En fechas recientes, un grupo de paleontólogos descubrió en el Ártico una especie que se “arrepintió” de la vida terrestre y regresó a las profundidades del mar. Se trata del Qikiqtania wakei, uno de los parientes más cercanos conocidos de los vertebrados con extremidades, pero con características adaptadas a la vida marina.
El estudio de esta especie hasta ahora desconocida arrojó que poseía escamas, una aleta “enterrada” en su cuerpo y se alimentaba como un depredador. También tenía un hueso húmero tal como la parte superior de nuestro brazo, pero con características distintas a las de los mamíferos. Comúnmente, en las especies acuáticas, este hueso cuenta con una cresta prominente en la parte inferior y un conjunto característico de protuberancias donde se unen los músculos que les sirve para sostenerse en el suelo bajo el agua. Sin embargo, en el caso del Qikiqtania wakei, su húmero carece de dichas crestas y su forma es estrecha y con forma de boomerang, mientras que el resto de la aleta es de mayor tamaño y tiene forma de remo; características que hicieron pensar a los especialistas que esta especie se adaptó de la tierra al océano.
“Mientras que otros tetrápodos primitivos jugaban al borde del agua, aprendiendo lo que la tierra tenía para ofrecer, Qikiqtania estaba haciendo algo diferente. Su húmero es verdaderamente diferente a cualquier otro conocido. Mis colegas y yo creemos que Qikiqtania se había alejado de la orilla del agua y evolucionó para vivir, una vez más, fuera del suelo y en aguas abiertas”, explicó Thomas A. Stewart, uno de los investigadores a cargo del descubrimiento.
El grupo de paleontólogos publicó sus hallazgos en Nature, en donde también especificaron que existió cerca del origen de los vertebrados con extremidades que dieron paso a todas las formas de vida en tierra, en un tiempo en que el Ártico era un ambiente cálido con ríos y arroyos, lo que reafirmó su hipótesis de que esta especie “volvió” a las profundidades.
Si bien la evolución es un proceso complejo, el descubrimiento de este fósil ofrece una perspectiva más amplia de los cambios que presentan las formas de vida, y ejemplifican los caminos caprichosos que esta puede tomar.