Pues en el territorio de la carnita asada, la volatilidad electoral es trepidante. En un periodo muy corto el panorama ha cambiado y Movimiento Ciudadano se ve como el gran favorito para gobernar Nuevo León. Según la última encuesta publicada por Reforma, Samuel García dio un salto de 24 puntos de marzo a abril para colocarse al frente de las preferencias electorales. Lo que parecía imposible está sucediendo, por segunda ocasión Nuevo León quedará en manos de un personaje que poco sabe de políticas públicas pero que ha logrado colarse en el gusto de la ciudadanía por el simple hecho de ser chistoso.
Samuel García no saltó a la fama en el marco del proceso electoral, lo hizo a través de penosos incidentes que dibujan a la perfección al personaje: actitudes machistas, superficialidad, ignorancia y corrupción son sólo algunos de lo matices que dan forma al hoy candidato.
La elección en Nuevo León ha estado llena de altibajos y tropiezos, de escándalos y guerra sucia. Lo que parecía un choque de trenes en el norte del país, hoy es apenas un pleito de chamacos que dista mucho de ser un escenario político envidiable.
Con Samuel a la cabeza, Nuevo León nuevamente queda marginado del escenario político nacional, para convertirlo en un estado vaquero que tendrá que lidiar, nuevamente, con sus propias decisiones políticas.
›Los esfuerzos hechos por los otros candidatos no han logrado mantenerlos como punteros, no supieron como atrapar al electorado y construir un diferencial suficiente que inclinará la balanza en su favor.
Clara Luz Flores pagó caro el pecado de haber asistido un curso y denunciar a un comediante; y Adrián de la Garza no supo o no pudo regresarle las glorias al priismo norteño, aun cuando en días recientes presentó información que vinculaba directamente a Samuel García y a su familia con el crimen organizado.
Es muy difícil entender cómo los sectores más populares del estado podrían regalar su voto a este exgolfista, de la misma manera que resulta inexplicable como el G10 podrá hacer una gestión eficiente para mantener a Nuevo León como uno de los polos de desarrollo nacional.
Al electorado neoleonés poco le importan los nexos con el narcotráfico, el paraíso facturero que ha construido la familia García y su machismo rampante, lo que verdaderamente llamó su atención fue la actitud de influencer de Samuel y su familia.
La estupidez no es folclor, el voto debe asumirse con responsabilidad; la incipiente democracia que hemos construido ha costado sangre, sudor y lágrimas, y cada vez que damos oportunidad a que personajes de estas características lleguen al poder, acertamos nuevamente un golpe a la consolidación política de México.
Soy anti Samuel García, y no por la persona, sino por lo que representa: machismo, corrupción y superficialidad. Nuevo León está a pocas semanas de pasar de tener un candidato a un gobernador fosfo fosfo, ¡allá ellos!