Recientemente la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) advirtió que para aprovechar al máximo los beneficios del “nearshoring” son necesarias la transición a las energías renovables y la mejora de la gestión del agua, dos temas que enfrenta México y que no se vislumbra una intención política para un cambio de rumbo en el corto plazo.
Por una parte, México enfrenta una crisis hídrica en la mayoría de los estados del país, el gobierno de Sonora es uno de los que ya declaró emergencia por escasez pero el oficialismo sigue negando la realidad.
Por otra parte, tenemos a Pemex, una empresa que va en picada, tomando en cuenta la baja en las calificaciones por el financiamiento de Dos Bocas y las malas decisiones tomadas en este sexenio. Alrededor de 90 mil millones de pesos en impuestos es la cantidad que se estima que el gobierno ha decidido condonar a Pemex.
A pesar de lo estruendosa que puede sonar esta cifra que dejará de recaudar Hacienda, aún se encuentra lejos de poder cubrir la deuda con proveedores que asciende a 359.8 mil millones de pesos, según el propio reporte financiero de la petrolera mexicana.
Sin duda, el aumento en 27.5% de esta deuda, que se registró el año pasado y que la posiciona como la más alta en la historia, confirma el momento de crisis que atraviesa Petróleos Mexicanos.
Pareciera que el Gobierno Federal es el único que no es consciente de la situación de Pemex, porque, para variar, se encuentra alistando la compra de una terminal de almacenamiento de combustible en Tuxpan, conocida como Servitux y propiedad del fondo de inversión estadounidense KKR.
No obstante, el único riesgo de la compra de esta terminal no es el financiero, a pesar de los 6 mil millones de pesos que costaría, sino también hay un latente peligro en temas medioambientales y de seguridad.
Dentro del entorno de corrupción en que entró en operaciones esta planta, se encuentra un levantamiento estructural descuidado y riesgoso en los tanques de almacenamiento de combustible, del que varios medios dieron fé, y que llevó a la clausura de esta terminal en mayo de 2021.
De concretarse la compra de esta planta, quedaría aún más claro que, hoy por hoy, Pemex se encuentra lejos de ser esa empresa pilar de la economía mexicana. Es más, pareciera que se hace todo lo necesario para empeorar la situación.
¿Por qué no hacer caso a las recomendaciones de la OCDE, que recientemente señaló las oportunidades que existen en nuestro país respecto a las energías renovables y el nearshoring?
Es necesario un cambio de rumbo para poder aprovechar los beneficios de contar con Estados Unidos como nuestro principal socio comercial, México y el mundo entero requieren transitar a las energías limpias, el momento es ahora.
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