La mala suerte de Tokio y los olímpicos

14 de Noviembre de 2024

La mala suerte de Tokio y los olímpicos

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La historia ha castigado a Japón como anfitrión de esta gesta; la incertidumbre persiste por la Covid y 83% de sus ciudadanos prefieren cancelarlos; mientras tanto, se han comenzado a vender amuletos que protegen de este supuesto infortunio

Pocas ciudades han tenido la fortuna de ser seleccionadas para albergar los Juegos Olímpicos de Verano en más de una ocasión. Atenas, Los Ángeles, París o Londres son parte de esta reducida, pero venturosa lista, a la que también se suma la desafortunada capital de Japón, Tokio, que sólo ha logrado organizar este evento sin contratiempos en una de las tres ocasiones que ha sido elegida como anfitriona.

El camino de infortunio de Tokio con la organización de los Juegos Olímpicos inició hace más de 80 años cuando la Segunda Guerra Sino-Japonesa lo obligó a retirarse como anfitrión designado por el Comité Internacional en 1937. Este conflicto escalaría hasta romper con la imagen de Japón como un país que buscaba abrirse al mundo después de siglos de aislamiento.

Los Juegos Olímpicos de Tokio en 1940 serían los primeros en realizarse en el continente asiático; sin embargo, la renuncia de Japón obligó a elegir una nueva sede. Helsinki, capital de Finlandia, fue seleccionada como sustituto, pero el avance de la Segunda Guerra Mundial en el frente europeo frenó el evento que finalmente tuvo que ser cancelado por segunda vez en su historia moderna.

Además de ser los primeros Olímpicos en Asia, los juegos de 1940 tenían especial significado para el pueblo japonés que consideró este evento como parte de las celebraciones por dos mil 600 años desde que el primer emperador nipón, Jinmu, tuvo acceso al trono para comenzar con la unificación de ese país.

Renunciar a los Olímpicos de 1940 fue decisión del gobierno japonés, quien ante el temor de un boicot internacional que los pusiera en vergüenza frente a la comunidad mundial eligió renunciar a la sede en 1938, tan sólo un año después de su designación. Sin embargo, algunos historiadores del país señalan que la verdadera causa fue la falta de recursos económicos y humanos debido a la guerra que ya sostenía con China.

Como sucedió con Helsinki, la Segunda Guerra Mundial también obligó a la cancelación de los Olímpicos de 1944 en Londres, por lo que el Comité Internacional decidió reponer de inmediato estas sedes para los juegos del 48 y 52, algo que no hizo con Tokio, que no fue considerada como candidata hasta 24 años después, cuando se le permitió hospedar esta justa deportiva en 1964.

La raíz japonesa de los olímpicos

Aunque el nacimiento de las Olimpiadas modernas se relaciona al barón Pierre de Coubertin y su propuesta para revivir esta justa como parte de los esfuerzos para integrar a la comunidad internacional, la cuna del movimiento olímpico se rastrea hasta Japón, en donde el maestro de judo Jigoro Kano, luchó por fomentar estos valores entre los deportistas hasta convertirse en el primer miembro asiático del Comité Internacional.

Los primeros japoneses en participar en una Olimpiada fueron los corredores Yahiko Mishima y Shizo Kanaguri, quienes llegaron a la justa de Estocolmo 1912 gracias a los esfuerzos de Kano por organizar competencias de clasificación y certificación de algunos deportes en aquel país.

Tan sólo 35 años después, Tokio fue seleccionada como la primera sede asiática de una justa olímpica con 36 votos frente a los 27 que obtuvo Helsinki, pero la historia separaría a esta ciudad de este acontecimiento histórico por más de dos décadas, hasta 1964, cuando la capital de Japón inauguró la decimoctava edición de estos juegos, los primeros en celebrarse en este continente.

La guerra microscópica que frenó el sueño

Cuando en 2013 se anunció que Tokio sería nuevamente sede de unos Olímpicos en 2020, pocos podrían haber previsto que las circunstancias mundiales cambiarían al grado de poner en riesgo este evento nuevamente. Luego de casi siete décadas, desde la última vez que se cancelaron estos juegos por la Segunda Guerra Mundial, un enemigo microscópico puso al mundo de rodillas.

Pero la pandemia de Covid-19 fue el último de una serie de problemas que rodearon a los Olímpicos de 2020 desde su nominación. Primero la construcción de estadios y sedes para los atletas internacionales representó un gasto que la mayoría de los japoneses rechazó tras un fuerte periodo de recesiones económicas que sumieron al país en crisis.

Además una buena parte de la población de Tokio no veía con buenos ojos la llegada de miles de extranjeros a pesar de la derrama económica que esto supone. Y es que a pesar de la apertura que este país ha tenido en las últimas décadas, aún existe un profundo sentimiento nacionalista que marca diferencias entre los japoneses y las personas de otros países.

En el corazón de Tokio, la segunda ciudad más habitada del mundo, existen muchos locales de todo tipo en los que no se permite la entrada a extranjeros a menos que algún japonés los acompañe para hacerse responsable de ellos. Este enorme choque cultural, así como el temor del comportamiento de los fanáticos de otros países, fue otro de los motivos por lo que una gran mayoría se oponía a ser sede de un evento como las Olimpiadas.

La pandemia sólo aumentó estas protestas, y es que a menos de 20 días para la inauguración de este evento, decenas de personas han montado distintos actos de rechazo frente al Estadio Olímpico para exigir que se cancele este evento que podría repercutir en la salud pública de esta ciudad superpoblada.

Expertos en salud internacional han dado la razón a los manifestantes y han señalado que el estado actual de la pandemia en Japón, y especialmente en Tokio que lleva semanas en estado de emergencia debido al crecimiento de casos, podría convertirse en un nuevo evento de propagación mundial con efectos muy negativos.

Amuletos en venta

Ante la coincidencia de estos eventos mundiales y la elección de Tokio como sede en ambos casos, en algunos sitios de internet y locales de fortuna en Japón se han comenzado a vender amuletos “anti-Olímpicos” que protegen de esta supuesta mala suerte.

Los desacuerdos entre autoridades locales y la imposibilidad que tiene Japón a renunciar como sede —ya que este es un privilegio reservado al Comité Internacional—, han sumado al nerviosismo de los habitantes de la capital de Japón, quienes en una encuesta revelaron que el 83% se encuentra a favor de que se cancele este evento.

A tan sólo 20 días de la inauguración de Tokio 2020, existe una dosis de incertidumbre, especialmente en cuanto a las medidas locales y la presión de una gran parte de los habitantes de esta ciudad quienes han propuesto diversas acciones para boicotear, aunque sea simbólicamente, la realización de este evento.

Por el momento los escenarios no lucen prometedores para Tokio 2020, que podría convertirse en la segunda gran derrota de Japón como organizador de unos Juegos Olímpicos.