La capacidad de los motores de inteligencia artificial para interpretar la realidad les ha permitido crear una serie de retratos de personas que no existen, pero que resultan más confiables cuando se comparan con fotografías de humanos reales, lo que demuestra el avance de este tipo de tecnologías.
El estudio elaboró un factor de confiabilidad a partir de tres experimentos distintos en los que se pidió a los participantes observar 800 imágenes de rostros humanos y determinar varias cosas de estos. Ese proceso también sirvió para que las máquinas de inteligencia artificial pudieran aprender qué elementos eran llamativos para las personas reales, y así colocarlo en los futuros retratos falsos.
La investigación de la Universidad de Lancaster demostró que los rostros creados por inteligencia artificial fueron calificados como más confiables, ya que tenían más rasgos empáticos o bondadosos que habían sido seleccionados por los motores digitales con base a los puntos más observados de fotografías reales.
Estos rostros falsos obtuvieron un promedio de confianza 7.7% mayor que los de personas reales, mientras que la mitad de los participantes no pudo reconocer cuando se trataba de una fotografía real o una generada por inteligencia artificial.
Los resultados refuerzan la necesidad de crear nuevos mecanismos de protección digital más efectivos para prevenir ciberdelitos asociados al deep fake, una práctica que consiste en reemplazar el rostro de una persona dentro de un video existente o bien generar uno nuevo con este títere digital.
Uno de los delitos más comunes que están relacionados con el deep fake es la pornografía de venganza, en el que el rostro de alguna persona, generalmente mujeres, es colocado en algún clip de este género para extorsionarla, humillarla o exponerla entre sus circulos más cercanos.
Sophie Nightingale, autora principal de esta investigación, señaló que los tres rostros que más confianza inspiraron entre los participantes eran falsos, y que por el contrario aquellos que menos votos tuvieron pertenecían a personas reales.