›Benjamin Cassidy, nuevo secretario asistente de Asuntos Legislativos, vendía productos militares de Boeing en el extranjero. Jonathan Rath Hoffman, nombrado secretario adjunto de Asuntos Públicos, trabajó como consultor del Grupo Chertoff. De hecho, Jim Mattis y John Kelly, los secretarios de Defensa y Seguridad Nacional, estaban en las nóminas de empresas especializadas en armamento.
Por Lee Fang
El presidente Donald Trump ha llevado la carrera armamentista a la transición política, nombrando a los contratistas de defensa y a sus cabilderos a puestos clave en el gobierno en momentos en que busca expandir rápidamente el presupuesto militar y los programas de seguridad nacional.
Dos nombramientos del Departamento de Seguridad Nacional anunciados por Trump el martes por la mañana son ejemplos perfectos. Benjamin Cassidy, instalado por Trump como secretario asistente de Asuntos legislativos, trabajó previamente como ejecutivo senior en el sector empresarial internacional de Boeing, comercializando productos militares de Boeing en el extranjero. Jonathan Rath Hoffman, nombrado secretario adjunto de Asuntos públicos, trabajó previamente como consultor del Grupo Chertoff, la firma de consultoría de seguridad nacional que fue fundada por el exsecretario de Seguridad Nacional Michael Chertoff. Hoffman también dirigió un capítulo estatal de una organización neoconservadora de defensa militar durante la campaña presidencial de 2016. Ninguno de esos puestos requiere la confirmación del Senado.
Al menos 15 funcionarios con vínculos financieros con contratistas de defensa han sido nombrados o nominados hasta ahora, y hay más nombres de la industria en camino, ya que Trump todavía no ha nombrado a los titulares de varios puestos clave en su gobierno, incluyendo a los secretarios del Ejército y la Marina.
Antes de sus confirmaciones, Jim Mattis y John Kelly, los secretarios de los departamentos de Defensa y Seguridad Nacional, estaban en las nóminas de firmas de defensa. Como director de General Dynamics, una compañía que fabrica submarinos, tanques y municiones para el ejército, Mattis recibía un salario anual de 242,000 dólares, junto con 500,000 dólares en opciones de acciones. Kelly desempeñó anteriormente varios papeles en consultoría de contratación de defensa y empresas de cabildeo y trabajó directamente como consejero de Dyncorp, una empresa contratista del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas ICE, por sus siglas en inglés). Las firmas de defensa han observado atentamente que Trump presentó recientemente un presupuesto que requiere un gasto adicional de 54 mil millones de dólares para el próximo año, así como otros 30 mil millones para el Pentágono y el Departamento de Seguridad Nacional para este año fiscal.
Al menos 15 mil 500 de los 30 mil millones están programados para gastaros en nuevos equipos militares.
El frenesí de gastos ofrecerá una nueva oportunidad para que los cabilderos de la industria de la Defensa consigan negocios para sus clientes. El cabildeo más efectivo generalmente implica ponerse en contacto con ex colegas en puestos de poder.
Los principales grupos de cabilderos para las compañías de armamento, entre ellas la Asociación Industrial de Defensa Nacional y la Asociación de Industrias Aeroespaciales, dieron la bienvenida a la selección del secretario Mattis, quien ya ha programado reuniones con ejecutivos de la industria.
›Pat Shanahan, nombrado la semana pasada por Trump para servir como subsecretario de Defensa, fue vicepresidente de Boeing y anteriormente dirigía la filial de misiles de defensa de la compañía.
Las revelaciones demuestran que Elaine Duke, nominada como subsecretaria de Seguridad nacional, fue previamente consultora de Booz Allen Hamilton, General Dynamics, y Columbia Group, un pequeño contratista que construye drones navales no tripulados.
La nominada para dirigir la Fuerza Aérea y ex congresista por Nuevo México Heather Wilson trabajó como consultora de una filial de Lockheed Martin después de retirarse de la oficina pública. La compañía buscó la ayuda de Wilson para conservar un contrato de dos mil 400 millones de dólares anuales para gestionar los Sandia National Laboratories, la principal instalación de investigación sobre armas nucleares, y evitar que el contrato fuera abierto a la competencia. “Lockheed Martin debería cabildear agresivamente en el Congreso, pero mantener un perfil bajo”, dijo Wilson a la compañía en un memorando revelado más tarde por un informe del inspector general.
La selección de Trump para jefe de personal del Consejo de seguridad nacional, el teniente general jubilado Keith Kellogg, ha trabajado en varias compañías de contratistas de defensa. Después de ocupar cargos superiores en el gobierno provisional de Irak después de la invasión de 2003, Kellogg dejó el gobierno para trabajar en el sector privado.
Él dijo al Washington Post en 2005 que se unía a Oracle para “crear una unidad de negocios de seguridad nacional” dentro de la compañía, y más tarde se unió a CACI International, una compañía con contratos importantes en las guerras en Irak y Afganistán. Después de CACI, Kellogg se unió a Cubic Defense en 2009 para desarrollar el negocio de entrenamiento de combate de la empresa.
Una lista de nombramientos políticos temporales publicados recientemente por ProPublica revela una serie de traficantes de influencias menos conocidos que han asumido papeles relevantes dentro de la nueva administración. Chad Wolf y Lora Ries, dos asesores recientemente nombrados dentro del Departamento de Seguridad Nacional, son excabilderos registrados de la industria de la defensa. Wolf cabildeó para Harris Corp. y United Launch Alliance, una asociación entre Boeing y Lockheed Martin. Ries trabajó para una gama de contratistas de defensa y seguridad nacional, incluyendo a Altegrity, Boeing, Implant Sciences Corp., General Dynamics, L1 Identity Solutions y TASC Inc.
En la Casa Blanca, uno de los miembros más nuevos del personal del Consejo Económico Nacional es Michael Catanzaro, ex cabildero registrado que trabajó para Boeing y Halliburton.
Justin Mikolay, de Palanatir Technology, excabildero principal de la compañía, quien trabajaba para ganar miles de millones de dólares en contratos del Ejército, fue nombrado discretamente para servir como asistente especial en la Oficina del Secretario de Defensa.
Varias personas designadas están asociadas con SBD Advisors, una empresa de consultoría que anuncia su capacidad para facilitar “compromisos entre los sectores de tecnología y de defensa”, y es asesorada por un equipo de alto perfil de ex líderes gubernamentales, entre ellos el ex presidente del Estado Mayor Conjunto, el ex embajador Mike Mullen, y el ex director de operaciones de la Agencia Nacional de Seguridad Ron Moultrie.
El gobierno de Trump es el “complejo militar-industrial personificado”, dijo William Hartung, director del Proyecto de Armas y Seguridad del Centro de Política Internacional. Hartung señaló que mientras la administración lleva al gobierno a funcionarios de la industria armamentista, también exige un aumento gigantesco en el gasto militar y parece interesada en escalar los conflictos en Siria y Yemen.
“En resumen, las propuestas de Trump son el sueño dorado de cualquier vendedor de armas hecho realidad”, dijo el especialista.