El temor se volvió a sentir en la capital rusa. Las primeras horas de este martes, la conmoción sacudió a los residentes del suroeste de Moscú, cuando ocho drones fueron interceptados justo encima de sus objetivos.
Se trata del ataque más intenso que ha tenido lugar en Rusia desde el inicio del conflicto en Ucrania en febrero de 2022.
Para Putin, se trata de una respuesta al reciente bombardeo ruso contra el cuartel general de los servicios de inteligencia militar ucranianos, aunque Kiev no dio parte de un ataque contra este edificio. “Kiev eligió el camino de la intimidación de los ciudadanos rusos y los ataques a los edificios residenciales. Nos preocupan los intentos de provocar una respuesta de Rusia. Parece que eso es lo que Ucrania quiere... Veremos qué hacer al respecto”, dijo.
Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores advirtió de las consecuencias de esta incursión. “Rusia se reserva el derecho de tomar las medidas más severas en respuesta a los ataques terroristas del régimen de Kiev”, fueron sus palabras. “Las garantías de los funcionarios de la OTAN de que el régimen de Kiev no atacará profundamente en territorio ruso resultan ser completamente hipócritas”, acusó.
Y aunque esta incursión en Moscú sólo causó dos heridos leves y daños menores, tuvo un impacto psicológico fuerte, y ha puesto de manifiesto una vez más las brechas de seguridad en la Federación Rusa.
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