“Las personas que viven en zonas bajas, ¡vámonos!”, anunció el personal militar la tarde de ayer cuando se alertó sobre el desbordamiento de otra presa en Tula de Allende, Hidalgo. Hoy, las calles se encuentran bajo aguas negras.
Luego de la tragedia ocurrida el martes en el Hospital de la zona en donde se registraron 17 muertes por la falla eléctrica de los equipos que los mantenían con vida, autoridades locales decidieron evacuar Tula tras el reporte de que una presa había reventado y que podría rebasar los niveles de agua que se registraron en la última inundación.
El gobernador de la entidad afectada, Omar Fayad Meneses, se comprometió a investigar lo que se debe de mejorar en el protocolo de alerta a la sociedad para situaciones como la ocurrida la noche del lunes y madrugada del martes en ese municipio.
Esta tarde, Fayad recorrió las calles afectadas, señalando que las afectaciones son principalmente en la parte agrícola.
En su cuenta de Twitter, el gobernador aseguró que hay refugio para todos los que lo necesitan, en los que se brindarán todas las atenciones que las familias damnificadas requieran.
“Se habilitó un albergue en el Auditorio Ejidal para atender a las familias afectadas; contando con todo lo necesario para brindar apoyo ante esta emergencia provocada por un fenómeno natural”, escribió.
Incluso mostró que también las mascotas atrapadas están siendo rescatadas y llevadas a albergues.
Pese a que gracias a la evacuación inmediata no se han reportado pérdidas humanas, medios locales han reportado pérdidas millonarias, pues comerciantes y habitantes del centro de Tula perdieron todo su patrimonio.
Ante esta situación el presidente Andrés Manuel López Obrador comunicó que se realizará un censo casa por casa para brindarles apoyo a todas las víctimas de las inundaciones.
Recordó que este tipo de ayuda ya se ha realizado en Chiapas y Tabasco y se está haciendo en Veracruz e Hidalgo mientras se prepara para apoyar a Jalisco, Nayarit, Colima, Michoacán y Tula.