La pandemia que suspendió la Navidad

29 de Noviembre de 2024

La pandemia que suspendió la Navidad

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Es una nochebuena más callada y más fría; ni siquiera Belén o El Vaticano, lugares emblemáticos en estas fechas, lograron romper con esa imagen de ausencia, ante las restricciones impuestas en prácticamente todo el mundo

En México, más de 18 mil personas pasarán Nochebuena en alguna cama de hospital luchando por su vida contra el coronavirus. A su lado, estará el personal médico que renunció, como lo ha hecho desde hace 300 días, a todo tipo de descanso, y es que no pueden parar, en especial durante estos días, en que los contagios han saturado los servicios de emergencia, mientras las torretas de las ambulancias hacen juego con las luces festivas de las ventanas.

›Las celebraciones y la alegría de estas fechas se esfumaron entre el miedo y la incertidumbre que provocó la segunda ola de contagios por Covid-19. Hoy no se pueden hacer grandes fiestas, ni acudir a los lugares típicos, ni siquiera a misa, porque en el país y en el mundo se aceleró el contagio de ese milimétrico enemigo que trastocó la vida para siempre. Así, esta Navidad es más en silencio.

Adentro, en los hospitales, el personal médico hace un esfuerzo por dar esperanza, no sólo con sus cuidados, sino también al enviar notas y fotografías de los pacientes menos graves a sus familiares.

Pero este breve consuelo no puede llegar a todos, las personas en estado crítico o dentro de una zona de cuidados intensivos se encuentran en una situación tan delicada, peleando contra Covid, que una imagen sería aún muy doloroso para sus familiares, ellos aguardan afuera, en el auto o en casa.

Estas no serán las únicas ausencias. En el país harán falta también aquellos que no debían morir, pero el caprichoso coronavirus los dejó sin aliento. Esas más de 120 mil víctimas oficiales de la pandemia, aunque la cifra total sobrepasa los 300 mil. La paz y el descanso, que normalmente llega con los últimos días del año, también está lejano.

El silencio del coronavirus también se esparció por el mundo, desde Jerusalén, cuna de las festividades navideñas, hasta El Vaticano, en donde las misas de celebración se suspendieron, mientras que otras naciones europeas restringieron, incluso, las reuniones más íntimas, al prohibir que más de dos personas cenaran juntas en Nochebuena.

Las vacunas, que comienzan a distribuirse por todo el mundo, no de forma igualitaria, pero comienzan ya, de alguna forma, a esparcir en estos días la esperanza.

❝Si la pandemia nos ha obligado a estar más distantes, Jesús en el pesebre, nos muestra el camino de la ternura para estar cerca, para ser humanos. Sigamos este camino❞.

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