ya que el nivel de deuda va de acuerdo a una estimación de crecimiento.

De no lograr una contracción respecto a las previsiones de la oficina del secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, los mexicanos seremos más pobres y no nos habremos dado cuenta.