El amparo que supuestamente llevó a la Secretaría de Educación Pública a frenar la implementación del nuevo plan para la educación básica (que dicho sea de paso es la esencia del desarrollo de un país) y sin quejarse mucho; en realidad sólo fue la puerta de salida para el embrollo en el que estaban metidos en la dependencia.
Resulta que no tenían definidas, a estas alturas, ni las escuelas para implementar el plan piloto, ni los profesores entrenados y empapados en la nueva temática, vaya, ni un sólo libro de texto nuevo para este plan.
Dicen los que saben que este monumental fracaso fue una herencia de la ahora senadora Delfina Gómez y su equipo, pero ahora sólo le queda asumirlo como propio a la secretaria Leticia Ramírez.