La pandemia de Covid-19, la recesión económica y el deterioro en los niveles de bienestar no golpearon a todos por igual en los dos primeros años del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Mientras que la calidad de vida de los adultos mayores de 65 años mejoró en 2020 respecto a la situación que había en 2018, en el caso de niños, adolescentes y jóvenes se reportó una mayor pauperización.
De acuerdo con la Medición de la Pobreza 2020, publicada este jueves por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el grupo de los adultos mayores fue el único que experimentó una reducción en los niveles de miseria.
Mientras que entre 2018 y 2020 la pobreza aumentó 3.8 puntos porcentuales (de 42.3 a 46.1%) en el grupo de 12 a 29 años, entre los mayores de 65 se registró una disminución de 5.3 puntos (de 43.2 a 37.9%).
En el rubro de la pobreza extrema ocurre un fenómeno similar. El grupo con la mayor reducción es el de los mayores de 65 años (de 8.8 a 6.7%) y el de 12 a 29 años es el que experimentó el mayor aumento (de 6.7 a 9.0%).
Respecto a la población que tiene al menos tres carencias sociales, el grupo de los mayores de 65 años tuvo una reducción de 2.9% mientras que entre los adolescentes y jóvenes aumentó en 4.2 puntos (de 22 a 26.2%).
Pero también los niños son parte de los damnificados de la pandemia y de las políticas aplicadas por la llamada Cuarta Transformación (4T).
En rubros como población con ingresos inferiores a la línea de pobreza extrema, los grupos con el mayor deterioro son el de 6 a 11 años y el de 12 a 17 años, con un aumento de 4.4 puntos porcentuales entre 2018 y 2020. En contraste, los adultos mayores reportaron una reducción de 3.2 puntos.
En el renglón de la población que no tiene acceso a alimentación nutritiva y de calidad, los niños de entre 6 y 11 tuvieron el incremento más notable.
En materia de acceso a los servicios de salud, todos los grupos etarios tuvieron retrocesos en los primeros dos años de la 4T; sin embargo, la merma fue más pronunciada entre los niños de primaria, pues mientras el aumento fue de 13.6 puntos porcentuales en el grupo de 6 a 11 años.
Para Juan Martín Pérez, directivo de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe, el abandono hacia niños y adolescentes obedece a que para el actual gobierno “aquellos que no votan, no son población prioritaria”.
“El gobierno mexicano no tiene un enfoque de derechos humanos y es esencialmente asistencialista, por tal motivo sus prioridades son aquellos sectores que votan y que son susceptibles de volverse clientelas políticas”, dijo el experto.