Llegó feliz. Los resultados de las elecciones del domingo o tal vez su gira por el sureste mexicano, lo habían alegrado. “¡Buenos días!”, soltó, y siguió el saludo con una canción: “Buenos días, su señoría, matatero, tero lá”, coreó. Pero la celebración fue diferente, mínima.
Luego de las exposiciones de los temas comunes de los lunes, los precios de los combustibles, de la canasta básica, avances en el Tren Maya y hasta un informe del gobernador de Yucatán, Mauricio Vila, el presidente Andrés Manuel López Obrador se entregó a los cuestionamientos de la prensa.
Pero los temas de reporteros locales fueron primero. Cuando llegó la hora, su ánimo pareció disminuir.
“Bueno, pues felicitar a la gente que participó ayer, a los ciudadanos, en Coahuila, en el estado de México, porque ejercieron su derecho a elegir libremente a sus autoridades”, comenzó.
PUEDES LEER: Ni siquiera Atlacomulco pudo mantener el PRI
Resaltó, sin mayor interés, que no ha hablado con los triunfadores, la exsecretaria de Educación Pública, ni con Manolo Jiménes, de la alianza Va por Coahuila, pero que habrá tiempo para hacerlo.
Sin embargo, más adelante, se lanzó en favor de Delfina Gómez de quien dijo es una persona honesta, “muy humana”, “íntegra”, pero que fue víctima de una campaña para tratar de desprestigiarla por “supuestamente un mal manejo en nóminas, puras mentiras”, resaltó López Obrador.
En su desganada felicitación, el mandatario reconoció los avances de Alfredo del Mazo al frente del estado de México, sobre todo en torno a lo que transporte público se refiere, pero advirtió que hace falta más y que se seguirá trabajando.
SIGUE LEYENDO: