Es muy visible la narrativa inamovible del presidente Andrés Manuel López Obrador contra el Poder Judicial, pero lo que no se ve es que forma parte de una estrategia para desacreditarlo y demolerlo.
Dicen los que saben que comenzó una campaña en redes sociales y con columnas de las plumas a su servicio para denostar a los ministros de la Suprema Corte de Justicia, jueces y magistrados.
Siguió con una instrucción al senador César Cravioto para que invitara a la presidenta de la Corte, Norma Piña, para debatir sobre los recortes presupuestales y la extinción de fideicomisos, pero que en realidad tenía como objetivo emboscarla.
Siguió con la orden a las cámaras para no modificar ni una coma a la iniciativa del Ejecutivo en la materia, y que diputados y senadores hicieran todo para que los 15 mil millones en fideicomisos del Poder Judicial, regresaran al gobierno federal.