La receta para superar lo más pronto posible la recesión económica causada por la pandemia de Covid-19 incluye ingredientes que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se resiste a aplicar: inversión privada y apoyos a empresas y trabajadores.
De acuerdo con la última actualización de las Perspectivas Económicas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), además de acelerar el paso en la vacunación, México necesita “un mayor apoyo a los ingresos y la formación ayudaría a los trabajadores más afectados, tanto en el sector informal como en el formal”.
En el capítulo dedicado a México, el informe señala que el gobierno mexicano necesita reforzar la inversión privada, recomendación que camina en sentido contrario a las políticas de la llamada Cuarta Transformación, que privilegia a las empresas del Estado en el sector energético.
Reforzar la inversión privada será clave para una recuperación más sólida, en particular al reducir las cargas regulatorias y la incertidumbre sobre la participación del sector privado en algunos sectores clave”, aconseja el organismo.
De los 38 integrantes de la OCDE, México es el cuarto país que más tiempo tardará para retomar el crecimiento que tenía antes de la pandemia de Covid-19.
Mientras que países como Chile, Rusia, India e Indonesia retomarán la senda del crecimiento antes de que termine 2021, las Perspectivas Económicas señalan que el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de México no recuperará el nivel prepandémico hasta el tercer trimestre de 2023, es decir, cuando ya esté en marcha el proceso electoral de 2024.
La velocidad con que México está remontando los efectos de la emergencia sanitaria es mucho más lenta que la de Brasil, Colombia (tercer trimestre de 2022) y Costa Rica (segundo trimestre de 2023).
La OCDE advierte que “la incertidumbre sigue siendo muy alta” para México. “En caso de un aumento significativo de infecciones, sería necesario el restablecimiento de las medidas de contención, lo que obstaculizaría la actividad económica. Las interrupciones en el despliegue de la vacunación retrasarían la recuperación del consumo privado. La inflación puede ser más alta de lo anticipado, erosionando el poder adquisitivo, particularmente de los hogares vulnerables”.