La decisión  “bananera” de nombrar a Kushner

13 de Noviembre de 2024

La decisión “bananera” de nombrar a Kushner

Kushner

INTERCEPT_ | Los abogados del yerno de Donald Trump se preparan para una intensa batalla legal

Foto: Tomada de www.theintercept.com

›Los abogados del yerno de Donald Trump se preparan para una intensa batalla legal, pues una ley antinepotismo que data de 1967 prohíbe que un funcionario contrate a parientes. Jared Kushner tiene mucha influencia sobre el presidente electo, al grado de que la nominación de Mike Pence fue sugerencia del joven asesor.

Jon Schwarz

La intención de Donald Trump de colocar a su yerno Jared Kushner en un puesto de la Casa Blanca viola los estándares éticos y huele muy mal.

Una ley antinepotismo de 1967 establece que un funcionario del gobierno no puede contratar a parientes, “en la agencia en la cual sirve o sobre la cual ejerce jurisdicción o control”. Se dice que los abogados de Kushner se están preparando de alguna manera para argumentar que la Casa Blanca no es una “agencia” y, por lo tanto, Trump puede hacer lo que quiera, pero probablemente están equivocados y sin un cambio en la ley el nombramiento de Kushner podría derivar en litigios dirigidos a expulsarlo de la función pública.

Y, dejando de lado el aspecto legal, un líder mundial que convierte a su yerno en uno de sus principales asesores genera un ambiente extremadamente espeluznante, porque bien podría haber salido del Manual del dictador del Tercer Mundo. El yerno de Raúl Castro ha trabajado para él durante décadas y ahora dirige los negocios militares cubanos. El yerno de Saddam Hussein fue quizá su principal representante y supervisó sus programas de armas de destrucción masiva durante los años 80. Más atrás, el yerno de Benito Mussolini fue su ministro de Relaciones Exteriores (hasta que Mussolini lo ejecutó).

Además, como el gran inversionista en bienes raíces que es, Kushner también traerá consigo conflictos de interés tan flagrantes y casi tan laberínticos como los de Trump. Claro, Kushner podría vender todos sus activos y poner su dinero en un fideicomiso, pero, como en el caso de Trump, la ley no lo obliga a hacerlo, y Kushner parece no tener ninguna intención de tomar ese camino.

Como informó recientemente el New York Times, durante toda la campaña presidencial Kushner negoció un acuerdo con Anbang Insurance Group, un conglomerado financiero chino que probablemente tiene vínculos con la cúpula política del país. Apenas días después de la victoria de Trump, Kushner comió con los ejecutivos chinos de la compañía, una celebración en la que gastaron dos mil 100 dólares sólo en vino. Sin embargo, cuando el gobierno chino se puso en contacto con la Casa Blanca de Obama para expresar su descontento por la llamada de Trump al presidente de Taiwán después de las elecciones, la administración no transmitió las noticias al equipo de seguridad de Trump, sino a Kushner.

Según el Times, Kushner también desarrolla departamentos de lujo con inversionistas chinos y ha recibido préstamos de un banco israelí investigado por el Departamento de Justicia por ayudar a estadunidenses ricos a evadir impuestos.

›Si Kushner se une a la administración de Trump, tendrá que revelar detalles de su situación financiera y su patrimonio. También deberá alejarse de la toma de decisiones que tendrían un “efecto directo y previsible” en sus finanzas.

Además, el abogado de Kushner ha dicho que se desprenderá de “activos sustanciales”, los que aparentemente incluirían su participación en el edificio en el 666 5th. Avenue, el buque insignia de su compañía y el tema del acuerdo con Anbang.

Pero eso podría ser en gran parte cosmético, ya que los otros propietarios de la compañía son miembros de la familia de Kushner y la propia empresa no venderá su participación.

Todo esto es importante porque Kushner podría ser la voz más influyente para Trump. Antes de las elecciones, el Times se refirió a Kushner como el “director de campaña de facto” de Trump, y un asesor del presidente electose refirió a él como quien toma la “decisión final” en el círculo íntimo, a pesar de que Kushner no tenía título oficial.

Kushner parece tener el poder de persuadir a Trump para revertir decisiones importantes. Después de que Trump le pidiera a Chris Christie que fuera su compañero de fórmula, Kushner lo alentó a rescindir la oferta y elegir a Pence en su lugar. Más tarde, cuando Trump sorprendió al mundo con una victoria en las elecciones, Kushner lo convenció de despedir a Christie como encargado de la transición y que colocara en la posición a Pence.

Esto no debería sorprender a nadie dado que Kushner es una versión en miniatura de Trump. Al igual que su suegro, Jared hizo su fortuna en el negocio inmobiliario y no es particularmente talentoso en nada, pero tiene un gusto excepcional por el poder y la venganza personal.

El padre de Kushner, Charlie Kushner, un exitoso desarrollador, donó 2.5 millones de dólares a Harvard en 1998 cuando Jared estudiaba la preparatoria. Poco después, Harvard lo admitió a pesar de que, como dijo un empleado de la preparatoria de Kushner, “ni su desempeño ni su promedio lo justificaban. Pensamos que era seguro que no lograría entrar”. Después de Harvard, Kushner fue admitido en la facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York. Coincidentemente, su padre había donado recientemente 3 millones a la NYU y rentado el edificio de sus oficinas a una tarifa más baja de la del mercado.

El padre de Kushner también se convirtió en un importante inversionista de los políticos del área, donando más de 1.4 millones a los demócratas de Nueva Jersey como los senadores Jon Corzine y Frank Lautenberg y al senador Chuck Schumer de Nueva York. Hillary Clinton cenó en la casa de Kushner después de haber ganado su asiento en el Senadao por Nueva York en el año 2000.

›Pero en 2005, Charlie Kushner se declaró culpable de evasión de impuestos, manipulación de testigos y donaciones en campañas ilegales. La manipulación del testigo implicó la contratación de una prostituta para que sedujera a su cuñado y fotografiarlos teniendo relaciones sexuales. ¿Quién fue el fiscal en el caso? Chris Christie. El hecho de que Kushner haya marginado a Christie dos veces sugiere que no tiene reparos en usar el poder para arreglar los resentimientos de la familia.

Con su padre en la cárcel, Jared Kushner se hizo cargo del imperio inmobiliario de la familia. En 2007, poco después de que Charlie Kushner fuera liberado, la familia compró el 666 de 5th Avenue por mil 300 millones de dólares, en su mayoría prestados. En 2011, Jared Kushner trató de convencer a uno de los acreedores de la familia de que condonara la deuda. El acreedor declinó la propuesta.

En ese entonces, Kushner también poseía el New York Observer, un semanario avocado en gran medida a la crónica obsesiva del estilo de vida de los más ricos y famosos de Manhattan. En otra inquietante vendetta, Kushner exigió que sus reporteros atacaran al acreedor; lo que Kushner quería que escribieran no era cierto.

Al igual que Trump, Kushner ha sido un casero terrible, acosando a sus arrendatarios que pagaban rentas congeladas obligándolos a dejar sus propiedades y subir el alquiler de sus departamentos.

Kushner también tiene una inusual amistad con Rupert Murdoch, quien tiene 50 años de edad. Murdoch y su entonces esposa Wendi son aparentemente responsables de que Kushner se casara con Ivanka Trump, ayudándolos a retomar la relación después de haber salido por varios años y luego terminado el noviazgo.

Cuando Trump se mostró afable con antisemitas en Twitter, Kushner, quien es judío, lo defendió. Uno de sus empleados en el Observer escribió: “Por favor, no sea condescendiente conmigo y finja que no ve la imagen de una estrella de seis caras cuando es sobrepuesta a billetes y se vincula a acusaciones de deshonestidad financiera. Se lo pregunto, no como un periodista acusatorio o liberal, sino como ser humano: ¿cómo es que permite esto?

pie Jared Kushner, yerno del presidente electo Donald Trump, entra al vestíbulo de la Trump Tower, el 18 de noviembre de 2016 en Nueva York.

perfil. Jared Corey Kushner tiene 36 años y es el principal accionista de una empresa inmobiliaria; también es dueño del semanario The New York Observer.