La inocente conjura de los virus

23 de Noviembre de 2024

La inocente conjura de los virus

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EL SARS-CoV-2, el virus sincicial respiratorio y el causante de la influenza parecen haberse puesto de acuerdo para atacarnos… y en cierto sentido sí lo hicieron

Aunque la mayoría de las “teorías conspiracionistas” están equivocadas, también es cierto que, salvo las muy descabelladas, tienen al menos una pequeña porción de verdad; así que en este fin de año, cuando tres enfermedades virales están teniendo fuertes brotes por todo el mundo, cabe preguntarse si es posible que de alguna forma hayan podido “ponerse de acuerdo” para atacarnos.

La respuesta es, asumiendo que es sólo una parte pequeña de la verdad y que sucede de manera biológica y sin la participación de mente maestra alguna, que sí. Incluso se puede decir que existen varias maneras en las que estos virus están cooperando, sin que esté claro si todas funcionan ni cuál sería la preponderante.

Los que acechan en el umbral

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Antes de la llegada del SARS-CoV-2, el virus sincicial “era el principal patógeno respiratorio en el mundo” causando una de cada cuatro infecciones que requerirían hospitalización, era “más importante que la influenza, particularmente en los niños menores de cinco años y adultos mayores de 60”, explica a ejecentral el virólogo Andreu Comas, quien durante años ha trabajado con este virus y su epidemiología y evolución en México.

›Desde que empezó la pandemia hasta hace unos meses no ha habido circulación del virus sincicial, señala Comas, así que una proporción muy grande de niños no han estado en contacto con él, en particular los nacidos durante la pandemia, por lo que sus sistemas inmunes no “conocen” al virus.

Esta es una de las hipótesis que más se están manejando para explicar por qué, por ejemplo, en Dinamarca los casos de virus sincicial respiratorio son el doble que el promedio de años anteriores y empezaron unas 10 semanas antes de lo usual.

También ayuda a explicar por qué en Canadá el Reporte de detección de virus respiratorios, señala que “la actividad de la influenza A está muy por encima de los niveles esperados para esta época del año y continúa aumentando”, pues con información actualizada al 19 de noviembre ya se acerca al promedio de detecciones de esta enfermedad que normalmente se observan en las primeras semanas de enero.

Pero hay otras hipótesis, que no son excluyentes con esta, que se da por cierta aunque aún no se haya demostrado.

Colusión con Covid-19

Otra de las ideas que están manejando los epidemiólogos para explicar la “tripledemia” de virus respiratorios es que las infecciones del SARS-CoV-2, de las que se calculan muchas más de las registradas (incluyendo en niños), pueden haber debilitando el sistema inmunológico de las personas, aun si la Covid-19 que padecieron fue leve. De hecho, se han publicado al menos dos demostraciones, una en octubre de 2021 y otra en febrero de 2022, de que la infección por coronavirus desregula a las llamadas células dendríticas, que tienen un papel importante en la coordinación de la respuesta inmune.

Quizá igual de relevante, al menos para los nacidos durante la pandemia, es la investigación publicada en The Lancet en marzo de 2022 que encontró que “en mujeres embarazadas que dieron positivo para SARS-CoV-2, el volumen pulmonar fetal… se redujo significativamente en comparación con los valores de referencia ajustados por edad”; sobre todo si la infección se produjo durante el tercer trimestre de la gestación.

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Hasta el momento no se ha demostrado que haya asociación entre el menor volumen pulmonar o la infección por coronavirus durante la gestación y la mayor susceptible de los bebés a los virus respiratorios, pero se considera probable.

Por otra parte, existen diversos reportes de coinfecciones del SARS-CoV-2 con virus sincicial, influenza y adenovirus; en general, la enfermedad resultante fue más grave que la que produjeron cada uno de los virus por separado. Aun así, una investigación encontró que el riesgo de muerte por la coinfección de influenza y Covid-19 era igual al de Covid-19 solo.

Desafortunadamente no sucede lo mismo en las coinfecciones por SARS-CoV-2 y virus sincicial en niños. Si bien la patogenicidad del SARS-CoV-2 en niños no está clara y no suele ser grave, la coinfección con el sincicial “puede promover una enfermedad grave en los niños, además de afectar el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad”.

Epílogo para el futuro

Una hipótesis más que se está investigando es que el virus sincicial respiratorio, el más preocupante en este momento por los grupos de edad que son vulnerables y porque aún no tiene vacuna ni tratamiento, haya evolucionado y ahora sea más contagioso y cause enfermedad más grave.

De hecho, Comas y su equipo en la Universidad de San Luis Potosí demostraron que durante la pandemia de influenza del 2009, el material genético del virus sincicial tuvo una alteración importante, pues un gen, que entre otras cosas le permite modular la respuesta inmune de la persona infectada, se duplicó.

Esta duplicación ocurrió en México, pero también, de forma paralela, en otras partes del mundo. Así que no sería raro que en poco tiempo veamos que la pandemia funcionó como presión evolutiva para el sincicial respiratorio y quizá otros virus, y hasta es posible que la tridemia de este invierno tenga también ese efecto.

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En México no se hace, como en Dinamarca y otros países desarrollados, seguimiento del virus sincicial, sobre todo porque su detección requiere, como la del SARS-CoV-2, de pruebas PCR; sin embargo, la propia pandemia abarató estas pruebas y ayudó a que se pudieran elaborar en México, por lo que es posible, dice Comas, que pronto podamos encontrar kits de pruebas que incluyan la detección diferenciada de los tres virus, y por el mismo costo.

Eso, igual que las vacunas contra el sincicial, no estará disponible este invierno, por lo que vale la pena destacar la importancia de seguir cuidando a bebés y adultos mayores.