Con la propagación del nuevo coronavirus y su impacto alrededor del mundo, surgieron todo tipo de estadísticas que buscaban medir, de formas más o menos precisas, el alcance de la peor crisis sanitaria en los últimos cien años.
En realidad, la enorme cantidad de datos pueden conducir a una mala interpretación de un fenómeno tan complejo como lo es la pandemia de Covid-19.
Michael Blastland, experto en comunicación de riesgo y autor de diversos libros sobre interpretación de estadísticas, señaló en una entrevista con la BBC que los datos sobre Covid-19 deben ser tratados “con extremo cuidado”, y que incluso cifras que parecerían ser fáciles de registrar como los fallecimientos, representan un reto para los gobiernos que no pueden asegurar estar contando el 100% de los decesos.
La pandemia de Covid-19 ha traído una lluvia de cifras y mediciones que pueden utilizarse para probar o tratar de explicar fenómenos que escapan de los hechos medibles; el problema radica en que las interpretaciones hechas sin rigor y contexto generalmente suelen ser incorrectas, confusas, o llanamente una mentiras deliberada.
En el caso del nuevo coronavirus las cifras han sido utilizadas para comprobar la eficiencia de respuesta de los gobiernos, cuando en realidad sólo apuntan a hechos objetivos y que dependen de múltiples variables que deben considerarse para una interpretación sólida.
Por ejemplo, no es lo mismo medir la letalidad, que la mortalidad, los decesos acumulados o su ocurrencia diaria, ya que cada parámetro indica una dimensión diferente de la enfermedad sin desmentir a los otros; por tanto, la interpretación completa debería tomar estos cuatro aspectos y evaluar, en medida de los posible, los factores que intervienen en cada uno.
Decir que “México no ha superado en muertes a Italia” porque la mortalidad o la letalidad así lo indica, es ignorar al menos otros dos parámetros que demuestran lo contrario. Además, hay que tomar en cuenta que estas cifras sólo ofrecen una cara del fenómeno, por lo que es imposible trazar una comparación real más allá del hecho contundente, es decir el número total de decesos.
En el campo de la estadística existen desde la manipulación de la información, hasta los errores “inocentes” y las mentiras planas en donde los datos son acomodados para contribuir a una percepción errónea de la realidad. Todo estudio puede hacerse a medida, e incluso con los parámetros que convengan para encontrar un resultado que se ajuste a cada discurso, el caso de la pandemia por Covid-19 no es la excepción.
La cultura de los datos abiertos y una formación sólida de control ciudadano son las mejores herramientas para combatir la infodemia de las estadísticas elásticas.